1. Solo contigo

Cap 32: Addyson

Maldito idiota.


Dios, sabía que no era buena idea venir a esta fiesta. Una vocecita en el fondo de mi cabeza me lo decía, pero yo como siempre, la ignoré. Ahora mírame, con el corazón destrozado, las lágrimas derramándose sobre mis mejillas y con todo el mundo sabiendo lo que ha pasado entre Kyle y yo.


Llamo a la agencia de taxis, me dicen que hay uno cerca, que en diez minutos estará aquí, así que me pongo a esperarlo dos casas más abajo para desaparecer de esa fiesta.


—¡Addyson! —grita Ariadna a mis espaldas y yo me seco las lágrimas.


—¿Qué hacen aquí?


—Esa es una pregunta tonta —dice Abigail—. Nos vamos contigo.


—Eso no es necesario chicas. Quédense y pásenla bien, yo voy a la residencia.


—Hemos dicho que nos vamos contigo y punto —dice Ariadna tajante como ella sola.


—En serio, chicas. No tengo ganas de hablar. Voy a llegar a mi cuarto y meterme bajo las sábanas hasta mañana.


—¿Quién dice que quiero hablar de algo? Me duele la cabeza. —Continúa Ariadna con un encogimiento de hombros.


—Yo ya no aguanto ni un minuto más estos zapatos —comenta Abigail y yo suspiro profundo. Ya lo decidieron, no se van a quedar, no importa lo que yo diga.


Me hace sentir un poco culpable saber que van a perderse la fiesta por mis problemas sentimentales, pero al mismo tiempo me satisface saber que siempre están ahí, apoyándome así sea en silencio. Soy una chica muy dichosa por tener a unas amigas como ellas.


—Vale —digo resignada.


En ese momento Damián llega a nosotras. Joder, qué tonta, me olvidé totalmente de él.


—¿Te vas? —pregunta.


—Sí, lo siento mucho, pero no estoy de ánimos para seguir en la fiesta.


—De acuerdo, déjame ir a buscar el auto.


—No, Damián. No te preocupes. He llamado a un taxi y ya está al llegar. Las chicas se van conmigo y la verdad, me gustaría estar a solas.


—Oh, está bien —dice y me dedica una sonrisa, pero es una sonrisa poco sincera, sus ojos me dicen que está decepcionado y yo me siento mal por él. Lo hemos pasado muy bien los últimos días y me apena mucho que las cosas hayan terminado hoy así. Él no se lo merece, es un gran chico.


—¿Qué te parece si mañana quedamos para almorzar? —pregunto antes de arrepentirme.


—¿Almorzar? No puedo, le prometí a Samantha ayudarla con la mudanza. Mañana deja la residencia, está súper emocionada y no le puedo cancelar.


—Creo que te mataría si le cancelas —comento divertida al recordar a su hermana hablando sin parar sobre mudarse a un apartamento, libre al fin de las normas de la residencia.


—¿Qué te parece si te llamo cuando termine y planeamos algo?


—Genial —digo con poco entusiasmo y en ese momento llega el taxi.


***


La noche transcurre tal y como la imaginé, un absoluto infierno, pero para mi buena suerte la mañana llega. Eso sí, me siento como si un bulldog me hubiese pasado por encima. Estoy molida.


Salimos de la residencia bastante tranquilas y el día transcurre sin nada que resaltar, salvo por las pocas ganas que tengo de que llegue el entrenamiento. Digamos que, además de enojada con Kyle, estoy un poco avergonzada por la escenita en la fiesta, puede que le haya arruinado la noche al homenajeado.


—¿Lista? —pregunta Ariadna cuando llegamos a la entrada del club de patinaje.


—Qué remedio —comento.


Para mi suerte, no han intentado hablar conmigo en todo el día sobre lo que sucedió anoche, pero mirando en retrospectiva, ellas estaban ahí, no hay mucho que contar.


Abigail cruza su brazo con el mío y me arrastra con ella hacia la pista.


Los chicos ya están aquí, temprano como siempre y divirtiéndose en el hielo. Tengo que decir que son buenos, han aprendido muchísimo en todo este tiempo y ha llegado el momento de practicar los giros, saltos y piruetas para luego comenzar a montar la coreografía. El patinaje sobre hielo va viento en popa, el patinaje sobre ruedas... no tanto.


—Necesitamos hablar. Ahora —dice Kyle apenas nota mi presencia y yo no puedo evitar ponerme tensa. Él parece enojado.


—Ya basta, Kyle, estoy agotada. Ya hablamos anoche.


—No, anoche hablaste tú, ahora me toca a mí.


—Creo que nosotros saldremos a dar una vuelta —comenta Abigail como quien no quiere la cosa. Maldita traidora.


—Solo no se tarden mucho conversando, tenemos que entrenar y no podemos extendernos —agrega Ariadna—. Addyson tiene una cita cuando terminemos aquí.


—¡Ariadna! —grito al mismo tiempo que Kyle:


—¿Qué?


La muy descarada se va luego de echarle leña al fuego.
Suspiro profundo.


—¿Vas a salir con ese tío? —pregunta muy furioso. Chico, no lo entiendo, ¿por qué reacciona de esa manera? ¿Acaso no le gusta perder?



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En el texto hay: amor patinaje ruedas hielo

Editado: 27.10.2024

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