Una dulce mentira

Capítulo 4 Un buen consejo

Estoy muy nerviosa. No sé si sea correcto aceptar esta descabellada proposición. Sigo dudosa a pesar de la grosera cantidad que reflejada en el documento.

<<Necesitas el dinero, Clarisa. Tienes que hacerlo por la abuela>>

Trago grueso.

Pego un respingo en el instante que tocan a la puerta. El señor Parker, gira la cabeza sobre su hombro y me observa con curiosidad. Luego fija la mirada en la puerta.

―Adelante.

Se da la vuelta y regresa a su escritorio.

―Buenas tardes, Dexter.

Se detiene a mi lado y le tiende la mano a su amigo para saludarlo.

―Buenas tardes, Declan, siéntate por favor ―señala con su mano la silla que está a mi lado―, agradezco que hayas venido tan pronto.

¡Madre mía! Es el abogado.

―Ella, es la señorita Clarisa Jones ―le aclara―. La mujer que se estará convirtiendo en la madre de mi hija.

El hombre se gira ara mirarme. Sonríe con amabilidad y me tiende su mano para que la estreche. Le devuelvo el saludo, pero lo suelto tan rápido como puedo.

―Es un placer conocerla, señorita Jones.

Asiento en respuesta.

Una vez terminan las presentaciones ocupa lugar a mi lado. Abre su maletín y le entrega una carpeta a su amigo, llámese a partir del momento en que firme el fulano documento; mi jefe. La otra, la deja delante de mí.

―Pueden abrir sus carpetas por favor y revisar las modificaciones que se realizaron en algunas de las cláusula ―hago lo que me pide―. Como podrán notar, en el punto seis, se agregó la nueva cifra acordada…

Interrumpo su disertación con un sorpresivo grito.

―¡Este no era el monto del contrato! ―exclamo aturdida. Abro los ojos como platos y clavo la mirada en los ojos azules del señor Parker―, creo que se cometió un error.

Mi futuro jefe entrecierra sus ojos y me observa con confusión.

―No veo ningún problema ―niega con la cabeza―. Estoy seguro que la cifra es correcta.

Parpadeo un par de veces para asegurarme que la vista no está jugándome una mala pasada y me estén haciendo ver doble. No obstante, sigue apareciendo la misma cantidad.

―Es el doble de lo que me había ofrecido.

El gesto de confusión desaparece de su rostro.

―Le dije que le pagaría el doble de mi oferta inicial si aceptaba el acuerdo.

¡Este hombre está completamente loco! Esta cifra no la vería ni en un millón de vidas. ¡Es una exageración!

―Bien, ya que todo está aclarado, continuemos ―me quedo atónita. Estos hombres se toman el asunto como si estuviéramos hablando de algo común y corriente. ¿Es así como los ricos discuten sus negocios? Como si estuvieran hablando de algunos centavos y no de miles de dólares―. El punto número doce, es la cláusula incluida a petición de la contratada.

Mi jefe toma su bolígrafo fino y firma el documento sin pestañear. Luego me mira de esa manera que envía escalofríos por toda mi piel y me tiende su bolígrafo para que proceda a firmar. Lo dudo por un momento, pero al recordar que la vida de mi abuela depende de esto, firmo sin rechistar. A partir de este momento soy la madre de su hija.

***

―Mami.

Giro la cara sobre mi hombro y observo a la pequeña Zoe. Va sentada en su sillita. El sujeto que nos acompaña y, que es el primo del hombre que me contrató, mantiene su mirada curiosa sobre mí.

―Dime, cariño.

Me quedo mirándola fijamente, detallando su precioso rostro ovalado. Nadie podría dudar que soy la madre de esta niña, es sorprendente el parecido entre las dos.

―¿Nunca más volverás a dejarme? ―trago grueso―. ¿Papi, tú y yo, estaremos juntos para siempre?

¿De qué manera puedo responder a esa pregunta sin romperle el corazón? Vuelvo mi rostro y me encuentro con la intensa mirada color mar de su padre; luego devuelvo la mirada hacia la pequeña.

―Te lo prometo, princesa ―no voy a perdonarme cuando me vea obligada a romper esta promesa―. Nunca más voy a alejarme de ti.

Sus ojos se anegan de lágrimas. No puedo evitar que los míos se humedezcan al verla llorar de felicidad.

―Gracias por volver, mami, te amo.

Mi corazón comienza a palpitar desenfrenado.

―Yo también te amo, Zoe.

Me acomodo en mi asiento y vuelvo a poner la vista en el camino. Mentir de esta manera me está partiendo el corazón. No sé cómo podré sobrellevar este asunto, pero puedo asegurar que no será fácil para ninguno de los involucrados.

Unos segundos después nos detenemos frente a mi casa.

―Mami, irá a buscar algunas cosas en esta casa, pero te prometo que regresaré pronto ―le explico a Zoe, para que no se ponga nerviosa―. Papi, esperará contigo mientras vuelvo.

La miro a los ojos y respiro profundo.



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En el texto hay: drama, amor, embarazo

Editado: 24.01.2023

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