Zombie Queen

Mediodía, En el puerto dos días después,-II:

II.

Desde afuera, se oían gritos y rugidos provenientes del barco.

— ¿Acaso hay animales dentro del barco?, que carajos está pasando—exclamó Rick mirando el barco.

Lance se quedó callado, esperaban que fueran animales. Luego, los gritos de los pescadores se mezclaron con aquellos grotescos sonidos. Y cuando el sonido se empezó a sentir más cerca, cuerpos de hombres caían desde gran altura y se golpeaban en la arena. Lance corrió en su rescate.

—Que paso, que había adentro.

El pescador gemía y lloraba, se había torcido la muñeca. —Tenemos que huir, hay algo horrible adentro, son cosas…eran humanos ahora son…cosas, muerto que caminan.

—Deja de hablar estupideces, no me digas que son, ¿zombies?, ¿muertos vivientes?

—NO, son algo peor. Parecen venir de otro mundo.

Ahora los hombres corrían, excepto Rick. Lance se quedó detrás de él.

Cuando se asomaron esas cosas desde lo alto, Rick se colocó la mano en la frente. —¿Qué mierd..

Y saltaron. Había cuerpos putrefactos moviéndose, arrastrándose, deslizándose como serpientes para atrapar a sus presas. Algunos lograban pararse y correr, pero cuando lo hacían caían al suelo rompiéndose las piernas.

Uno estaba muy cerca de Rick, y le aplastó la cabeza con su bota. El sonido al romperse el cráneo fue como un chillido dentro de aquella cabeza, y como romper una maseta. Un líquido blanco se esparció y ensució su bota. Mientras tanto, otras criaturas se movían muy cerca de ellos.

— ¡Tenemos que irnos!—gritó Lance jalando a Rick del brazo. Entonces, mientras se voltearon, algo salió del cráneo totalmente destrozado de aquella cosa. Un pequeño parásito con patas de color verde se movía hacia ellos, en su cabeza tenía varias membranas con un hoyo y varias cuchillas filudas, el cual debía ser su boca. Se subió por la pierna de Rick, pero él la sacudió y la lanzó al suelo, al ver que se retorcía la pisó. Esta vez sus botas quedaron totalmente embarradas en líquidos no humanos.

La gente del pueblo que quedaba cerca al puerto, miraban desde las ventanas de sus casas o en las calles, que los hombres corrían desesperadamente y gritaban que escaparan antes que llegaran.

Como siempre, las personas quedaron totalmente confundidas. A lo lejos veían llegar una horda de personas caminando lentamente.




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