Demons (libro 3. Batalla Final)

¿Existe?

Después de la conversación con Andras, Lil había quedado muy triste y no sabía exactamente por qué, pues su situación no había cambiado. Bastiel e incluso Anjari, percibieron esto, pero mientras Anjari no hizo conjeturas, el primero enfureció con Andras preguntándose qué podía haberle dicho aquel infeliz. No obstante, se aplicó a distraerla y en breve estaba sacándole sonrisas.

 

  • ¡Zenda! – exclamó Lil cuando la chica se acercó – ¿Dónde te habías metido?
  • Estaba con mis hermanos – le dijo ella y Lil se sintió apenada, pues no había preguntado por ellos – No te preocupes, están bien y creo que esta noche o mañana a más tardar, podremos regresar a casa.
  • Me alegra mucho que estén bien. Y antes de que se marchen, me gustaría…
  • Lil – escuchó y se giró

 

Quien se acercaba era Eliel en compañía de Dev, Kelly y otros chicos a los que Lil ya conocía o había visto.

 

  • Eliel – dijo, pero él no contestó así que ella se giró por completo

 

Sin embargo, Eliel tenía todo el aspecto de haber sido alcanzado por un rayo y de hecho Lil pensó que iba a descomponerse mientras que la mitad de los presentes estaba riendo.

 

  • Barbi – dijo Bastiel – Virgil te ha dicho que no juegues con esos bonitos rayos dentro de la casa
  • Y no fui yo – dijo una chica de cabellos blancos como la nieve – Seguro que fue Theli – agregó riendo

 

Como Lil aún no se acostumbraba del todo al carácter de aquellos chicos, y como para ella era evidente que algo le sucedía a Eliel, dio unos pasos hacia él, aunque se detuvo cuando comenzó a experimentar una sensación muy parecida a la que sentía cuando veía a Heylel, pero como no era él sino Eliel, y estaba segura que no podía hacerla sentir aquello, se preocupó.

 

  • ¡Ey! Despierta Eli – le dijo Dev a su hermano, pero fue Kamiel quien como de costumbre y con sus delicadas maneras lo haría regresar
  • ¡Por la espada de Lucifer! – dijo Eliel, y aunque había exaltación en su tono, casi lo había susurrado – Juro por lo visto y lo vivido, que jamás había estado en presencia de una criatura cuya hermosura es un canto a la perfección – dijo mirando a Zenda, y mientras la chica bajaba la mirada, Lil elevaba las cejas – ¡No! – exclamó Eliel acercándose y sujetando las manos de Zenda – Te suplico por favor que no me prives de poder contemplar la luminosidad de tu mirada o serás responsable de mi eterno abatimiento – continuó y Zenda lo miró de nuevo – Gracias. Si pudiese morir, este sería el momento perfecto, porque nunca veré nada…
  • Eliel – escucharon, y todos los que habían estado divirtiéndose con aquel melodramático discurso, se giraron, pero el directamente aludido no se dio por tal
  • …más hermoso – continuó –  Yo soy Eliel, hijo de Araxiel, y desde hoy…

 

Sin embargo, nadie se enteraría cómo finalizaba aquello, porque el chico desapareció.

 

  • Voy por agua o estoy seguro que sufriré un coma diabético – dijo Galiel con humor
  • Yo siento como si me hubiese tragado una tonelada de azúcar y voy a sacudir a Eliel en cuanto regrese
  • No los escuches, linda – dijo Bastiel – ninguno de los dos tiene idea de lo que es la delicadeza y…
  • ¿Delicadeza? – preguntó Kamiel – Ese infeliz no estaba siendo delicado, sino…
  • No puedes hablar de lo que no conoces, Kamiel – dijo Sara
  • Y ciertamente Galiel sí sabe lo que es la delicadeza – dijo otra chica a quien Lil no conocía

 

Mientras ellos discutían, el causante del alboroto parecía haber despertado de un sueño y miró a Heylel con los ojos muy abiertos.

 

  • ¡Tío, acabo de tener la experiencia más…! ¡Auch! – exclamó cuando Heylel lo golpeó en la cabeza – ¿Por qué fue eso?
  • Escúchame bien, Eliel –le dijo – Cadmariel es una maravilla, pero hazle algo a uno de sus descendientes y verás lo pronto que estarás deseando morir
  • ¿De qué hablas, tío? – preguntó y Virgil se frotó la frente
  • Sé que no eres estúpido, Eliel. Esa chica a la que mirabas como si nunca hubieses visto una y sabemos que has visto más de las que deberías, es hija de Cadmariel, así que olvídate de ella.
  • Pero tío…
  • ¡Es una orden, maldición!

 

Eliel no era Dev, pero tampoco Kamiel, así que no iba por ahí causando caos como el menor, pero tampoco era propenso a seguir todas las órdenes que se le daban como su hermano mayor, así que se marchó sin discutir, pero derecho a buscar a Zenda.

 

  • Sabes que pierdes el tiempo y que mi hijo va camino a El Parque ¿no?
  • ¡Pues haz algo!
  • Virgil, lo único que podría hacer es enviarlo de una vez a El Parque ahorrándonos así el trámite del horroroso lío con Cadmariel, pero te recuerdo que gracias a ti y a tu desconfianza en la paciencia de los que somos padres, nadie puede enviar a los chicos a El Parque sin un motivo válido, y como el mencionado motivo aun no sucede, aunque sabemos que va a suceder, entonces estoy inhabilitado para hacer lo único sensato que se podría hacer.
  • ¡Largo! – le ladró, y como Araxiel sabía cuándo era mejor no forzar la paciencia de Heylel, se marchó riendo




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