20 A los 58

Capítulo XX- El deseo

Me quedé callada soportando el nudo en mi garganta, no podría contestar su pregunta por más que quisiera, pero sus ojos cristalizados me destrozan el corazón; estoy causándole daño manteniéndome callada lo único que se me ocurre es caminar huir antes que hablar.

—Margaret…

Me llamo, pero no quería parar lloraba como niña sin mirar atrás en minutos mis lágrimas eran acompañadas por la lluvia.

Me duele tanto pensar que estoy avanzado cuando tengo sus recuerdos en mi cabeza me he dado cuenta de que extraño tanto a Martín que estando con Héctor mi corazón lo siente como si fuera él.

No quiero hacerle daño a alguien, no quiero herir a Héctor… Para ser sincera ya no sé lo que quiero.

No puedo soltar el pasado y seguir el presente como si fuese un sueño.

Me siento inútil no puedo olvidar lo que tanto daño me ha hecho.

Las luces de su auto aceleran mi corazón, baja la ventanilla llamando por mi nombre, pero no respondo ni me atrevo a mirar, solo apresuraba mi paso.

—Margaret… Margaret por favor. ¿Por qué te pones así? No quiero que te mojes más, puedes enfermarte.

—Héctor, yo no puedo seguir con esto.— Fui clara mirándole a los ojos.

—Margaret— Musitó.

—Yo nunca podré ser feliz.

—No digas esas cosas, claro que sí… Te mereces todo.

—No puedo alejarme del pasado.

Interrumpió mis palabras con un apasionado beso se alejó lentamente.

—Te entregaría mi vida con tal de hacerte feliz, quiero que me hables y me enseñes tus heridas yo podría ayudarte a curarlas y si no puedo entonces no me cansaré hasta poder ayudarte a sanar… Margaret es que acaso no te das cuenta estoy tan enamorado que haría cualquier cosa por hacerte feliz, si lo que quieres es que vayamos al paso entonces estoy dispuesto a ir a tu manera aunque se nos acabe el tiempo, por lo menos diremos que lo intentamos.

—No quiero… No quiero seguir estos pensamientos, no puedo alejarme del pasado por más que quiera. Maldición yo quiero ser feliz, me merezco ser feliz estoy cansada de sufrir a escondidas, pero sus benditos recuerdos siguen aquí en mi corazón… Creí haber empezado de nuevo…

Rompí el en llanto sentía mi alma rota, el pasado me ataca tan fuerte ¿Por qué será que cuando pensamos que estamos feliz, el pasado te demuestra los tropezones y volvemos a caer? El pasado se burla de nosotros haciéndonos saber lo estúpidos que fuimos alguna vez y hay es cuando te detienes y los pensamientos cumplen con castigarte. 

—Margaret, quiero ayudarte— Masculló, le miré sus manos acarician mi rostro; ¿Qué estás diciendo? Después de todo lo que dije debería irse y no volver a hablarme en su vida, sin embargo está a mi frente con una mirada luminosa. —Yo me enamoré de una mujer fuerte, no conozco tu historia, pero puedo asegurar que puedes con la montaña más grande… Margaret te amo y quiero ayudarte a sanar cada agujero que tenga tu corazón.

Mi cuerpo tiembla del frío provocado por la lluvia, le abrace tan fuerte dejando ir cada nudo en mi garganta, le bese sintiendo la liberación de mi enojo, sus manos en mi cintura provocando humedecer donde las gotas de lluvia no habían llegado…

El regreso a casa fue silencioso, pero me daba risa saber que los dos estamos empapados en su auto como dos jóvenes después de una corrida bajo la lluvia.

Entré a casa invitándole a sentar, pero se negó al estar húmedo, no sabía qué decir después que hasta maldecid en su frente.

—¿Quieres algo de tomar? 

—No… Ya es tarde creo que regresaré a casa.— Dijo con una leve sonrisa, me acerque mirando los botones de su camisa pegada a su cuerpo por la húmeda.

—¿Y si mejor te quedas?—Pregunte a un tono muy bajo. —Quiero…— Masculle acariciando por encima de su camisa su cuerpo, me encontraba tan nerviosa. —Q-Quiero que me hagas el amor. 

Mi cuerpo tembló de miedo al dejar salir mis palabras Héctor trago lento, me alejé un poco deslicé el zíper de mi vestido con mis manos temblorosas sin embargo tengo el corazón seguro de lo que realmente anhelo en este momento, quedándome en ropa interior a su frente mirándole a esa mirada de fuego que tiene observo cada detalle de mi cuerpo impresionado esta como un león abriendo en cambio yo estoy dispuesta a entregarme toda a su plato...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.