20 A los 58

Capítulo XV- La advertencia

—Te quedo deliciosa; el mejor pollo que he probado— Me rio limpiándome los labios.

—No exageres.

—Es cierto, mírame crees que miento— Se le nota una sonrisa picara en su rostro Angélica esta que nos mira muy raro, es que tal vez ya no pueda ocultar lo que siento, estoy que me siento en las nubes con el brillo de sus ojos y esa sonrisa hermosa.

Debajo de la mesa me sostiene la mano.

Creo que ya estoy colorada una vez más, unos quedamos unos largos segundos mirándonos fijamente dando a demostrar con la mirada que morimos de amor.

Me perdí en su mirada, la cual es segura y...

—¿Ah, todo bien?— Angélica pregunta con cara ligeramente fruncida.

—Si, por supuesto.— Héctor contesta. Recuperando la postura.

—Permiso, iré por más servilletas— Me levanto para ir a la cocina con una excusa inútil, pero necesito relajarme porque mi corazón va a explotar, no mentiré que sus ojos me derriten al igual que su sonrisa lo que me recordó aquel sueño húmedo que tuve y he vuelto a humedecer con un sabroso cosquilleo, Margaret cuando te volviste tan perversa, como es que una mirada te pone a pensar cosas íntimas.

 

Angélica / Ana

—¿Te gusta? ¿Eh? Crees que no me fije en como la miras— Al mami hablar de esa manera casi escupo el agua de la boca.

—¿Disculpa?— El señor contesto confuso mientras mami le clava la mirada.

—Ja, ja Mamá lo vas a asustar— Le digo, comiendo otra porción de este rico pastelón.

—Contéstame— Miro a mamá, la cual tiene esos ojos pelados que pone cuando me regaña, ni siquiera puedo masticar. ¿Por qué está actuando así?

—Eh, con todo respeto, quiero decir que, sí. Pero así como la quiero, la respeto.—Contesto el señor, muy serio, ¡Ay es que es todo un caballero! Ya veo porque Abue babea.

—Más te vale, mi madre. Es la mejor mujer de este planeta, espero nunca tener quejas— Al mami hablar tan serio, trague sin masticar y tomé agua nuevamente. Mire a la cocina por si abuela viene.

—Pienso lo mismo, desde que la vi, me llamo la atención, el encanto y la dulzura que se ve en ella... Espero sorprenderte y ser el indicado para Margaret— ¡Aww me muero! 

—Yo también espero que me dejes sin palabras; porque mi madre se merece todo no quiero que se llene de ilusiones ella ya ha pasado por mucho y así como la vez le cuesta confiar, así que cuídala y valórala que ella merece ser feliz y nunca, nunca le mientas— Veo abuela salir de la cocina. No me queda de otra que interrumpir la conversación.

—Y... Entonces dijiste que eras, profesor— Entro a la conversación, al mami ver Abue esconde la mirada.

—Ah, sí.

—Que bien, muy lindo tu trabajo

—¿Qué conversan?— Abuela, pregunta mientras se sienta.

—Héctor nos contaba de su experiencia como profesor

Mamá está callada, solo enchino sus ojos con una sonrisa más falsa que la chica a la que no le caigo bien.

Nunca había visto a mami hablar tan en serio, parece una advertencia y estuvo muy buena a los hombres tenemos que ponerlo todo claro desde un principio. El señor hasta se asustó, puso una cara de torpe. Hay no puedo con esto, quisiera reírme a carcajada.

 

Margaret

Ana está callada y Héctor la mira. El ambiente está tenso, algo me dice que aquí ha pasado algo.

—Ana, ¿Todo bien?— Le pregunté preocupada.

—Claro mamá, ¿Verdad Héctor?— Mire a Hecto afirmar con su cabeza. Angélica se ríe a carcajada. Esto no me suena nada bien. Mire a Héctor avergonzada, ¡Ay por Dios! Que no se nada fuera de lugar.

 

Angélica / Ana

Al terminar de comer, Héctor nos contó más de su vida, aparte de ser profesor, es propietario de unas 3 casas; también que lleva unos "cuantos" años solo, y cuando hablo de "cuantos" son muchos. Es un hombre interesante y nos es feo, es perfecto para mi abuela, se les nota lo enamorados que están. Nos hizo un cuento que nos causó risa hasta más no poder, hasta mami se rio como chiflada.

Llego el momento de que él se marchara, vamos a la puerta a despedirnos. 

—Fue un placer— Le extiendo mi mano y me abraza. ¿Acaso le caí bien? No lo sé, pero se sintió extraño tal vez porque no tengo un abuelo y su abrazo se sintió al igual que cuando Abue mi abraza.

Mami le extiende la mano y se aprietan. 

Miro abuela que al parecer no se ha dado cuenta de la situación.

Margaret

Mientras lo acompañó a su auto después de esa extraña mirada de Ana.

—¿Todo bien?— Le pregunté, entrando mis manos en mis bolsillos.

—Si, tu hija y tu nieta son... Increíbles— No dudo en sonreír, sé lo maravillosas que son.

—Son lo más hermoso que tengo... ¿Acaso paso algo mientras no estaba en la mesa?

—Sí... Tuvimos una linda charla... Hiciste un excelente trabajo como madre y abuela... Gracias por esa sabrosa comida, espero verte mañana y todos los días de mi vida— Me toma mi mano y deja un beso en ella.

—Si sigues tratando así de dulce, creo que si me verás— Toco su nariz con mi dedo índice.

Me abraza fuerte a su pecho, dejo caer todo mis miedos en él disfrutando de su aroma único.

—Es hora de irme— Me dice besando mi frente, se aleja de mí lentamente, entrando a su auto, me cruzo de brazos mirando como se marcha...

Cuando regrese a casa Angélica brinca de emoción.

—Es tan dulce.— Dijo mordiendo su labio —Es que apenas lo conozco y ya creo que es el indicado.

—¿Tú que piensas Ana?

—Aquí lo importante no es lo que piense yo o Angélica, aquí lo importante es que estés feliz porque si lo estas yo también lo estoy.

—Hablan como si ya fuera mi marido.

—Creo que falta poco— Angélica mascullo acercando lentamente sus dedos indice y pulgar.




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