Cuando entro a mi habitación siento que voy a morir. Mi corazón acelerado, respiración entrecortada y manos temblorosas, me lo anuncian como un enorme letrero de neón.
Nunca me imaginé que ese tío vendría directamente a aclarar las cosas. O sea, me fui, lo dejé solo, le evité tener que recordarle a una mujer que era sexo y nada más.
¿Acaso necesitaba asegurarse de que las cosas estaban claras? ¿Qué no iba a aparecer más tarde exigiéndole una relación? ¿Exigiéndole amor, una boda y dos niños?
Pensé que no lo volvería a ver. Sé que estamos en la misma universidad, pero por el amor de Dios, este lugar es inmenso; las posibilidades de encontrarme con él, eran bien escasas y si lo hacía, al menos esperaba haber olvidado antes la noche mágica que pasamos juntos.
Además, ¿cómo demonios supo dónde encontrarme?
Necesito calmarme, olvidar todo lo relacionado con él lo más rápido posible; si Ariadna me ve en estas condiciones lo querrá saber todo y yo no estoy lista para compartir esos detalles. De todas formas, no lo volveré a ver.
Las cosas han quedado definitivamente claras: lo que pasó no tiene ninguna importancia.
((Para él, ¿no? Porque para ti definitivamente significó algo. Mucho, diría yo(( molesta mi subconsciente.
La ignoro completamente y sigo con el lavado por un rato.
¿Saben qué sucede cuando tienes una amiga como Ariadna?
Pues que las cosas suelen salir exactamente como no quieres que sucedan.
Cuando dos horas después me dice que los ha invitado al bar discoteca Clinton, el mejor de la ciudad, creo que voy a morir.
Gracias a Dios, me las arreglo para vitarlo toda la noche. No entiendo a este tío, insiste en hablar conmigo sobre lo que sucedió anoche, pero yo me niego rotundamente. No tengo ganas de escuchar de su boca que fue sexo y nada más.
Tiene cara de no rendirse cuando se propone algo, pero supongo que solo debo resistir hasta que se olvide de todo o entienda que estoy en la misma página que él. Lo que pasó no tiene importancia.
A pesar de todo, pensé que la noche podría ir bien, sin embargo no podía haber estado más equivocada.
Kyle se lió a golpes con el ex de Addyson y fuimos expulsados de la discoteca, para colmo, mi amiga, mientras buscaba el botiquín de primero auxilios para curar los nudillos del chico, terminó lanzándole las cosas del estante encima hiriéndolo en un brazo.
La noche acabó con nosotros en el hospital y una clara advertencia por parte de Kyle, de que no quería que ella se le volviera a acercar.
Me sentí mal por Addy porque realmente parecía avergonzada y dolida por las duras palabras del chico, pero en el fondo me alegré. Eso significaba que no tendría que volver a cruzarme con Maikol. Un bendito regalo de Dios.
Pero maldita sea, no sé a dónde fue a parar mi suerte pues al día siguiente lo vuelvo a ver y comprendo que no podré sacarlo de mi vida por más que quiera.
Las chicas y yo, somos las representantes de la universidad en el patinaje artístico sobre hielo. Somos realmente buenas. Resulta que dentro de cuatro meses se celebrará una de las mayores competiciones de patinaje de la historia y nosotras participaremos, pero debido a que nuestras parejas habituales se graduaron el año pasado, trasladaron a estos tres chicos desde Jack Alvar para que participaran con nosotras. Somos formalmente presentados y yo quiero que la tierra me trague.
La Fly High 2020 es una competencia de patinaje muy innovadora, que rompe con todos los estereotipos establecidos. No hay los habituales programas cortos y largos, tendrá una duración de diez minutos sin descanso (algo que me aterra bastante)
Los movimientos son libres, a nuestra elección, pero se exige mayor complejidad en los mismos. Contiene baile en pareja y en grupo y se puede participar en cualquiera de las dos modalidades artísticas, sobre ruedas y sobre hielo.
Es una pasada si me preguntan a mí y saber que vamos a participar me emociona muchísimo. Lamentablemente las palabras que salen de la boca de Nicol, nuestra entrenadora, borran la emoción.
Los chicos aprenderán a patinar sobre hielo y nosotras sobre ruedas. Y eso es imposible. Debido a un accidente que ocurrió hace trece años, en el que la madre de Addyson murió, ella no ha podido volver a patinar sobre ruedas.
—Déjala, nosotras hablaremos con ella —digo cuando Addyson se marcha llorando del club, con los recuerdos de ese día martirizando su mente.
Recojo mi mochila y junto a Ariadna salgo en su búsqueda.
—Espera —dice mi amiga al llegar al aparcamiento.
—¿Qué sucede? —Ariadna mira a su alrededor al mismo tiempo que se muerde el labio inferior. Con sus manos retuerce el aza de la mochila. Parece nerviosa—. ¿Ari, qué te pasa?
—No me pasa nada, solo quería saber si estabas bien.
—Claro que sí, ¿por qué no lo estaría? —pregunto confundida.
—Es la primera competencia en la que participarás después de... de... bueno, tú sabes después de qué.
Sonrío tristemente, han pasado casi dos años desde que mi vida cambió y ella aún no se atreve a llamarlo por su nombre.