0.5 Alma Aprisionada

Capítulo Uno

In The Beginning

 

Arrajin drakht. * 

Lyuzbelits’ heto.*

 

El primer cielo todavía se estremece por los acontecimientos de Luzbel y sus legiones, algunos ángeles lloran en silencio la caída de sus hermanos mientras que otros prefieren no hablar del tema, como si fuera episodio oscuro que manchaba su historia y la obra de Padre.

Los nombres de los rebeldes no se mencionan y el que fuera alguna vez el ángel más bello y amado por Padre ahora era conocido como Lucifer, pero él no había sido el único en ir contra los mandatos de ’Elohím. 

Pese a eso el Primero Cielo se mantiene tranquilo, el esquema celestial tardó años en volver a estar completo y como si fuese poco, con los primeros nacimientos celestiales el orden natural de las cosas había tomado un nuevo rumbo. 

Hace treinta y tres años celestiales vio la luz el primero de los ángeles nacidos, los detalles de su concepción y nacimiento aún eran un completo misterio para casi todos, pero ahí estaba, igual que los muchos que llegaron después de él, de quien se sabía el nombre pese a que pocos lo mencionan; no sabía a ciencia cierta el motivo y con el tiempo había dejado de sentir curiosidad por ese tema.

La historia celestial es compleja y tratar de entender todos los temas podría llevar a la avaricia de conocimiento.

Luego estaba ella, quien de entre todos los nacidos era un verdadero enigma. No sabía quiénes eran sus padres o el porqué de su cabello platinado, sus alas también poseían una luminosidad diferente a la del resto de sus congéneres.

Eran muchos, sin embargo, la mayoría del tiempo se sentía sola, como si algo le faltase y ella no pudiera siquiera explicar que era, sólo sabía que aun después de todo el entrenamiento no lograba conectar con los miembros de su legión.

El cántico de las aves llega hasta sus oídos y una leve sonrisa se asomó por sus labios, cerró los ojos para poder disfrutar aquella hermosa melodía hasta que el silencio volvió a instalarse. 

— ¿Por qué no estás con el resto de la legión? — Se sobresaltó al escuchar aquella voz, abrió los ojos para encontrar que su mentor la observaba con detenimiento. 

— Quería meditar un momento, señor, pero si me necesita puedo ir enseguida. 

— Está bien, mantener una mente ágil y enfocada puede servirte mucho en el campo. ¿Estás nerviosa? Será la primera vez que visites el lugar que Padre creó para los humanos. 

Casi con sorpresa observó a Mikhael acercarse hasta su sitio y dejarse caer en el suelo, justo como ella que tenía ambas piernas cruzadas una sobre otra. 

 — No lo estoy, señor. — La sinceridad era palpable en su voz, así como en su postura y gestos. 

— Puedes obviar esa palabra cuando estemos solos, de todas formas, todos saben que has estado conmigo desde antes de tu primer vuelo. 

— Aun así, no quiero influenciar pensamientos negativos. 

Él se río por lo bajo, pero ella no lo acompañó en el gesto, lamentablemente el mundo en el que vivían hembras y machos no eran tratados con el mismo respeto, lo cual es bastante contradictorio teniendo en cuenta que ambos; sin importar el género, eran hijos del mismo ser. 

— ¿A qué clase de pensamientos negativos te refieres?

— No quiero que consideren que soy muy joven para ir y enfrentar a los hijos de los caídos, o peor aún, que me temblará el pulso para acabar con ellos. 

— Nadie creería eso, eres la más destacada de todos.

— Lo harían, porque soy hembra, si fuese macho no dudarían ni un segundo que me gané cada avance con sangre, sudor e incluso lágrimas.

— Todos han sido testigos de ello, no he sido condescendiente contigo en ningún momento y jamás lo sería, por el contrario, te exigiré más que al resto porque creo en ti y sé que sin importar la prueba que te pongan enfrente podrás vencerla sin ningún problema a b…

— A base de mi terquedad. — Terminó la frase por él en tanto una pequeña sonrisa se asomaba en sus labios. 

— No podría haberlo dicho mejor, ahora levántate, iremos a entrenar.

— ¿Toda la legión?

— Por supuesto que no, solo nosotros, cuando termines ve a mi encuentro.

— Claro.

Jahziel sabe a la perfección donde va a estar porque él es un macho de rutinas establecidas, por años se cuestionó si aquello no era una desventaja, pero había aprendido al observar que, aunque la templanza era necesaria en ciertos aspectos también había experimentado en carne propia el poder de la disciplina.

Sintió a Mikhael alejarse de la misma forma en la que llegó, sin prisa y no fue hasta que sintió que el desapareció del todo que ella no soltó el aire que estaba reteniendo en sus pulmones y relajó los hombros dejando así que la tensión abandone su cuerpo.

Volvió a adoptar la postura anterior y cerró los ojos una vez más para dejar que sus sentidos se llenen de los magníficos sonidos que la rodeaban; desde el agua fluyendo a grandes raudales en una de las cascadas más cercanas, alguien tocando un instrumento musical de viento hasta el leve cantico de alguna ave posada en un árbol, incluso podía percibir como el viento acariciaba las hojas con sutileza formando un característico sonido de naturaleza viva.




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