1991

Uno

Chongkang, Japón
4 de julio, 1991

Era lunes. Dara amaba los lunes. Era el primer día de la semana laboral y sentía que eran como un nuevo comienzo. Se levantó a las cuatro de la mañana, como todos los días. Planeaba salir a correr con su perro, Pink, dispuesta a bajar los gramos que había subido los últimos días.

Cuando iba a salir de casa recibió una llamada.

—¿Hola?

—Dara, ¿ya has salido de casa?

—No, estoy a punto de salir.

—Te necesitan a las doce en punto, debes volver antes de diez.

—Sí, por supuesto que sí. Solo serán unas dos o tres horas, lo juro.

—¿Irás sola?

—Sí.

—Ya hablamos de esto antes, Dara. No deberías salir sola, puedo ir contigo, o puedo mandar a uno de los chicos.

—No me pasará nada. — Miró a su perro y le sonrió. — Pink me cuidará. Gracias por preocuparte por mí, Hellen. Volveré a las diez, lo prometo.

—Pero...

Soltó una carcajada y le colgó a su asistente. A veces la cansaba llevar esa vida, tener una vida al ojo publico no es que fuese su sueño, pero tampoco podía quejarse, desde pequeña estaba en ese mundo y el cariño que había recibido desde entonces era inmenso.

Apenas comenzó a correr se sintió observada. Tal vez se estaba volviendo loca, habían varias personas y ninguna le prestaba la más mínima atención. Aún así, las miradas de extraños eran pan de cada día para ella. 

A muchas personas no les gustaba el ejercicio físico y Dara no era la excepción, pero le gustaba verlo como una oportunidad de reflexionar y pensar muchas cosas consigo misma, ya que en su apretada agenda no tenía tiempo para eso.

Llegó al final del sendero y lo supo cuando vio el letrero que decía que debía regresar. Dara se volteó dispuesta a regresar, pero Pink comenzó a correr en dirección opuesta, adentrándose en el bosque.

--- ¡Pink! ¡Vuelve aquí! --- Corrió detrás de él, si soltaba la cadena muy seguramente el canino se perdería.

Intentó jalar la cadena para que dejara de correr pero fue inútil. En cierto punto la cadena de Pink se soltó y comenzó a correr, dejando atrás a Dara.

--- ¡Vuele! ¡Pink! ¡Pink, vuelve aquí!

Dejó de perseguirlo y miró a su alrededor: árboles.
Corrió tanto que en ese momento no sabía dónde estaba, ahora no solo Pink estaba perdido, sino que ella también.

Decidió darse vuelta y correr en línea recta por el camino por el que ella creía que había llegado, pero parecía estar aún más pérdida a medida que más corría.

Entonces dejó de caminar; habían pasos acercándose.

--- ¿Pink?

Pero entonces notó que los pasos no eran del animal, era una persona.

--- ¡Oye! ¿Puedes ayudarme? --- Gritó ilusionada, porque tal vez era un guardia o alguien que sabía el camino para regresar.

Apenas las palabras salieron de su boca, escuchó una risa, una risa muy grave. 
Se escuchaba muy cerca, así que supuso que la había escuchado.

Estaba nerviosa, se sentía pérdida y tenía miedo. Su cabeza no tuvo tiempo para reaccionar pero afortunadamente sus pies sí. Corrió y corrió, porque su cabeza le decía que su vida dependía de ello. Tal vez tuviera razón. 

En algún momento sus pies fallaron y tropezó. Sus manos se rasparon pero no tenía tiempo para lamentarse, debía seguir corriendo. Aún con las piernas temblando y escuchando los latidos de su corazón en su oído, siguió corriendo. Ella siquiera notó que la correa de Pink la había dejado en el lugar en el que se había caído, ella solo quería estar a salvo.

Entonces dejó de correr; él estaba frente a ella. 

 



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En el texto hay: asesinato, suspeso, culpables

Editado: 27.12.2020

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