Aldana estaba sentada en su trono observaba por la bola de cristal al hijo de su prima. Lo había herido, pero el muy maldito no había muerto ¿Qué tenia que hacer para acabarlo? Se preguntó
—Aldana —escucho que le hablaban y volteo a ver su mas fiel súbdito —, tenemos lo que nos pediste
—Excelente—se levantó para quedar enfrente de él—, tráemelo
Aquel hombre hizo una seña a sus hombres para que le trajeran aquel objeto. Cuando lo pusieron a los pies de Aldana, esta sonrió ante de agacharse a abrirlo
—El poder del cielo —, susurro, mirando aquella perla —. Por fin el poder será mío
Pero antes de que pudiera tan siquiera tocarlo, aquella perla se ilumino reflejando unas cadenas de color verde
—Cadenas —susurró Calibius —, un encanto de protección
Aldana movió sus manos mientras conjuraba un hechizo para poder romperlas, pero estas no cedieron, solo se iluminaban aún más mientras susurraban aquellas palabras como un cantico
"La sangre de las flores es la clave del perdón"
—¡hay que encontrar la forma de desaparecer esa protección! —ordeno Aldana —, así que hay que buscarla
Perséfone fue en busca del rey necesitaba respuestas. Lo encontró apoyado en un pilar de una puerta
—Sabrías que vendría —le aseguro y él negó
—No, pero esperaba que lo hicieras —hizo una señal con la cabeza hacia la puerta —, acompáñame. Quiero mostrarte algo
Perséfone lo acompaño por un pasadizo secreto donde se encontraba lo más valioso que los dioses le habían dejado. Se detuvieron frente a una gran puerta de madera
—Hace años mi padre tuvo la visita de los dioses, los cuales le entregaron este poder para que lo guardara así fue como nació este pasadizo —abrió la puerta —. Creo que no los dieron a guardar para entregarlo a alguien tan poderoso el cual pudiera manejar su poder creo que esa persona es Reluminium
—Entonces ¿Por qué me lo muestras a mí? —pregunto extrañada
—Porque él no podrá hacerlo solo —la miro —, te necesita. ¡No esta!
Alzo la voz observando aquella vitrina donde antes estaba el regalo
—Han robado el cofre
Perséfone se acercó para susurrar unas palabras y poder visualizar la esencia que había pasado por hay
—Ella lo tiene—aseguro
—¿Qué? —susurro
—Ella lo tiene, si es un regalo de los dioses debe de ser algo con mucho poder, por eso ha atacado —susurro —, no era por Reluminium por quien venían ni siquiera sabían que estaba aquí. Vinieron por esto
Ella señalo la vitrina y negó
—Y ahora lo tiene ella
Reluminiumse alejo de ella una vez que ella termino de extraer el veneno, la vio cerrar los ojos para luego abrirlos de un rojo escarlata
—¿Estas bien? —pregunto alarmado
—Después de todo si terminaremos siendo familia —susurro con una sonrisa
—¿Qué
—Nada, es algo que después descubrirás
—Bien, si no quieres contarme lo que viste —la miro—. Dime ¿Hace cuantos existes? ¿Y donde estabas? Porque al ser la primera hechicera debes de tener muchos años
Ella lo miro y negó con una sonrisa
—Tu verdadera pregunta es: ¿Qué si vi lo de tus padres? Y la respuesta es: Me enteré de lo que iba a ocurrir, pero no pude evitarlo
—¿Por qué? Se supone que tu eres la primera hechicera, la más poderosa
—Te equivocas, yo no soy la más poderosa —, lo era tu abuela. Ella era la hechicera suprema y ni ella misma pudo evitar esta profecía. Por qué lo han escrito hace mucho, pero muchos años
—¿Por quién?
Antes de que Serena pudiera decir algo la voz de Perséfone se alzó haciendo que desviaran la vista hacia ella
—por los dioses, ellos planearon esto —señalo alrededor con los brazos abiertos —, como todo. Piensan por que tiene poderes pueden decidir la vida de los demás a su antojo
—Ellos deciden que es lo mejor para nosotros —le aclaro Serena
—¿Así? Entonces lo mejor para ti es quedarte sola por tantos años. Tener el poder y aun así no a ver lo que tanto quieres
—¿De qué? ¿Cómo?
—No eres la única con dóndes —le aclaro —, también se lo que hiciste en el pasado
—¿En que momento, si no me has tocado?
—Eso es algo que no responderé —la miro —, pero una cosa si te voy a asegurar. Los dioses hacen con nosotros lo que se les antoje como si fuéramos sus títeres
—¡Perséfone! Detente —le grito al verla salir corriendo
—Déjala, necesita tiempo para reflexionar —lo detuvo al ver que iba air atrás de ella
—¿Qué significa lo que dijo? ¿Qué es eso que tanto quisiste hacer y no pudiste?
—Hace mucho tiempo existieron dos sacerdotisas, cuyas esencias eran un regalo de los dioses. Pero a una le gano la avaricia, quería más. Decía que su destino era la grandeza —alzo la vista al cielo —, estar allá arriba con los dioses. Ellos le dijeron que no; que su corazón se había vuelto malo y que jamás podría ascender a los cielos. Ella llena de rencor y odio, juro que no descansaría hasta lograr que su alma estuviera en los cielos dominando el mundo
—¿Y lo logro?
—No se sabe, se dice que practico la magia negra y que se volvió muy poderosa. Pero entre más magia aprendía, así mismo su cuerpo se iba descomponiendo. Hasta que no podía mas y fue colocando su esencia en un objeto para luego esconderlo para que nadie mas que a quien ella eligiera pudiera encontrarla o destruirla, y después de eso no se supo mas de ella
—¿Y que paso con la otra sacerdotisa? A caso murió
—Si preguntas, si era tu bisabuela la respuesta es: no —sonrió —, ella se cultivo por años para poder llegar a serlo
—¿Entonces que le ocurrió
—No lo sé —negó con una sonrisa —, tal vez algún día podamos saber que fue de ella
Se alejo alzando su mano hasta su pecho para acariciar la marca en su muñeca