2 Caminos

01

“No se ha vuelto a saber algo sobre la chica desde entonces”

Anuncio aquel hombre rubio que daba las noticias todas las mañanas. El noticiero estaba informando sobre la segunda chica desaparecida en lo que iba del mes de agosto, el cual estaba por terminar, hace varios meses comenzaron a desaparecer chicas en varios pueblos cercanos a NouWood, la gente de ahí decían y pensaban que el pueblo había sido bendecido o algo por el estilo ya que ahí jamás ha desaparecido alguien, no habían crímenes fuertes como los de la gran ciudad, por lo que podía decirse que era un pueblo muy seguro y lindo para vivir.

—Hola señor Blake.

—Hola Irila —respondió saludando a la morena—. Elizabeth está en la parte de atrás.

La chica asintió y pasó a un lado del mostrador para ir a buscar a su mejor amiga.

—¡Liz! —llamó una vez que cruzó la puerta que daba al área de edición del periódico.

—¡Aquí atrás! —respondió la mencionada.

Irila se hizo paso entre los escritorio, pilas de periódicos nuevos y las interminables botellas de agua que había por todo el lugar, una vez llegó al lado de imprenta saludo a su amiga la cual estaba terminando de juntar unos periódicos.

—Hola Iri.

—Hola Liz, ¿ya estás lista?

—Si, solo deja tomo mi mochila.

—Te espero en el auto?

—Aja.

La mayor asintió y salió de ahí, mientras que la menor, Elizabeth, fue a dejar los periódicos en la mesa que había en la otra sala y después salió a toda prisa con su mochila no sin antes recordarle a su padre:

—Daniel vendrá por los periódicos en una hora.

—Ya se Elizabeth, me lo has dicho como siete veces desde que llegamos.

—Lo siento, cuídate vuelvo más tarde.

Se despidió para después subir al auto de Irila, durante el camino Irila iba contándole sobre el libro que había leído recientemente, a Elizabeth le encantaba oírla hablar sobre sus lecturas, le contaba cada detalle de los personajes, escenarios y muchas veces se molestaba con los personajes, y empezaba a maldecirlos como si ellos existieran.

—Te juro que si lo tuviera justo enfrente le partiría la cara! —aventó un puñetazo al aire mientras decía eso, en el área de congelados del supermercado local.

—¿A quién le vamos a partir la cara? —preguntó uno de sus amigos el cual había aparecido de la nada.

—A nadie Red —respondió mirando a los lados por si tal vez algún otro de sus amigos estaba cerca—. ¿Listo para mañana?

—Claro que sí, oye y Daniel? —preguntó el rubio mientras revisaba que cosas llevaban las chicas en el carrito—. Hace rato no lo veo.

—Yo igual, pero me dijo que hoy pasaría por los periódicos.

—Irá mañana, ¿no? —preguntó mientras tomaba un bote de nieve del refrigerador a nuestro costado.

—Eso espero, no respondió mis mensajes, solo le aviso a mi papá que pasaría por los periódicos.

—Daniel a veces es raro —mencionó Irila mientras leía la lista de cosas que ocuparían para mañana.

—Es mi mejor amigo Irila.

—Eso no lo hace menos raro —tomó una bolsa de fruta congelada y miró a la castaña—. Y ni te atrevas a decirlo.

—Tu eres mi mejor amiga y eres igual de rara.

—Agh —se quejó ante la respuesta de su amiga, siempre era la misma respuesta ante el comentario de Daniel—. Vamos por las carnes de las hamburguesas.

—El carrito está muy vacío —mencionó Red al mismo tiempo que dejaba un par de botellas de vodka—. Mejor.

—Lo único en lo que piensas es en alcohol rojo.

—No es cierto, también pienso en Axel —Ambas chicas rodaron los ojos ante la mención del amor imposible del chico.

—Irá mañana por cierto —menciono la castaña mientras veía al chico en espera de su reacción.

—¡¿Qué?! ¡¿Y por qué no me lo dijiste Elizabeth Aurelia Blake?!

—No me llamo Aurelia —respondió con una sonrisa.

—Tienes cara de Aurelia, me voy damas tengo que prepararme mentalmente para estar en la misma habitación que el amor de mi vida.

Ambas vieron a su amigo alejarse y después se miraron mutuamente, ambas negaron y siguieron con su camino por el pasillo de congelados. Duraron una hora más dando vueltas por el supermercado y otra hora más yendo de tienda en tienda buscando lo demás que ocuparían para la fiesta de cumpleaños de Elizabeth, está vez la celebrarían en la cabaña junta al lago que los Blake poseían.

Una vez terminaron de comprar todo lo necesario Irila fue a dejar a Elizabeth en el mismo lugar que la recogió, en el periódico local, su padre iba a salir temprano y le tocaba cerrar a ella.

Solo se quedó re ordenando algunos periodos y editando unas fotos para la siguiente edición hasta que dieron las 8, antes de irse regó las plantas de su padre y después cerró todo. Cuando estuvo a unos pasos de su casa pensó en Daniel y lo que Red le había preguntado, por lo que decidió seguir de largo e ir a la casa de su amigo, de todos modos quedaba a unas casas de la casa de ella.

—¿Daniel? —llamó una vez que estuvo frente a la puerta y después de haber tocado dos veces.

Pero siguió sin tener respuesta, podría ser que le había tocado cerrar la florería, en cuanto pensó en eso su mirada viajó a las flores que habían en el jardín, unas de estas estaban marchitas, y lo que se le hizo raro es que fueran las favoritas de su madre, definitivamente algo malo le pasaba a su amigo, nunca descuidaba su jardín.

Cómo no obtuvo respuesta de Daniel, regresó a su caso y ni bien dió un paso dentro escuchó el ruido de la televisión, lo cual se le hizo raro ya que su padre regresaría hasta tarde, al mirar en la cocina entendió quién había encendido la televisión.

—¿Tom? —su hermano mayor estaba preparando comida.

—Hola Beth, ¿quieres spaghetti?

—¿Qué haces aquí? ¿Que no estabas en Thornsbury Hollow?

—No conseguí el trabajó.

—¿Enserio?

—No, pero Lydia está buscando un trabajo en (ciudad), quiere mudarse ahí y hace una semana le ofrecieron un nuevo puesto, dijo que vería si había alguna vacante para mi, le gusta la idea de que trabajemos donde mismo.




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