1. Solo contigo

Cap 46: Kyle

La canción rompe en su estribillo y nos preparamos para el primer cambio de pista. Moviendo el cuerpo como roqueros expertos en un escenario, nos acercamos a la división, los seis al mismo tiempo. Presionamos el botón mágico y en el momento que el patín toca la pista contraria, chocamos nuestras manos y nos volteamos de espalda deslizándonos hasta el centro.


La multitud enloquece. Los gritos, aplausos y silbidos aplacan un poco el sonido de la música por unos segundos. Me atrevo a mirar hacia las gradas para ver a todos de pie y nuestra comitiva de fans procedente de la universidad actuando como verdaderos lunáticos.


Sonrío.


Mi corazón late con fuerza, la adrenalina corre por mis venas y me siento libre, invencible. Esto es lo que más me gusta del patinaje; la sensación de que todo está bien, de que nada de lo que suceda podrá afectarme.


Miro a mi chica que se desliza por la pista como toda una diva. Se parece a su madre y espero que alguien lo note. No solo es el físico, es la agilidad en sus movimientos, la limpieza de sus saltos y giros, que ni siquiera el paso de los años pudo opacar. Es perfecta y es toda mía. Nunca la voy a dejar escapar.


Las chicas se preparan para volver al hielo y nosotros para recibirlas. 


Desde el borde externo de la pista comienzan a deslizarse cogiendo velocidad, antes de llegar a la línea divisoria presionan el botón del patín derecho y flexionan la rodilla izquierda que al extenderla provoca que se eleven en el aire hasta aterrizar en el hielo sobre la pierna derecha. Presionan el botón del patín izquierdo y hace el cambio a las cuchillas. 


El público está enloquecido.


Se dirigen a nosotros en zigzag, intercalándose unas con otras y cuando han recorrido media pista se sitúan, Aby frente a Maik, Ari frente a Zion y en el centro, Addy frente a mí. Siguen tomando velocidad y vamos a su encuentro, cuando están cerca saltan sobre nosotros enredando sus piernas en nuestra cintura, nuestras manos las sujetan por las caderas y sin miedo ninguno arquean sus cuerpos hacia atrás de modo que sus cabezas quedan cerca del hielo y, sus manos cruzadas, sujetas a sus hombros. Nosotros giramos en el lugar como batidoras.


Cogemos sus manos y las elevamos hasta que sus rostros están cerca de los nuestros. Luego las depositamos cuidadosamente en el hielo.


Los dos minutos y medio de la primera canción pasan volando al igual que nosotros y con un ritmo pop comienza la canción “Light your heart” de Jorge Blanco.


Continuamos el tiempo que le corresponde a esta canción con la euforia de la multitud por los cielos. Debo decir, que en cuanto a reacción del público se refiere, estamos mejor que el resto de los equipos, pero no es para menos: estamos marcando un antes y un después en el patinaje artístico.


Llega la canción “Disparos” de Dani Fernández, mi preferida y el momento que más me gusta de la presentación. Ese, en el que podemos mostrar en todo su esplendor la increíble química entre mi chica y yo; ese magnetismo que nos une y nos hace la pareja perfecta.


Estoy en el hielo, ella en la otra pista y nuestros amigos se apartan hasta la zona norte de las pistas; Maikol y Aby sobre el hielo; Zion y Ari al otro lado de la franja divisoria.


Con movimientos perfectamente sincronizados hacemos una pirueta cruzada sobre un pie. Iniciamos con los brazos y piernas extendidos para acercarlos gradualmente hacia nuestro cuerpo hasta acabar con los brazos apretados contra el torso y los pies cruzados a la altura de los tobillos.


Posteriormente, hago una pirueta atrapada, es decir, en una pirueta ángel, pie derecho estirado sobre la pista y el izquierdo extendido en el aire, tiro de las cuchillas del patín con mi mano derecha y arqueo la espalda creando un círculo paralelo al hielo con mi cuerpo; al mismo tiempo que Addyson hace una pirueta en I (uno) deslizándose hacia la pista de hielo. Con la pierna derecha estirada contra el suelo, levanta la izquierda hasta estar verticalmente extendida frente a ella, con su mano derecha, sujeta la parte delantera de las ruedas del patín y con la izquierda sujeta su pierna por la pantorrilla.


A pesar de que mi posición no me permite verla, conozco cada uno de sus movimientos; por eso sé que debe presionar el botón mágico con su mano para cambiar a las cuchillas y cuando esté cerca de la línea divisoria tiene que soltar su pierna hasta depositarla en el hielo y posteriormente hacer el cambio del otro patín.


Nos reunimos en el centro de la pista. Su mirada oscura se conecta con la mía y sonríe. Esa sonrisa preciosa que tanto amo y que hace cosas raras en mi estómago. Le sonrío de vuelta como el idiota enamorado que soy.


Intento transmitirle con mis ojos todo lo que mi corazón siente. Amo tanto a esta chica que me considero el hombre más dichoso del mundo por ser capaz de enamorarla a pesar de los obstáculos que ha sufrido nuestra relación.


Patino hacia atrás y ella me sigue de frente. Hago una leve inclinación hacia abajo y agarro sus caderas; ella pone sus manos sobre mis hombros y cogiendo impulso la levanto sobre mi cabeza hasta una posición estirada en la que ella abre totalmente las piernas, arquea su espalda y levanta la cabeza.


El público aplaude, grita, se emociona. Es una elevación perfecta.



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En el texto hay: amor patinaje ruedas hielo

Editado: 27.10.2024

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