🌹Capítulo dedicado
a
Nelly Carvajal🌹
No sé cuánto tiempo ha pasado cuando la aguja es retirada, siento como ejercen presión en la zona y colocan un vendaje para luego ayudarme a acostarme boca arriba.
Me dicen que debo estar en esa posición por diez o quince minutos. Las escucho, pero todo parece muy lejano y ni me molesto en contestar. Total, creo que no podré moverme de aquí en días ni aunque lo quisiera.
Poco a poco caigo dormida.
Cuando despierto lo primero que veo es el rostro preocupado de mi madre, con unas bolsas oscuras enormes bajo sus ojos que me hacen preguntarme cuánto tiempo he estado durmiendo. Su imagen aunque graciosa, no me gusta; viste una bata, cubre bocas, gorro, guantes y zapatos de tela como los de los cirujanos.
—¿Cómo estás? —pregunta cuando se da cuenta de que estoy despierta.
—Todo bien, cansada, pero bien. —Tal vez un poco de picazón en la zona de la punción, la verdad es que es una sensación muy extraña, no me duele, pero sí siento como una presión en el lugar.
—Has sido muy valiente, mi niña. Muy valiente. Estoy tan orgullosa de ti.
<<¿Valiente? Se ve que no la viste llorar como niña chiquita>>.
¿Y tú dónde estabas? —pregunto al darme cuenta de que es la primera vez que By asoma su cara desde que salieron los resultados del Frotis.
<<Yo… pues por ahí… dando vueltas>> dice moviendo el pie de adelante hacia atrás, claramente nerviosa.
Cobarde. Me dejaste sola en uno de los peores momentos de mi vida. No sé ni para qué te dirijo la palabra aún.
<<No me digas eso, yo…>>
—Necesito ir al baño —le pido a mi madre logrando que la traidora de mi cabeza se calle.
—Claro que sí.
Vanessa se posiciona por mi lado de la cama, me sujeta por los hombros y me ayuda a incorporarme. Bajo la pierna derecha con dificultad, pero por algún motivo que desconozco, tengo que usar las manos para mover la izquierda. Me duele como el demonio y pesa demasiado.
Y gracias a Dios mi madre aun me sujeta, pues cuando apoyo las piernas en el piso, la izquierda me falla y casi me desplomo. A duras penas y con la ayuda de mi mamá, logro ir al baño y de regreso a la cama. Le cuento que me duele la pierna y ella da aviso a los médicos.
Javier no tarda en llegar y luego de explicarle los síntomas, me dice que todo indica ser una neuralgia producto a algún nervio que se tocó durante la punción y me receta paracetamol.
Poco a poco cada uno de mis familiares y amigos van pasando, de uno en uno luego de haberse desinfectado y disfrazado como mi madre.
Al día siguiente llegan los resultados de la biopsia y son exactamente los que esperaba el doctor Javier. No puedo evitar decepcionarme pues por estúpido que sea, guardaba la esperanza de que todo fuera una equivocación, aunque mi cuerpo me gritara que era cierto.
Comienzo el tratamiento por la tarde con ATRA en dosis de 70mg diarios y 800mg de Aciclovir cada doce horas.
Cualquiera pensaría que bajo medicamento mejoraría un poco. No es cierto, han pasado dos días de mi ingreso y tengo la sensación de que me siento peor. Los dolores de cabeza no cesan, el agotamiento puede conmigo, paso más tiempo dormida que despierta y a veces veo cuando entra algún familiar a cuidarme y cuando vuelvo a abrir los ojos, es otro.
Ni siquiera el dolor en la pierna ha disminuido, necesito ayuda para todo lo que implica moverme, incluso acomodarme en la cama es un fastidio.
Para empeorar las cosas las cosas, desde anoche tengo fiebre, no quiere bajar de treinta y nueve, cuarenta grados. Los médicos dicen que es una pancitopenia con neutropenia febril por lo que me recetan antibiótico por los próximos siete días. Esto es un fastidio.
El sábado en la mañana, seis días desde mi ingreso, no veo la hora de salir de aquí. Estar encerrada me está provocando claustrofobia aun cuando todos hacen hasta lo imposible por entretenerme. Me duelen los brazos y no precisamente por estar cansados, ya no resisto una aguja más. He perdido la cuanta de cuantas veces me han pinchado desde que estoy aquí y lo peor es lo que falta. Todos los días, a veces más de tres veces, me hacen todo tipo de análisis para chequear el avance.
En estos momentos mi mamá está sentada en el sofá, mira algo en su móvil y manda un mensaje.
—Mamá. —Su cabeza se levanta de forma brusca y me pregunto si no le ha dolido el movimiento.
—Pensé que estabas dormida —comenta caminando hacia mí—. ¿Cómo estás?
—He estado mejor. —Una sonrisa triste cruza su rostro.
—Addyson debe estar al llegar. Ella se quedará el día de hoy.
—Pensaba que le tocaba a Maikol.
—Él quería, pero tuvo que ir a la casa Mihor. Hace un rato llegó un mensaje a tu móvil. Era él.
Me alcanza el móvil, lo desbloqueo y precisamente tengo uno no, sino cinco mensajes de él que me dejan una sonrisa boba en el rostro.