🌹Capítulo dedicado a
Cherry Cherry🌹
Cuando salí del hospital, pasé tres días de reposo. Al principio lo sentía por los entrenamientos, pero luego de saber del desastre que se había formado, decidí que el entrenamiento era lo menos que debía preocuparme.
Por algún motivo que desconocíamos, después de que Kyle fuera a hablar con su padre para cambiar la sede de la competencia, se convirtió en un hijo de puta.
No sé qué sucedió, pero siempre estaba borracho, incluso cortó con Addyson, la dejó y mi amiga quedó destrozada. Al principio pensé que sería una faceta, pero cuando me incorporé a los entrenamientos me di cuenta de que el chico que yo conocía había sido cambiado por otro.
Los días avanzaban y los entrenamientos estaban en pausa por su culpa. Nadie sabía qué le sucedía, ni siquiera sus amigos.
Por suerte las cosas entre Maikol y yo, aunque al principio fueron un poco incómodas, estaban cogiendo su cauce, eso sí, el tema del bebé no se volvió a tocar, hacíamos como si nunca hubiese existido. Aún no logro descifrar si eso es bueno o malo.
El veintiséis de julio, luego de otro dramón, Ariadna se mudó con los chicos para aguardar las apariencias de una familia feliz, bajo las peticiones absurdas de sus no suegros, como ella les llama. Y por si fuera poco, cinco días después, estalló la tercera guerra mundial. Addyson se enteró de lo que tanto atormentaba a Kyle: su padre fue el causante del derrumbe del estadio Palco donde murió su madre.
Cuando nos lo contó, tanto Ari como yo quedamos en shock y una ira hacia ese hombre que nunca antes había sentido creció en mi interior. Tenía ganas de matarlo y, si no fuera ilegal, habría apoyado el plan de Ariadna.
Por suerte Addyson no se dejó vencer por el dolor y decidió que los entrenamientos debían seguir, pero con un pequeño cambio, el tema principal serían las mariposas, en un homenaje a la Chica Mariposa, o sea, ella, y a su madre.
Días después y gracias a Dios, ella y Kyle se arreglaron al mismo tiempo que Zion le pidió matrimonio a Ariadna, no por amor, sino porque su padre se lo exigió. Está demás decir el genio que se le montó a la loca de mi amiga y el rotundo no que le dio al padre de Emma. Por un momento pensé que revelaría toda la verdad.
Cuatro días antes de la competencia comencé a sentirme un poco mal, agotada y con dolores de cabeza bastante fuertes. En seguida se lo achaqué a los nervios de la competencia y por suerte, entre entrenamientos intensos que me dejaban fuera de juego, llegó el ansiado día.
A pesar del alto nivel de los otros participantes, nosotros contábamos con un arma secreta, los patines mágicos, aunque eso no significaba que no estábamos nerviosos.
Cuando fue nuestro turno mi corazón quería estallar. Estaba nerviosa y sólo pensar en los diez minutos de coreografía, el aire de mis pulmones desaparecía. No obstante ignoré el malestar y me propuse disfrutar.
Comenzamos bajo la melodía de la canción “Physical” de Dua Lipa y sentí que iba estallar. La sensación de libertad que me provoca patinar fue indescriptible en ese momento. Los gritos emocionados del público renovaban mis energías cada vez que sentía que no podía más.
Llegó la canción “Light your heart” de Jorge Blanco y yo solo pensaba en las ganas que tenía de que llegara la siguiente para poder descansar. Gracias a Dios, “Disparos” de Dani Fernández, no tardó en reproducirse. Era la hora de la pareja principal por lo que Zion, Ariadna, Maikol y yo fuimos a uno de los extremos de la pista a mover nuestros brazos de forma romántica.
Mi respiración era errática, más que la de mis amigos. Maikol me preguntó varias veces si me encontraba bien o si necesitaba algo. En todo momento le dije que no, que todo estaba bien, pero no, no era así. Necesitaba agua, sin embargo me obligué a no desistir. Por algún motivo, desde hace unos días me cansaba más de lo normal, incluso más que cuando comenzaron los entrenamientos… en diez minutos de coreografía estaba agotándome más que en tres horas de entrenamiento y eso me asustaba.
No obstante, hice de tipas corazón hasta que la canción terminó y comenzó la última “What a man gotta do” de los Jonas Brothers, por suerte, para ese momento, mi respiración estaba un poco más calmada.
Cuando terminó la coreografía, la alegría y el júbilo era inmensa pues a pesar de todo, habíamos estado perfectos. Cuando llegué a los camerinos, bebé un pomo de agua y me tiré en el sofá a descansar.
Ganamos el primer lugar y no cabía dentro de mí de la felicidad, no solo por vencer o porque habíamos marcado un punto en la historia del patinaje, sino porque lo había conseguido. A pesar de que los médico me habían dicho que no podría volver a patinar, mi obstinación y perseverancia me llevaron hasta ahí.
Pero la noche no terminó ahí con las emociones fuertes. Addy dio un discurso donde reveló quién era y lo que el padre de Kyle había hecho. Todo se volvió un caos, Richard arremetió contra todo el mundo, Andrés, el padre de Addy lo golpeó fuerte y terminamos todos en la policía.
Gracias a Dios, logramos salir a tiempo para festejar, con la increíble noticia que el señor Andersson, quedaría arrestado para investigar los sucesos de hace trece años. Y a pesar de que solo quería dormir, había que celebrar pues la noche lo merecía.