Sangre Codiciada

IX

"La calma que precede la tormenta no es permanente...
Siempre puede seguirle una más fuerte."

 

         Por mucho que peleamos y nos resistimos a bajarnos del auto de Nadeem este no nos dijo nada más, para su suerte lo llamaron sus padres que lo necesitaban.

—Esos dos se traen algo y no parece ser bueno o por lo menos eso me pareció a mí. ¿Qué crees? —dije, desplomándome en la cama pensando en que podía estar pasando para que las cosas entre ellos estuvieran de esa forma.

         Había agarrado el peluche gigante de mono que tenía Lis, escondiéndome en él. Necesitaba respuestas a todo lo que estaba pasando, algo en mi interior decía teorías locas y sin sentido, era cómo si ambos escondieran el mismo secreto que de cierta forma los mantenía unidos, pero a su vez los separaba de una forma que hacía que se tuvieran ese odio sin sentido para mí.

—No lo sé, ellos siempre se llevaron mal… tal vez solo sea eso y te estés imaginando cosas —me dijo Lis, acostándose a mi lado, sin darle mucha importancia al asunto—. Nad siempre nos ha visto cómo sus hermanitas menores y nos ha sobreprotegido mucho. Tal vez solo es eso, que no le gusta que Cristian, que llegó de la nada, siempre esté detrás de ti sin ser claro en lo que quiere para luego desaparecer por días…  Y Cristian bueno tú sabes que el jamás fue muy suavecito, siempre hace lo que sea para molestar a Nad y lo sabes.

—No es eso Lis, ahí hay algo más, las cosas que dijeron y la forma en la que se miraban era distinta a las demás peleas… —Los conozco mejor que nadie, aquello no parecía ser la misma pelea de niños de siempre, había algo que no me dejaba tranquila…

         Algo bien gordo ocultaban, algo que no parecía bueno y que ninguno me dijera nada al respecto solo lo hacía más sospechoso.

—Tu sabrás… tu conoces ese lado de ellos mejor que yo —dijo, sacándome el peluche para quedar frente a frente.

—¡¡¡Dame!!! ¡Dame el muñeco! ¡Lo necesito! —le reclamé entre risas hasta quitárselo. Cuando lo tuve en mis manos me volví a esconder en él—. La chica rara del otro día me dijo que había hecho una buena elección —susurré sobre la tela del peluche.

—Espera…  ¿qué?  —preguntó alarmada Lis tirando el peluche al otro lado de la habitación — ¿Cuándo hablaste con ella? ¿Qué hiciste ahora para que ella diga eso? —Se había sentado de golpe mirándome con los ojos abiertos e inclinada hacía mi exigiendo más detalles.

—Cuando iba caminando hacia ustedes… —le dije, sentándome con la espalda pegada a la pared mientras jugaba con una de las almohadas—. No he hecho nada, no he tomado ninguna decisión importante, nada que tenga que ver con ella… Eso no fue todo lo que me dijo… —susurré mirando mis manos, nerviosa por todo lo que venía a mi cabeza con esta situación.

—Habla que para ayer es tarde. Esa chica sí que no me da buena espina, esa si tiene algo raro  —Sentándose a mi lado haciendo que la mire para que termine de contarle todo con detalles cómo siempre.

—Después de decirme que era una buena elección me dijo que era peligroso y luego desapareció… No entiendo por qué si era una buena elección según ella también es peligroso, no tiene sentido alguno.

—La verdad no, pero esa chica es rara, un día aparece de la nada diciendo cosas sin sentido, luego desaparece y vuelve con lo mismo para volver a desaparecer… Creo que lo mejor será ignorar todo lo que diga porque ahora lo realmente importante fue lo que pasó anoche en tu casa y el resto de las cosas que han pasado en estos días, eso sí que es preocupante —Ella como siempre tenía un buen punto.

—No quiero hablar de eso… me da muchísimo miedo el solo pensar en eso. Ni Nad ni sus padres me aconsejaron llamar a la policía y a mis padres no les pienso contar nada, preocuparlos estando tan lejos solo sería crear otro problema —Al principio me había parecido extraño que me dijeran que no podía llamar a la policía, pero luego entendí que era lo mejor.

         Sentía como si estuviera en medio de una guerra de pandillas, mafias o que se yo, pero era algo serio. Nadie se mete a una casa la deja completamente al revés para luego volver a dejar todo en su lugar… cómo si no quisieran dejar evidencia de lo que sea que habían hecho en mi casa… Si hubiera sido un simple robo las cosas seguirían completamente destrozadas y desorganizadas.

         Luego de pasar horas hablando de las cosas que estaban pasando, solo hicimos tareas mientras cantábamos N.O de BTS porque ganas ningunas teníamos de hacerlas, pero remedio no quedaba… para nuestra suerte eran las últimas del high school.

—Voy a llamar a mis padres… a esta hora deben estar en el hotel —Para nosotras eran las once de la noche, pero para mis padres eran solo las siete de la tarde.

         El timbre sonó y sonó, pero nadie contestó. Volví a llamar repetidas veces a ambos celulares, pero no respondieron, algo raro en ellos. Les dejé cientos de mensajes, pero nada.

—¿Siguen sin responder? —preguntó Lis entrando a la habitación con dos tazas de té verde.

—Si, les he llamado más de veinte veces a cada uno y nada… Perdí la cuenta de cuantos mensajes les mandé a ambos y al grupo que tenemos los tres, pero ni el visto me clavan… eso no es normal —dije ansiosa mientras seguía enviando mensajes a mis padres.

—Tranquila, seguro no es nada. ¿No me habías dicho que últimamente trabajan mucho? Seguro se tomaron un día para descansar lejos de todo y de todos, dales tiempo. A parte… ¿no que la última vez que hablaron se calló la llamada? Seguro es eso, deben estar en un lugar sin señal —me dijo Lis, entregándome la taza en un intento de que me calmara.

—Ojalá sea solo eso… ya a estas alturas cualquier cosa me parece posible… esperaré a que sean ellos quienes me llamen —Acepté, tomándome el té de una—. ¡¡¡Ahhh!!! ¡¡¡Quemaaa!!! —dije sacando la lengua entre suaves jadeos que fueron acompañados por la risa de mi amiga—. ¡No te rías! —le reclamé molesta, cosa que solo le provocó más risa y que levantara las manos cómo si fuera inocente.




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