100 Ways

La arena está cayendo

¿Qué era ese largo pasillo? Estaba de nuevo en el colegio, esa sola idea me revolvió el estómago. Sentí mi piel erizarse. ¿Por qué estaba de nuevo en el colegio? No había tenido mis mejores momentos ahí. Odiaba incluso los recuerdos. Pero ahí estaba de nuevo sentí el aroma de la humedad de las paredes y el solitario pasillo con las puertas de cada aula marcada con un número.

Estaba congelada ahí, no quería avanzar, me sentía atrapada, Estaba al borde de un ataque de pánico. En eso, El sonido metálico de la puerta de ingreso me obligó a voltear. Ahí, con la puerta abriéndose, vi entrar un rostro que conocía bien. Jackson…

Por unos segundos me quedé pasmada mirándolo, los nervios aumentaron, entonces comprendí. Claro, debía estar soñando. Miré a mi alrededor, y volví la mirada a Jackson de nuevo quien cerraba esa horrible puerta metálica.

-Hola – oí su voz dirigirse a mi

Si bien algo sabia es que nunca pensé soñar con él, gracias subconsciente por crear ese espacio por mí. Seria mejor seguirle el juego asi no despertaba.

-Hola – murmuré ahora nerviosa más por su presencia.

Jackson avanzó hacia mí, llevaba un maletín soso de maestro en la mano. Al parecer en mi subconsciente lo convirtió en un maestro, eso no le quitaba el hecho de lo atractivo que se veía.

Quizá si en mis épocas de colegio hubiéramos tenido un maestro así, me hubiera interesado más las materias.

- ¿Me ayudas encontrar mi aula?

-Si, solo sígame

Me metería en el papel de alumna, hombro a hombro avance con el. Aunque claro, el me llevaba una cabeza y media. Incluso en mis sueños era enana, vaya cosa.

Caminamos juntos en silencio por aquel pasillo de mis pesadillas, por momentos sentía más su presencia rozándome levemente, eso hacia revolotear las mariposas de mi estómago. Era el mejor sueño que había tenido en mi vida, quizá nunca tendría a Jackson así de cerca, pero aprovecharía mi sueño lo más que pudiera.

-Esta es su aula – murmure deteniéndome en la última puerta del pasillo

Había elegido exactamente esa, todo para tenerlo mas tiempo conmigo. Al interior de aquel lugar se oía el ruido de los murmullos de los alumnos. Jackson volvió a verme y sin más me atrajo a sus brazos.

Sentí su contacto tan real, su perfume, el calor de su cuerpo. Mis brazos lo rodearon no queriendo terminar con aquella sensación, pero ese fue el principio del fin. De pronto los sonidos se apagaron, deje de sentir su calor. Estaba despertando, y no quería, deseaba estar un rato más en aquel lugar feliz. Pero fue imposible.

Abrí mis ojos hacia el techo blanquecino de mi cama, un largo suspiro abandono mis labios, definitivamente hubiera deseado poder quedarme un rato mas en aquel sueño. El simple recuerdo de este, solo aumentaba las mariposas en mi estómago.

Podía aun sentir el contacto de su ropa, en serio había sido tan vivido ese sueño, que abrace mi almohada e intente de nuevo volver a dormirme, quizá así podría regresar con el un rato más.

Cerré mis ojos y evoqué el recuerdo, una y otra vez repasaba el detalle de su rostro, la sensación que me dejó, el aroma que tenia entre sus prendas y me recordaba a la brisa de primavera.

Todo fue en vano, media hora después y resignada a que ya no volvería a estar con él, me levanté lista para empezar el día.

Preparé mi habitual taza de café, pude algo de ropa a lavar y luego me senté frente al computador, quería avanzar con un proyecto personal. Esa mañana al parecer el trabajo no me solicitaba nada. Así que tenia el día para mí.

Amaba ese trabajo, no solo por lo que hacía, sino también por toda la libertad que me daba. Hati acudió a verme trabajar, recostándose sobre mis piernas, mientras yo perfeccionaba un dibujo de mi comic.

Mi sueño era alguna vez publicar un comic, y aunque con altibajos, de a poco me volvía mas constante en trabajar por ese sueño. Iba comenzando con el dibujo pendiente cuando recibí una llamada de mi jefe.

-Buenos días – murmuré ni bien descolgué la llamada

-Hola, Auriele, te estoy enviando unos archivos con el diagramado que me dieron los diseñadores, necesitan unos dibujos.

Y ahí se marchaba mi idea de trabajar en mi comic.

-Si señor, ahora lo reviso

La llamada termino y mi día libre también. Abrí el correo para ponerme a trabajar, cuanto mas pronto lo terminara, más rápido podría volver a lo mío. Puse algo de música de Jackson para que me acompañe.

Hacia mucho que había comenzado a seguir su música, fue exactamente en mis años de universidad cuando lo conocí, me encanto al instante y, aunque ahora ya no estaba tan pendiente de él, aquel sueño había despertado pasiones dormidas.

Me pase el resto de la mañana, cantando y haciendo mi trabajo en compañía de él, con su voz como motivación, para la mitad de la tarde ya tenia acabado los dibujos solicitados por mi jefe.

El resto de mi tarde, fue total y completamente mía, Trabaje en mi proyecto, hice algo de karaoke yo sola, baile un rato con Hati. Estaba en paz y feliz. Era increíble sentirme así luego de que había pasado oscuros momentos hace solo un año.

Ese tema era algo que ya no hablaba, lo único que mantenía como recuerdo, era una pequeña cicatriz en la rodilla. Verla, aun me regresaba a los recuerdos de esa tormentosa relación que tuve.

Una cosa que tengo siempre en mente, es que tengo muy mala suerte con los chicos. En mi vida tuve solo tres parejas, cada una peor que la otra. Parecía que me esforzaba en elegir siempre el peor partido. Pero en mi defensa tenía que decir, que en principio todas mis parejas me trataban bien, pero una vez que la relación se confirmaba, todo se volvía un caos.

Mi última pareja había llegado al extremo de levantarme la mano, y si bien no me golpeo porque yo me tire al suelo para esquivarlo, su intención había sido clara. Fue así como obtuve esa cicatriz que marcó el fin de aquel supuesto buen amor.

Estuve un tiempo en terapia, pero ahora ya estaba bien, libre y feliz sin buscar nuevamente una pareja, enamorada de toda la bola de artistas que seguía, entre ellos Jackson.




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