Addyson:
El Derecho de Familia es un asco.
La profesora Martínez podrá ser muy guapa y agradable, pero la verdad es que cuando la tengo en frente parloteando sobre los deberes y derechos de los cónyuges durante el matrimonio, se convierte en la persona que más odio en el mundo.
Solo llevo veinticinco minutos aquí sentada y ya tengo dolor de cabeza.
Miro a mi alrededor y es reconfortante saber que a la mayor parte de la clase piensa igual que yo. Algunos se dedican a hacer garabatos en sus libretas, otros a jugar en el móvil y también los hay mandándose mensajes en papelitos. Solo los de las primeras mesas, los empollones, le prestan atención.
La pantalla de mi móvil se ilumina advirtiéndome de un mensaje. Es Ariadna, supongo que su clase está tan aburrida como la mía. Ambas estamos en tercer año de la carrera, ella estudia Contabilidad, yo Derecho y Abigail Medicina, aunque ella está en segundo año.
Ariadna: Hola cariño, cómo va tu clase favorita?
Yo: Tú q crees? Un asco total
Ariadna: jajaja, lo imaginaba. Que pasó con Cristóbal?
Abigail: Ey!!! Esa pregunta no la puedes responder sin mi presencia.
Ariadna: NO ME LO PUEDO CREER!!! La puntualita chateando en vez de atender a clases. Addy creo q el mundo se va a acabar...
Yo: jajajajajajajajaja.
Abigail: Qué dramática... El profe no vino, así que estoy pasando el rato.
Ariadna: Ya sabía yo. Ahora sí Addyson, suéltalo por esa boca...
Yo: No hay mucho q contar. Dice q durante el juego uno d los contrincante no dejaba d tocarle las pelotas así q se fueron a las manos.
Ariadna: ...
Yo: No le creo, es el tío más pendejo q he visto en mi vida.
Abigail: Estoy de acuerdo. Recuerdan la noche del bar Clinton? Esa fue una locura de mierda.
Ariadna: PALABRAS Aby!!! tú nunca dices "DE MIERDA", pero tienen razón. Cristóbal no es de los que se pelean.
Mi mente vuela a aquella noche horrorosa.
Fue en el cumpleaños de Marcos, uno de los mejores amigos de Cristóbal. Fuimos todos juntos al bar Clinton y ya bien avanzada la noche, cuando casi todos estábamos borrachos, un tío comenzó a insinuárseme. Estaba molestando cantidad, pero Cristóbal parecía no darse cuenta y cuando me tenía hasta las narices, le solté una sonora bofetada que me dejó la mano ardiendo.
El muy chulo intentó sacarme a la fuerza del bar y cuando Cris se dio cuenta solo dijo: “Tío, es mejor que la dejes en paz”.
El idiota que me tenía agarrada fuertemente de la mano, no le hizo caso y siguió empujándome; pero, el más aún idiota de mi novio, lo único que hacía era decirle que se detuviera. La suerte fue que Abigail buscó a los de seguridad y sacaron a mi atacante a patadas del bar.
¿Por qué sigo con mi novio después de esa noche?
Bueno, yo también me hago esa pregunta en ocasiones, pero si hay algo en lo que Cristóbal es talentoso es con la lengua, tiene una labia increíble y luego de suplicarme un poco terminé cediendo.
Sí, yo también puedo ser idiota algunas veces.
Ariadna: Hola, siguen ahí todavía???
En ese momento suena el timbre indicando el fin de la clase. Suspiro aliviada.
Ariadna: Olvídalo, nos vemos en 10 min en la cafetería.
Cierro la aplicación de mensajes, guardo los libros en mi mochila y salgo disparada hacia la cafetería.
Estoy cerca cuando veo a las chicas esperándome en la puerta. El sonido de mi teléfono me avisa de otro mensaje. Lo saco de mi bolsillo y me detengo estupefacta. Es un número desconocido.
El mensaje contiene una foto de Cristóbal con la tía de poca ropa y bajo coeficiente intelectual con la que lo vi conversando el otro día. Están en una pizzería muy popular cerca de aquí, con las manos agarradas por encima de la mesa y unas sonrisas bobaliconas estampadas en sus rostros. El muy hijo de puta ni siquiera se molesta en ocultarse.
Debajo de la foto hay un mensaje:
"Si quieres cogerlo infraganti más vale que te apures"
Mis amigas, que debieron percibir mi cambio de humor, llegan corriendo a donde estoy y les tiendo el teléfono.
—¿Qué vas a hacer? —pregunta Ariadna.
Esa es una buena pregunta.
Confirmar mis sospechas sobre la infidelidad de mi novio, por increíble que parezca, me alivia y el hecho de que no me duela significa que no sentía nada por él; pero estoy cabreada, muy cabreada y mi orgullo está herido, por lo tanto, esto no se va a quedar así.