20

El tiempo se arrastraba cuando esperabas algo, notó Junmyeon, suspirando para sí mismo.

—¿Algo está mal con tu café, Myeonnie?

Junmyeon miró su café intacto antes de sacudir la cabeza.

—Está bien —dijo, sonriendo a Sunmi. Ella estaba realmente enojada con él cuando lo había visto por primera vez (—¿Cómo pudiste desaparecer así? ¡Estaba preocupada, imbécil!), pero afortunadamente ella lo había perdonado.

—Solo estoy... —Junmyeon se retorció cuando ella le lanzó una mirada de complicidad.

—Oh, Dios mío —dijo ella, sonriendo—. Finalmente follaron.

La campana sonó.

—Yo... —dijo Junmyeon antes de darse cuenta de que los ojos de Sunmi estaban en otra parte.

—Mierda —murmuró ella, mirando algo detrás de Junmyeon—. Mira a ese Dios, Myeon.

Curioso, Junmyeon se volvió... Y se congeló.

Un hombre más alto estaba que el promedio estabajunto a la entrada, barriendo una mirada fría de ojos plateados alrededor de la cafetería. Su lcabello azul medianoche estaba peinado despreocupadamente hacia atrás y no hizo nada para suavizar el corte afilado de su mandíbula firme o el acero en su mirada mientras sus oscuros ojos se encontraron con los de Junmyeon.

Junmyeon trató de hacerse más pequeño.

—¡Te está mirando, Junmyeon! —Susurró Sunmi emocionada—. ¿Cómo eres tan afortunado? Primero Sehun y ahora...

—Es mi hermano —dijo Junmyeon con un suspiro, mirando con resignación cómo Chanyeol se dirigió hacia él.

Chanyeol estaba enojado. Podría parecer tranquilo y sereno, pero Junmyeon sabía que en realidad estaba enojado. No era que pudiera leer los pensamientos de Chanyeol. Nunca pudo, y, para su sorpresa, Junmyeon todavía no podía penetrar los escudos mentales de Chanyeol a pesar de sus capacidades telepáticas, que habían mejorado mucho. No es que se estuviera esforzando mucho.

Técnicamente, estaría cometiendo un crimen si lo hiciera.

Pero conocía a Chanyeol. No necesitaba leer su mente para poder decir que su hermano no estaba contento con él. Para ponerlo a ligeramente.

—¿¡Hermano?! —Sunmi exclamó justo cuando Chanyeol los alcanzó.

—Junmyeon —dijo Chanyeol con cuidado.

Junmyeon pensó que era la primera vez que Chanyeol realmente lo llamaba Junmyeon. No estaba sorprendido. Chanyeol podría ser un acosador de las reglas en casa, pero como Lord Canciller del Ministerio de Asuntos Intergalácticos, estaba bien versado en las costumbres de otros planetas y nunca haría algo que traicionara que no fueran humanos. Incluso la forma en que estaba vestido era impecablemente humana. Mientras Junmyeon no tenía esperanzas en la moda humana, Chanyeol llevaba un traje oscuro de aspecto caro que no era tan diferente de los que Sehun usaba.

Al pensar en Sehun, Junmyeon se asustó un poco. El almuerzo de Sehun iba a comenzar pronto. Sehun podría entrar en la cafetería en cualquier momento.

—Hola —dijo Junmyeon, tratando frenéticamente de decidir qué hacer.

Presentar a Sehun a Chanyeol sería una idea terrible. Pero no podía simplemente irse con Chanyeol. Junmyeon había prometido esperar a Sehun. Sin mencionar que Junmyeon tenía miedo de que si se iba con Chanyeol, nunca volvería a ver a Sehun. No lo dejaría pasar a Chanyeol para teletransportarlo a casa tan pronto como estuvieran fuera de la vista de los humanos.

Sunmi se aclaró la garganta y Junmyeon finalmente recordó sus modales.

—Esta es Sunmi, mi ex compañera de trabajo —dijo, gesticulando entre ella y Chanyeol—. Mi hermano, Chanyeol.

Mierda. ¿Debería haber inventado un nombre más humano para Chanyeol? ¿Suena Chanyeol lo suficientemente humano?

Chanyeol le lanzó una mirada de asombro, pero asintió cortésmente a Sunmi.

—Encantado de conocerte —murmuró.

Ella se sonrojó, tocándose el pelo y mirando a Chanyeol por debajo de las pestañas.

—El placer es todo mío —dijo ella, su voz sonaba un poco rara.

Por primera vez, Junmyeon entendió el significado de la vergüenza de segunda mano. Ya no estaba tan despistado en tales asuntos y podía ver que Sunmi se sentía atraída por Chanyeol.

Deseaba poder decirle que no se molestara.

Si Chanyeol notó que ella estaba coqueteando con él, él no lo demostró, sus ojos se movieron hacia Junmyeon.

—¿Dónde está él?

—¿Quién? —Junmyeon chilló.

¿Chanyeol sabía de Sehun?

—Jongin —dijo Chanyeol, dándole una mirada extraña.

Cierto.

Antes de que Junmyeon pudiera contestar, el timbre sonó de nuevo, y algunos clientes entraron a la tienda.

—Lo siento, tengo que volver al trabajo —dijo Sunmi con pesar.

—¡Puedo ayudar! —Dijo Junmyeon rápidamente, poniéndose de pie.

Excepto que Chanyeol lo agarró de la muñeca y lo sentó.

—Él no puede —le dijo a Sunmi en un tono vagamente de disculpa, sin parecer una disculpa en lo más mínimo.

Tan pronto como ella asintió y los dejó solos, Chanyeol dijo en voz baja:

—Explícate, Jungh.

Junmyeon se hundió en su asiento en derrota.

—¿Cómo me encontraste?

Chanyeol le dio una mirada plana.

—¿Realmente pensaste que no lo haría?

—Pero a Jongin se le quitaron los chips de identificación —dijo Junmyeon. Esperaba que su familia lo encontrara eventualmente, pero no esperaba que sucediera tan pronto.

Algo parpadeó en los ojos de Chanyeol. Se encogió de hombros.

—No fue difícil darse cuenta de que podrías estar en Terra después de que intentaste convencer a mamá de que te dejara volver. Además, todos nuestros vínculos familiares contigo se cortaron de nuevo, lo que hace que sea obvio que te encuentras en un planeta lejano. —Una mueca desdeñosa torció los labios de Chanyeol—. No me sorprende que Jongin no haya tenido la previsión de ver esto, pero esperaba algo mejor de ti. ¿Es contagiosa la estupidez?

—No seas malo —dijo Junmyeon, frunciendo el ceño ante el tono frío y cortante de su hermano. Nunca entendió el abierto desdén que Chanyeol tenía por Jongin. Chanyeol solía estar tan correcto, pero era francamente malo con Jongin—. No es amable hablar de esta manera acerca de tu compañero.