Este día ha sido una mierda.
Nada ha salido como imaginé. Y con esto me refiero a mi situación con Addyson.
He pasado todo el día esperando con ansias la hora del entrenamiento, imaginando todo tipo de situaciones para nuestro encuentro y a pesar de que en varias ocasiones me sorprendí queriendo que al llegar, ella me besara y actuara como si eso fuera lo más normal del mundo, no me alarmé.
De hecho, ya no me alarma desear algo con ella, algo más que una sola noche. De eso me di cuenta ayer y aunque fue abrumador en un inicio, ya me hice a la idea.
Sin embargo, no esperaba esa mirada fría y enojada cuando nuestros ojos se encontraron. Me dejó totalmente fuera de juego, es decir, ¿exactamente que hice para hacerla enojar?
Porque seguro como el infierno que el beso no fue. Ella lo deseaba, me lo pidió y la reacción de su cuerpo ante mis caricias, no pudo ser fingida.
Ella lo disfrutó tanto como yo, por eso ahora no logro entender el motivo de su enojo para que ni siquiera acepte conversar conmigo. Y eso me molesta, mucho. Porque por una vez en la vida que quiero intentar algo nuevo con una chica, algo que sea más que una mera conexión física, a ella no le importa, o al menos eso parece.
Son las ocho de la noche y desde que volví de la pista no he salido de mi habitación dándole vueltas a todo este asunto hasta el punto de provocarme dolor de cabeza.
Para colmo, enterarme de que esa rubia loca es la Chica Mariposa, esa niña que conocí hace tantos años y me enseñó a patinar es... no sé ni cómo describirlo. Aún no me lo puedo creer.
Estoy sorprendido, aturdido e increíblemente emocionado por este nuevo descubrimiento. O sea, he adorado a esa chica toda mi vida, aún recuerdo el dolor que sentí cuando mi madre me dijo que había quedado lisiada de la cintura para abajo en el accidente y que no volvería a la pista.
Solo era un niño y la había visto sólo una vez, compartiendo con ella una hora de su vida, pero el dolor por esa pérdida fue enorme.
Porque la perdí; perdí a esa chica que admiraba tras la pantalla de mi televisor; perdí a esa niña que luego de verme llorando como un idiota tras la segunda golpiza de mi padre, a pesar de haber prometido no hacerlo de nuevo, se sentó a mi lado y cantó una de las canciones más ridículas que había escuchado y que sin embargo ayudó a aliviar el dolor de mi maltratado corazón.
Sana, sana culito de rana,
Si no sana hoy, que sane mañana.
Perdí a esa niña, que pensando que no sabía patinar, me llevó a la pista y me mostró paso a paso cómo hacerlo y no dejó de sonreírme en ningún momento. Perdí a la chica a la que quise darle mi primer beso y a pesar de que estaba nervioso como el infierno, al final de nuestro encuentro, no pude resistir y le di un pequeño e increíblemente rápido beso en la mejilla, dejándola aturdida; pero más aturdido me dejó ella, cuando sonrió y pegó sus labios en la comisura de los míos.
Estoy bastante seguro de que su intención era besarme la mejilla, pero en ese momento yo moví mi cabeza provocando que nuestros labios estuviesen tan cerca y mi estómago doliera de la emoción. Debo destacar que tampoco fue mi intención mover la cabeza, solo fue un reflejo, pero hubiese dado todo lo que tenía para que ese movimiento hubiese sido suficiente para que sus labios tocaran los míos.
Sonrío ante el recuerdo.
No puedo creer que haya estado tan cerca de ella todo este tiempo. No puedo creer que la haya besado. La vida es toda una caja de sorpresas.
Tengo tantas preguntas que hacerle y sin embargo no me atrevo. Si algo he podido comprobar es que Addyson no ha logrado superar el pasado y que los recuerdos la ahogan. Hablarle al respecto solo empeoraría su situación y mi relación con ella. Si es que a eso se le puede llamar relación.
Al día siguiente y, para mi desgracia, el otro y el otro y el otro también, transcurren de la misma manera. Yo, emocionado por verla en el entrenamiento y ella, cuando se digna a aparecer, fría como el hielo. Y digo cuando se digna a parecer, porque ha decidido que debe lidiar por su cuenta con su problema con el patinaje, y eso lo hace a solas.
Nos pasamos cuatro días entrenando a Ariadna, porque la muy pilla de Abigail, sabía patinar y nos engañó durante el primer día.
Está demás decir el humor de perros que me he montado toda la semana, pues aparte de todo mi lío con ella, cada vez que llegaba a la habitación, tenía un problema aún mayor: una bebé rubia, de ojos azules que esperaba con gritos saber quién era su papá. Razón por la cual, ayer viernes, nos decidimos por fin a hacernos la prueba de paternidad. Ahora debemos esperar para tener los resultados durante diez días laborables, lo que para nosotros significa catorce días de tortura. Según mis cálculos, el primero de mayo sabré si estoy condenado o no.
Ocho días después, nuestra espera sigue su curso y yo estoy que me subo por las paredes.
En estos días, volvimos al hielo y Addyson está insufrible, puede que yo también me comporte como un ogro con ella, pero es que me exaspera.
La nana de Kyle, se ha mudado con nosotros para cuidar de la criatura en nuestra ausencia y debido al incremento en nuestro núcleo familiar, hemos tenido que mudarnos a un apartamento en el campus y abandonar la residencia, idea que a Maikol no le agradó, pero no le quedó de otra que aceptar.