2. Siempre contigo

Cap 12 Maikol

🌹🌹Cap dedicado a Yule Torres🌹🌹

 

Maikol:

Cuando Abigail se marchó me di cuenta de algo, me estaba enamorando de ese ángel de ojos azules y no tenía cómo volver atrás y, honestamente, no estaba seguro de querer evitar ese sentimiento.

Luego de decirle a Sabrina que algo urgente había pasado y que por eso Abigail había tenido que marcharse, decidí que era hora de volver a casa, no sin antes aclararle a Luz que lo que había hecho estaba mal y no se podía repetir. Protestó un poco e intentó seducirme pero cuando le dije que para mí era como una hermana y nada más, se quedó estática. Creo que eso le dolió.

Regresé a casa y gracias a Dios estaba solo, así que fui directo al baño, me duché sin perder mucho tiempo y caí agotado a la cama. Decidí revisar un poco mi Facebook para despejar mi cabeza, pero la aplicación a su lado llamó mi atención. Badoo y recordando a la chica con la que chateaba, decidí que era momento de terminar esa relación o casi relación, o como sea.

Estaba decidido a conquistar a Abigail así que no podía perder el tiempo en otras cosas. Por suerte, Gail era bastante comprensiva y agradable y me pidió ser solo amigos. Lo agradecí internamente porque es cierto que era divertido conversar con ella; es una chica muy ocurrente y, por algún motivo me sentía como en casa cuando hablaba con ella.

Pero lo que nunca imaginé es que la chica detrás de esa aplicación, fuera la misma que se colaba en mis sueños cada noche.

Cuando me dijo que era patinadora sobre hielo, no creía lo que estaba leyendo. Mi corazón se aceleró sin permiso, tuve que sacudir mi cabeza varias veces y abrir y cerrar mis ojos repetidamente para cerciorarme que lo que estaba leyendo era lo que realmente estaba escrito. Incluso tuve que salir por una cerveza y empinármela hasta el fondo para espabilar a mi cerebro que se había quedado en shock.

Seguía sin creérmelo porque, siendo honesto, la vida nunca había sido muy agradable conmigo, así que le hice varias preguntas, que estoy seguro, me hicieron quedar como tonto. Pero al diablo, eso era lo de menos.

Gail era Abigail Thomson y yo no cabía dentro de mí de tanta felicidad. Incluso dijo que había un chico que le gustada. Ese tengo que ser yo, nadie más la ha estado rondando todo este tiempo, estoy seguro. Aunque no voy a negar que me dolió muchísimo darme cuenta de que la había lastimado. Eso era lo último que querría en esta vida; su felicidad, a partir de ese día, se convirtió en mi prioridad número uno.

Decidí dejarla en paz por unos días, para que se calmara y que cuando comenzara a seducirla, sus muros no estuviesen tan fuertes. Mientras tanto me aseguré de que el chico de Badoo fuera un buen amigo, alguien que la escuchara y la hiciera reír, aunque no fue tan fácil pues en varias ocasiones tuve que burlar algunas preguntas personales que si las respondía, podrían darle una pista de quién era en realidad.

¿Por qué no le decía que era yo?

No sabría decirlo con exactitud, pero creo que era mi forma de mantener un contacto con ella. Si le decía quién era, estoy seguro de que ella habría cerrado su cuenta. Quería que me conociera y sin relevarle demasiado, fui lo más transparente que pude. Eso sí, no perdí la oportunidad de hablarle de mis sentimientos por “mi ángel” y ella me decía que no me rindiera, que siguiera adelante, pero que me tomara las cosas con calma.

Y eso decidí hacer, tomarme las cosas con calma. Comencé a coquetear con ella, algo sutil, para no asustarla. Le abría las puertas del club cada vez que coincidíamos, la alagaba, le contaba chistes y, debo destacar, que era malísimo en ello, pero eso no me detenía. Supongo que mis esfuerzos valieron la pena, porque el día de su cumpleaños, a pesar de que no hicieron una fiesta enorme, invitaron a algunos amigos a la residencia y fue una velada agradable aunque un poco extraña.

Me trató bien, reía de mis comentarios y se mantuvo siempre atenta por si necesitaba tomar algo; pero algo en su mirada me hacía creer que estaba pasando algo. No sé lo que era porque no me atreví a preguntar, pero a veces se distraía y debo decir, que no era la única.

Sus amigas también estaban en otro mundo y muy pendiente de todo lo que ella hacía, más de lo normal debo decir, porque si algo me he dado cuenta de estas chicas es que siempre están velando por el bienestar de Aby, no sé si es porque es la más pequeña o qué, pero ese es un rasgo que siempre me ha encantado de ellas.

Incluso, cuando le mostré mi regalo, dos entradas para ver una exposición arte de Duarte, un famoso pintor de Nordella, a pesar de que creí que no aceptaría pues se me quedó mirando por demasiado tiempo, terminó aceptando y yo, feliz y tonto como siempre, no me pude aguantar y besé su mejilla. Sus ojos se abrieron como platos pero sonrió.

¡SONRIÓ! ¿Entienden? ¡SONRIÓ!

Y mi corazón bailó la Macarena con ese gesto.

Es por eso que ahora estoy como un tonto sentado frente a mi computadora a pesar que son pasadas la medianoche y que acordamos salir a las siete de la mañana pues la exposición es a las diez; pero no importa, estoy buscando información sobre ese tal Duarte y sus pinturas para tener algo interesante que decir.

Hace unas semanas le pedí a Kyle que averiguara con Addy qué le gustaba y me dijo que uno de sus pasatiempos favoritos era dibujar y que era muy fan de ese tipo, así que le pedí, por primera vez, un favor a los chicos: que me consiguieran dos entradas para su exposición. Gracias a sus padres, ellos tienen muchas conexiones así que no les fue muy difícil conseguirlas.



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En el texto hay: juvenil, amor, amistad

Editado: 27.10.2024

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