2. Siempre contigo

Cap 30

Maikol:

—¿Por qué demora tanto?

—¡Por el amor de Dios, Maikol, tranquilízate, vas a asustar a Aaron! —Fulmino a Kyle con la mirada, pero la cara de mala leche me dura solo unos segundos pues no puedo evitar reír. El pequeño Aaron está demasiado dormido en los brazos de su padre y dudo mucho que se despierte simplemente porque yo esté intranquilo.

—Dudo mucho que se despierte, ese mocoso tiene el sueño pesado.

—Da igual, relájate. Aby se está poniendo hermosa para ti y sus padres fueron a buscarla, ella no se va a fugar de la boda, no como Ariadna.

Sonrío al recordar el susto que nos dio el día de la boda. Esa mujer está increíblemente loca, solo espero que no se lo pegue a Aby.

—Tienes razón.

El señor Andrés, el suegro de Kyle, se acerca a nosotros y me brinda un trago. Lo tomo sin detenerme a pensar de qué se trata y siento el líquido quemar mi garganta. ¡Joder, está fuerte!

—¿Estás más tranquilo?

—Si me emborracho, le voy a echar la culpa a usted. —Andrés se ríe y palmea mi espalda.

—Han hecho un trabajo increíble con el lugar.

—Sí, tiene razón. Eso se lo debo a su hija y a la loca de Ariadna.

Miro a mi alrededor, estamos en la cueva donde estuvimos por primera vez. No es muy grande pero no está mal y ahora que la detallo bien, está más alejada del agua de lo que en un principio había pensado. Pero es normal que no lo recordara, la primera vez que la vi, era de noche, había tomado y estaba muy nervioso por la presencia de Aby y al día siguiente, digamos que la escena con el pervertido no fue muy propicia para detallarla bien.

Dentro de la cueva hay una mesa cubierta con un mantel blanco, una silla donde ya se encuentra esperando la Notaria y dos más al frente, dispuestas para nosotros. Encima de la mesa descansa un libro enorme donde quedan registrados los matrimonios y un hermoso búcaro de flores blancas y rojas. Para no arriesgarse a un clima nublado, hay luces dentro de forma que la iluminación no supone un problema.

Fuera, hay bancos pequeños dispuestos en tres filas hasta donde las olas mojan la arena y ahí se ubicó a la familia, los integrantes de la Casa Mihor y los amigos más allegados. El resto de los invitados están organizados de pie incluso dentro del agua., a algunos les llega por la cintura. En un inicio pensé que las personas se negarían a esa locura, pero me equivoqué, todos lo vieron como una forma original y divertida de celebrar una boda. Encima de la cueva habilitaron una pantalla gigante supuestamente para los que están dentro del mar puedan ver lo que sucede dentro.

—¡Ya viene la novia! —chilla mi suegra cuando llega a nosotros y mi corazón golpea con fuerza en mi pecho.

Ya es hora. Ya es hora. En unos minutos, Abigail Thomson será mi esposa.

Sonrío como un tonto ante la idea mientras Andrés y Aurora toman asiento y mis amigos se marchan para sumarse al cortejo nupcial. A pesar de que nada de este formalismo se suele usar en las bodas de New Mant, las chicas insistieron y yo no me puede negar. Querían que yo también me uniera, pero me negué, sabía que estaría de los nervios y por lo tanto, mi lugar es junto a la notaria.

Así que, con las manos sudorosas, un nudo en el estómago y el corazón en la boca, espero a mi futura esposa, de pie en la punta del camino de pétalos de flores que han hecho dos señoras muy amables después que llegamos y Aby se encerró en la carpa.

Un vals comienza a sonar y centro toda mi atención a la esquina de las rocas, justo por dónde entrará mi chica.

Los primeros en aparecer son Kyle y Addy, los testigos. Tienen los brazos cruzados el uno con el otro y una sonrisa deslumbrante en el rostro. Detrás de ellos vienen Zion y Ariadna que serían algo así como los damos de honor, eso me da gracia, ¿me pregunto si existen los hombres como damas de honor? Por suerte Zion se presta para todo. Cuando llegan a mí, mis amigos se ubican detrás de mí y las chicas al otro lado.

La siguiente en el cortejo nupcial es Sabrina, mi hija. Camina sonriente sin apartar su mirada de la mía y no puedo evitar pensar en lo hermosa que es. En sus manos trae un pequeño cojín con la cajita en forma de concha que contiene los dos anillos. El que ella me dio y uno que le he comprado con el salario que he estado reuniendo desde que comencé a trabajar como psicólogo en el hospital. Pensé que me resultaría más complicado encontrar trabajo una vez que me graduara, pero al pasar tanto tiempo ahí durante la enfermedad de Aby, creé algunos lazos con gran parte del cuerpo médico y bueno, cuando se desocupó una plaza, pensaron en mí inmediatamente.

Detrás de mi brujita, una Emma de poco más de tres años enfundada en un vestido blanco con unos guantes, aparece de detrás de las rocas y recorre el camino sonriente con una cesta de pétalos que se supone debe ir vaciando poco a poco pero que a los cuatro pasos está casi vacía. Río ante la imagen y a pesar de que pienso que no llegará a nosotros pues esa mocosa se entretiene con cualquier cosa, llega a su padre y levanta sus bracitos para que la cargue.

Y mi mundo se detiene cuando veo aparecer a mi chica del brazo de su padre vestida totalmente de blanco con un vestido de escándalo y sé que se lo he dicho varias veces, pero justo ahora, parece un ángel. Un ángel bien sexy. La parte superior del vestido no deja mucho a la imaginación y a pesar de que la falda es larga, se transparenta y me deja claro la parte inferior de un bikini. La brisa mueve la saya hacia todos lados y una raja en el vestido deja su tonificada pierna a la vista cada vez que la mueve.



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En el texto hay: juvenil, amor, amistad

Editado: 27.10.2024

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