Kyle:
Puede que Jack Alvar sea la mejor universidad del país, pero sin duda, los estudiantes de Milton Black saben cómo montar una fiesta.
Solo llevamos diez minutos aquí y ya nos han ofrecido de todo, y cuando digo de todo, no solo me refiero a comida y bebida, sino también marihuana y no sé cuanta basura más. Ah, no puedo olvidar las mujeres, ellas se ofrecen en bandeja de plata.
Ninguno de nosotros acepta nada, solo una cerveza, pues no nos metemos ninguna de esas porquerías y las mujeres podemos buscárnosla nosotros solitos. Por suerte no tenemos problemas con eso.
Termino mi cerveza y pongo la lata en una esquina donde están apiladas todas las demás. Maikol me sigue, Zion se terminó la suya hace unos minutos.
—Hola, ustedes son los nuevos, ¿verdad? —Un tío delgado, con aretes y ojos marrones se acerca y nos ofrece otra cerveza. Las cogemos—. Soy Hugo, he organizado gran parte de la fiesta.
—Mucho gusto, soy Maikol y estos son mis amigos, Kyle y Zion —dice mientras le tiende la mano. Hugo se la recibe con entusiasmo—. Y sí, somos nuevos.
—Un placer. Cualquier cosa que necesiten, no duden en preguntar.
—Gracias —digo.
Hugo mira algo detrás de nosotros y su rostro se ilumina.
—¡Genial! Ya llegaron.
—¿Quiénes? —preguntamos los tres, al mismo tiempo que nos volteamos.
—Las tres chicas más populares de la universidad. Las Triple A.
No sé quiénes son las Triple A, pero me voy haciendo una idea cuando veo llegar a Addyson y a sus dos amigas, provocando que todos a su alrededor dejen lo que están haciendo y las saluden. Algunos besos, abrazos y muchas sonrisas.
Las tres están divinas. A pesar de que la mayoría de las chicas en esta playa usan bikinis que apenas las cubren, estas tres, definitivamente, se llevan el premio a las más hermosas. Lucen la parte superior del bikini y la inferior, la cubre unos shorts cortos, dejando al descubierto la punta de sus nalgas y el resto a nuestra increíble imaginación.
Algo llama mi atención. Addyson, en cuanto a físico se refiere, no es la gran cosa comparada con sus amigas. Esas chicas nacieron para ser modelos de revistas; sin embargo, esa rubia pequeña tiene algo que la hace resaltar. No es la clase de chica que se ve bien porque anda con chicas guapas. No, ella tiene su luz propia.
No sé si es ese pelo largo recogido en un moño sin mucho esfuerzo, sus ojos negros profundos, su actitud tímida ante la atención de todos, su sonrisa despreocupada o su carita de niña buena, pero definitivamente es cautivadora. Lo cual me molesta porque eso significa que le estoy prestando atención y yo no suelo fijarme en chicas como ella. Y, contradictoriamente, a pesar de que se nota que no se siente completamente cómoda ante tanta atención, derrocha una confianza aplastante que tiene cautivados a todos a su alrededor.
«Incluyéndote». Hace notar mi subconsciente.
A la mente me viene el beso de hace unas horas. Fue torpe, pero al mismo tiempo tierno, caliente, desesperado. Sus labios...
Dios, no vayas por ahí, Kyle. Esos son terrenos peligrosos.
Sacudo la cabeza para alejar los pensamientos indecorosos y vuelvo a centrar mi atención en ellas.
Hay demasiadas personas por lo que no nos han visto. Hugo se les acerca a saludarlas y me pregunto en qué mundo estoy que ni siquiera me di cuenta de cuándo se fue.
Addyson mira a su alrededor reparándolo todo y en su cara se evidencia la aprobación. Le gusta lo que ve. Algo capta su atención haciendo que su sonrisa se ensanche e inmediatamente se dirige a la carpa. El chico de la barra le entrega lo que parece ser una piña colada y conversa algo con ella. En realidad, le está coqueteando.
Addyson regresa con sus amigas y yo me concentro en los míos.
La fiesta avanza y los juegos comienzan haciendo que la pierda de vista. La rubia que vi esta mañana en el pasillo de la universidad me guiña un ojo y yo, con mi sonrisa más sexy, me le acerco. Solo necesito decirle hola para tenerla colgada a mi brazo.
—Entonces, ¿cómo lograron trasladarse a MB? —pregunta Hugo, que luego de saludar a un montón de estudiantes, se ha pegado a nosotros—. La universidad tiene una política muy rigurosa respecto a los traslados en período de exámenes. Muy pocas veces tenemos estudiantes nuevos en medio del semestre.
—Patinaje artístico —aclaro.
—¿Patinaje?
—Nos trasladaron aquí para participar en la competencia Fly Higt 2020. Nosotros somos expertos sobre ruedas.
—¿En serio? —pregunta Hugo emocionado y yo asiento con la cabeza—. Eso es fenomenal, Addyson y las chicas...
—¡Hugo! —grita una chica a varios metros de nosotros, interrumpiendo su idea—. ¡Ven aquí, quiero presentarte a alguien!
—Vengo ahora —dice y se va dejándome con la intriga. ¿Qué iba a decir?
Un golpe fuerte y un dolor horrible es lo próximo que siento. La rubia a mi lado ahoga un grito al tiempo que la cerveza cae a mis pies. Maikol y Zion se me acercan preocupados.