180°

Provisiones

Azul, anaranjado, negro, son los colores que predominan el horizonte cada vez que un nuevo día comienza. Han pasado cinco días desde la muerte de dos excelentes hombres. Pérdidas que se siente como si fuera el día uno.

El grupo es un caos, muchos tienen la mente pérdida. Me distraigo mucho en cosas sencillas y cotidianas como pedirles que se cambien de ropa, se aseen y descansen. Dak me apoya, nos encargamos de poner las colchonetas para que durmamos todos juntos, buscando que nadie se sienta solo. También somos las responsables de hacer las tres comidas del día. Si por ellos fuera se dejarían morir de tristeza, algo que comprendemos al cien por ciento. Ya pasamos por el mismo infierno.

Hay días que resultan un poco tranquilos, pero hay otros totalmente opuestos. En algunos Charlotte se despierta gritando, buscando a sus hijos y otros peores cuando Nicki tiene ganas de suicidarse. Otro caso que me preocupa es Coni, ella dejó su alegría a un lado al entender la muerte de su padre y su amigo. Siempre observa a la nada con una mirada completamente perdida. No queda nada de la niña alegre y chispeante que alegraba los corazones de todos.

Me duele verlos rotos y no poder hacer nada, pero por muy fría que suene es tiempo de buscar un poco de normalidad. La comida se está agotando y ese problema no nos puede alcanzar, tenemos que buscar solución lo antes posible. Solo nos queda alimento para dos días. 

No nos podemos confiar y esperar a que las provisiones se acaben, con ese pensamiento dejo que el sonido del mar me envuelva en su sinfonía, por unos instantes me pierdo en él, reflexiono un poco con lo que respecta mi vida, una que ha cambiado mucho desde hace apenas una semana. 

Hace poco mi objetivo era sobrevivir junto a mi hermana, ella era mi todo, la única persona que me importaba y por la cual daría la vida, hoy una semana después, la balanza se inclina unos grados para cambiar mis pensamientos. En estos momentos ya no somos solamente Dakota y yo, ya no pienso en ir a la deriva, ahora tengo un objetivo de vida y siete personas que dependen de las decisiones que tome. Por eso ahora que el hermoso y amplio mar me permite pensar en un futuro diferente considero oportuno hacer que todo regrese a la normalidad.

Debemos trazar un plan.

En estos cinco días como dijo Smock somos luz en medio de su oscuridad. Aunque lo que pasó fue una monstruosidad no debemos detenernos, no puedo defraudarlo.

Con mis pensamientos renovados considero que es tiempo de hablar a cada familia para que tomemos una decisión. Primero voy a donde se encuentran Taylor y Charlotte, me pego a Taylor para darle un abrazo por la espalda, a Charlotte también la envuelvo entre mis brazos. Ambos me contestan con una sonrisa que no llega a abarcar toda su cara como antes lo hacía .

—Taylor necesito hablar contigo —él aún está sentado, tiene la cabeza metida entre los brazos como si estuviera en posición fetal. Cuando escucha mi voz como buen hombre sumiso me responde que sí. Charlotte al contrario de él se queda sentada para tomar mi mano y tirar de ella hasta que logra jalarme un poco. De su boca emana un susurro más que palabras, puedo entender que me da las gracias. Resulta imposible no corresponderle, me agacho hasta quedar a su nivel, de nuevo nos abrazamos tan emotivamente que las lágrimas corren por nuestros ojos. 

Después de unos minutos me separo de ella para decirle que todo estará bien, pasa su mano por su nariz para limpiar sus emociones. Tomo un pequeño pañuelo y limpio las lágrimas restantes.

Con Taylor a mi lado me voy al rincón donde están los Smock. A ellos no sé cómo tratarlos, me entra un poco la pena, siento que abrazarlos y llorar no sería cómodo, principalmente por Colton, decido ser un poco apática, fría. Espero no arrepentirme de tener tan poco tacto.

—Chicos, necesito su ayuda —trato que mi voz suene lo más baja posible. Antoni sin decir nada se levanta y me mira, esperando una orden. Su hermano es quien me toma un poco más de tiempo para reaccionar —Colton, por favor, no podemos planear esto sin ti, tu hermano ya está listo para platicar, ven...

—¿Qué demonios tienes en el corazón? -—grita muy alterado, aunque no me sorprende. Me doy cuenta que efectivamente fue un error portarme tan dura con ellos e inmediatamente me arrepiento, antes de que pueda decir algo él sigue con su desahogo— ¿por qué mierda no muestras una gota de dolor? ¿Te vale por lo que estemos pasando? ¡Tú solo piensas en ti y en lo que tú necesitas!

No le contesto, sé que es un ataque de nervios. Soy la más cercana y ajena a su familia, siente que me puede atacar. Dejo que se desahogue, no puedo pelear con alguien dolido. También he estado en sus zapatos y sé lo crudo que es vivir la pérdida de un ser querido.

—No te puedo seguir, no puedo hacer nada ¿no te das cuenta que soy un inútil que dejó morir a su padre? No sirvo para una mierda, Mónic, tú solo quieres que vaya contigo para morir como perro en manos de esos desgraciados sin alma —me siento mal por lo que dice. Una pequeña opresión en el pecho comienza a afectarme a pesar de que me digo que no debe importarme su opinión, él ahora habla con dolor, uno que no lo deja ver las cosas con claridad, en lugar de gritarle y ponerme al tú por tú mi corazón habla por mí.

—Colton, cariño, ven conmigo —mi voz suena desgarrada—. Te necesito a mi lado, no puedo hacer esto sin ti, eres una parte vital en mi vida, no me dejes sola, te lo ruego —las palabras salen de mis labios sin que pueda medirlas, vienen desde el fondo de mi corazón, todos reaccionan a lo que digo. El yate se queda en silencio, solo se escucha el motor. Incluso Dakota sale de la cabina para ver qué pasa. 

Cuando miro a mi hermana le hago señas de que todo está bien. Cuando giro mi cabeza para ver a los demás Colton me sorprende, esta vez de forma diferente. Toma mis manos para mirarme directo a los ojos y taladrar mi alma con sus hermosos y cristalinos iris color melón. El color azul y la miel se compenetran dejándome ver por primera vez, un Colton más maduro, más humano, más fuerte y por si fuera poco veo algo que no sé cómo definir. en ellos creo ver por primera vez desde que lo conozco, admiración, anhelo y cariño.




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