Despierto por la mañana sintiéndome completamente cansada y agarrotada, siento los nervios a flor de piel y voy directo al baño, me doy una ducha rápida para después ponerme el único pants que viene en mi maleta y bostezar mientras lavo mis dientes.
El pants es completamente pegado, tiene una tela bastante elástica y suave junto con una blusa que me llega a la cadera y que tiene un gran escote, probablemente sea algún especie de ropa de entrenamiento, ropa deportiva o algo por el estilo, quizás debería ponerme alguna ropa distinta pero quiero estar cómoda.
Me siento totalmente irritada, demasiado para ser normal incluso cuando amanezco irritada y ese escote me molesta con todas mis fuerzas.
Me hago una coleta alta y me maquillo ligeramente dejando mi rostro casi al natural.
En fin, no me siento de humor hoy, solo voy a comer algo y me encerraré en mi habitación para evitar una discusión.
Bajo con rapidez las escaleras y encuentro a los chicos en el comedor todos juntos.
Todos ellos están comiendo lo que creo son cereales con leche pero no se dirigen la palabra, ni siquiera se miran, solo mantienen la mirada fija puesta sobre sus platos.
-Hola- saludo normal acercándome a la mesa y sentándome al lado de Alberth para tomar un plato y comenzar a servirme cereal del mismo modo.
Alberth alza la mirada y me mira de arriba para abajo haciéndome fruncir la boca al ver la burla en sus ojos.
-¿Quién mierda empaco esa ropa?- pregunta con una pequeña risa y me cruzo de brazos fulminándolo con la mirada.
-¿Acaso insinúas que me miro mal?- pregunto molesta.
Odio que no sean directos con lo que tienen que decir.
Alberth suspira.
-Por supuesto que no, solo digo...-
-Que me miro como una puta ¿Es eso?- pregunto levantándome de la mesa furiosa y señalándolo con molestia.
Alberth me mira completamente extrañado y alza las manos al aire.
-Pero Dios yo no he dicho eso...- se defiende y yo le frunzo el ceño.
-Es lo que querías decir- gruño- Para tu información y por si no lo recuerdas Alberth, esta ropa ni siquiera es mía, así que si te molesta tanto mi apariencia ¿Por qué no vas y traes la ropa de mi casa?- le gruño.
Levid y Jack nos miran sorprendidos y ligeramente divertidos cuando Alberth saca el aire de sus pulmones.
-Dios, no entiendo a las mujeres- dice finalmente negando con la cabeza- Yo solo preguntaba que quien había empacado la ropa es todo...- sigue tratando de defenderse y de negar lo que realmente estaba tratando de decir.
-¡Pero con un doble sentido!- le grito molesta.
Alberth suspira y se sienta en la silla nuevamente.
-Bien, lo siento si esa fue la impresión que te dio pero te aseguro que no era así- me asegura tratando de tranquilizarme.
No sé qué es lo que me sucede, simplemente me siento realmente irritada pero al escuchar sus palabras suspiro y vuelvo a mi lugar calmándome al instante.
-Bien- digo molesta sentándome de nuevo y tomando mi cuchara nuevamente.
Levid y Jack no me quitan la mirada mientras una sonrisa burlona se dibuja en su rostro y los miro con furia.
-¿Si?- gruño.
Levid automáticamente mira su tazón y sigue comiendo pero Jack suelta a reír.
Aprieto los puños.
-¿Y qué te resulta tan gracioso idiota?- le pregunto molesta y Jack sigue riendo.
-Ya decía que te habías tardado demasiado en mostrar tu actitud de mujer- habla despectivamente.
Levid y Alberth se quedan en total silencio mientras siento como la furia me llena las entrañas y el calor me irradia el cuerpo entero.
-¿¡Que mierda quieres decir con eso!?- gruño y él sonríe.
-Que todas las mujeres son iguales, hacen una tormenta en un vaso con agua, gritan por todo y joden por más- dice burlón.
Me levanto completamente furiosa y camino hacia Jack pero Levid me sostiene de los brazos y yo le gruño.
-¡No te metas en esto!- grito furiosa.
No sé qué expresión debo tener en el rostro pero Levid me suelta automáticamente y yo camino hacia Jack el cual sigue con esa asquerosa y repulsiva sonrisa burlona.
-¿Quieres que haga una tormenta en un vaso con agua?- le gruño con advertencia.
Jack me sonríe de medio lado en el momento que alzo mi mano para darle una bofetada pero en un movimiento rápido y totalmente delicado Jack toma mi brazo levantándose de la silla y recostándome en la mesa acercándose peligrosamente a mí, recostando todo su cuerpo contra el mío.
-Me encantaría- murmura juguetón.
Los hermosos ojos de azul turquesa de Jack me calan el alma mientras siento como la furia disminuye y el calor sube a mi rostro.
Jack esta justo encima de mí a la altura de mi rostro mientras yo me encuentro recostada en la mesa con las piernas ligeramente abiertas y puedo sentir su cadera pegar contra la mía.
Todo se queda en silencio mientras yo observo los labios de Jack como si estos fueran una trampa mortal, pero una mano se posa en su hombro y lo retira de un tirón.
-Ya déjala Jack- le gruñe Levid molesto.
Jack se aleja de mí ligeramente mientras yo sin poder hacer nada me quedo en el lugar donde estoy completamente aturdida.