180°

Escalofríos

Una ráfaga de aire sopla en mi cara, cuando abro los ojos los veo.

Un hombre tira de Colton en contra de su voluntad. Mi hermana grita, Sophia también.

Antoni, con voz temblorosa busca a su hermano —¡Colton, hermano, Colton...! —La agonía es algo que no pasa desapercibida para nadie.

Sin poder quitar la vista miramos el punto por donde desaparecen. Antoni está desesperado, yo también, mis piernas flaquean.

—No rompan su alineación... —las indicaciones de Taylor son un susurro, las escucho lejanas, incluso no sé qué más dice... Me bloqueo.

—Dakota, Antoni debemos ir por él.

Taylor decide ir por Colton, aunque lo que Taylor quiera es muy diferente a lo que haremos.

—Nos tenemos que mover —una parte de mi mente piensa, pero mi murmullo no es escuchado por nadie... De repente...

Mis rodillas son impulsadas al frente junto con el resto de mi cuerpo, de la nada estoy tirada en el suelo, mi arma sale volando unos metros lejos de mí. Estoy desprotegida y aturdida por la caída, a mi lado tengo a todo el grupo. El único que queda de pie es Taylor.

Algo nos hace caer, pero no sé quién. Todo pasa muy rápido, mis ojos no logran captar nada.

Detrás de unos árboles escuchamos un forcejeo. Esta vez rompemos nuestra línea de ataque, nos formamos espalda contra espalda. Trescientos sesenta grados cubiertos por la mirada de todos, no podemos permitir que otro sea llevado. 

Ahora tengo el arma agarrada con las dos manos, no quiero sentirme indefensa, no más de lo normal. Siento mis latidos hasta en los dedos de mis manos de tan rápido que va mi corazón, mi sangre bombea a una velocidad incalculable. Tengo miedo, no quiero... Perderlo. 

Todo el silencio a nuestro alrededor es cortado por un aullido...

—¡Colton! —grito sin poder evitarlo, los demás se encargan de afirmar mi suposición.

Los silbidos han parado desde que se han llevado a Colton. Me temo lo peor, pero no podemos hacer nada. Somos los inútiles de siempre, ya sea que tengamos armas o no.

—¡Hermano! —Antoni grita cuando ve a Colton corre hacia dónde nos encontramos. Nos acercamos también a él, no podemos dejarlo. 

Entre nuestra agonía no habíamos distinguido que viene cojeando...algo no va bien en él.

Su cara de dolor a cada paso nos demuestra que está muy herido.

Antes de que pueda llegar su pierna se dobla y cae al suelo, el sonido seco de su cuerpo cayendo me asusta, mi tío y Taylor se encargan de cargarlo a pesar de que Antoni y yo somos los primeros en llegar.

—Necesitamos espacio —Es lo único que mi tío grita. 

Me centro en Colton, no habla, tiembla, no sé si es por el dolor, se ve en trance, en estado de shock, totalmente desconectado del mundo. No pasó mucho tiempo con él sin alma, pero sí el suficiente para dejarlo perdido.

Antes de que podamos alejarnos para correr nos petrificamos. Podemos verlo.

...Un, sin alma...
...Un, maldito...
...Un, enfermo...

Una bestia con forma de humano está al frente de nosotros. Es fuerte, como un luchador, de espalda ancha. Lleva pantalones cortos y camisa a cuadros.

En las manos tiene sangre. Pero no es de él, es de Colton. 

El rubio está con la pierna en muy mal estado, el daño es visible y si soy un poco sincera no pinta bien.

El tipo comienza a estira sus brazos para después mover las manos en forma cilíndrica, para culminar con su silbido de terror.

Sonríe...se burla...disfruta de nuestra vulnerabilidad.

Un sabor amargo se instala en mi boca, anticipándose a lo que viene.

Todos somos presa del pánico, del terror que últimamente nos invade cada vez que vemos una de estas cosas. 

—¡Mónic, es tu momento!

Las palabras de un Colton mal herido llega a mi cabeza, haciendo eco, sacándome de mi letargo. Él tiene razón. 

Con las manos temblorosas le apuntó lo más cerca que puedo a la cabeza. Como perdí mi arma larga lo hago con la magnum.

Mi hermana me imita, comenzamos a disparar, los demás nos siguen.

La cobarde chica que dejó a su hermana en manos de Amber despierta y sólo cierra los ojos.

Aprieto el gatillo una y otra vez, hasta que siento como el peso del arma es menor.

—Debo cargar de nuevo.

Antes de abrir mis ojos palpó las bolsas de mi pantalón en busca de municiones. Tiro del cargador y veo la mano de mi hermana temblar, ella me quita la pistola. Todo está en silencio. No veo a nadie del grupo a mi alrededor solo están ella y Antoni.

Miro a mi hermana y ella sonríe de manera tímida.

—¿¡Lo matamos!? —Mi pregunta es tan dudosa que sueno tímida. 
Se hace a un lado para que pueda mirar lo que hasta ahora dudo. Taylor y todos los demás rodean lo que parece un cuerpo. Es en ese momento que el sabor amargo se convierte en dulce.

Corro hacia dónde los demás, ellos abren un espacio para dejarme ver nuestra obra maestra.

Observo el suelo. Cierro los ojos y comienzo a reír, después miro de nuevo para observar el cuerpo destrozado del tipo. 

Muchas balas perforan su anatomía, es la primera vez en mi vida que logro visualizar la muerte de alguien que me genera alegría. 

La sangre brota de su cuerpo, un poco menos roja que la de un humano, es más espesa, en las mismas proporciones. La vida sale de sus heridas para darle paso a la  muerte, observó de nuevo y pienso.

¡Nuestra primera victoria!

—¡Es-ste, maldito está...muerto! —tiemblo de alegría. Nunca fui una asesina, pero me siento más que orgullosa.

Miro que su mano empuña una estúpida hacha. Contra nuestras armas simplemente no habría podido por muy fuerte y rápido que se pueda considerar a un monstruo como este. Le doy una palmada en la espalda a Taylor, disfrutando de nuestra primera victoria, mi tío me rodea con su cuerpo, todo es tan lindo.

Minutos después Dakota nos grita. Algo no anda bien. Nos movemos, todos renovamos nuestros cartuchos porque la voz de mi hermana es de miedo, podría haber otra alimaña cerca.




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