20 A los 58

Capítulo XXIV- La verdad

¿Qué se siente saber que el amor de tu vida había hecho su vida mientras que tú solo lo esperabas? La verdad es que es extraño por una parte siento furia me he dado cuenta lo estúpida que fue todos estos años, no obstante había olvidado las veces que le pedí a Dios por su felicidad lo que más me molesta es que siempre pedí por él cuando yo por mí no hacía absolutamente nada.

—Yo… Te espere.— Musite tratando de mantenerme firme y serena al hablar.

—Yo te busqué, como lo prometí.

—Eso es mentira— Brame tratando de mantener la calma. —Tú nunca te acordaste mi… ¿Cuándo me buscaste? ¡Habla Martín! No eres más que un codicioso te fuiste por una mejor vida cuando yo pensé que con la que teníamos te bastaba, eres un cobarde ni siquiera tuviste el valor de decírmelo y lo peor de todo es que te espere todos esos años perdidos. 

—Margaret regresé, pero al hacerlo ya no estabas.

—Sabes cuanto tiempo te espere en ese lugar aguantando humillaciones, te espere 5 años, ni siquiera tuviste el valor de enviarme una carta, eres un sinvergüenza— Empece a llorar intenta poner su mano en mi hombro, pero se lo impedí.

—Margaret.

—¡Me dejaste embarazada, Martín! Tú no sabes nada de lo que yo pase, ni siquiera puedes imaginar como fue mi vida— Se quedó callado — Y lo peor de todo es que mi hija también se ilusionó años con un maldito papel con letras y promesas falsas… Sabes es bonito verte y aceptar que por ti no siento nada más que desprecio… No tienes excusas que puedan hacer que olvide todos los años que he perdido, por una parte agradezco, me diste el mejor regalo la razón que mantiene firme en el día de hoy.

—¿Cómo se llama?— Pregunto nervioso. —¿Cómo se llama mi hija?

—Ana… Es una maravillosa mujer.— Musite limpiando mi lágrima, este se acercó tomando mi mentón.

—Perdóname.

—Un perdón no resolverá nada.

—Al pasar los años intenté continuar mi vida sin ti, fue difícil sin embargo encuentre una mujer que calmo mis días nublados años intentando olvidarte— Se mantuvo callado mirándome a los ojos.

—¿Y?— Musite esperando más. 

—Quise ser feliz, así que me case después de diez años sin saber nada de ti, aunque estuve con ella siempre me acordaba de ti, llego un momento en que quise ya arrancarte de mi pecho y cuando lo conseguí cinco años después ella partió de este mundo dejándome una pequeña en mis brazos, cuando pensé que por fin sería feliz la vida me golpeo tan fuerte, pensé que no podría seguir, pero merecía la pena seguir adelante por esa niña que se convirtió en mi vida, estaba perdido intentando ver entre la niebla pase parte de mi vida olvidándote y cuando lo consigo la vida me arrebata nuevamente la felicidad, la diferencia es que mi primera felicidad la arruine yo. Fui un maldito estúpido y cobarde tienes toda la razón… Perdóname Margaret, cuando tome ese camino me perdí, te perdí y la perdí a ella también. Creo que este es mi castigo, no puedo creer que te tengo aquí en frente después de todo no te culpo por detestarme. Quiero que sepas que me alegra que el destino te haya puesto de nuevo en mi camino, no quien de los dos ha sufrido más, solo sé que tengo la culpa de todo y lo lamento tanto, tú no merecías haber pasado por todo ese proceso sola; mi querida Margaret cambiaria mi vida por repetir aquel momento y haber tomado la decisión correcta.— Quite su mano de mi mentón.

 

—La tomaste… Porque yo no me arrepiento de que te hayas ido, creo que nada me hizo más fuerte que eso.— Dije con rostro frío. —A pesar de todo aguante la eternidad de tu demora… Pero se apagó la pequeña llama en mi corazón volviese ceniza y al final renació por un maravillo y nuevo amor que he conocí; yo nunca daría mi vida por repetir aquel día que te fuiste y olvidar las lecciones que la vida me ha enseñado.

 

—Cuando te busque y no te encontré pensé que se acabaría mi vida.— Agrego negando con su cabeza con un suspiro de lamentación.

—Pero no fue así.— respondí.

—Quiero tratar de tapar las grietas.

—No te preocupes por las mías ya fueron ocultadas.

—Margaret yo no puedo volver a ver como te pierdo.— Se acerca mientras yo solo retrocedo. —Yo quisiera volver a intentarlo.— Mascullo tomando mi mano, pero he notado que ni tiemblo ante sus palabras.

—¿Qué estás diciendo? ¿Escuchaste tus palabras?— Le pregunté retirando mis manos. —Martín, presentía tu regreso  y de la manera en que te recibiría, pero solo eran imaginaciones, el destino nos ha jugado muy mal… Sabes diría que te amo y que te perdono las noches que te espere detrás de la puerta, que te perdonaría cada lágrima que derrame de pena y rabia, pero no siento una gota de lástima por ti y tampoco quisiera volver a caer en el mismo error de amar a una persona que solo piensa en sí mismo, tus mentiras solo me darán toda fuerza para alejarme completamente de ti… Yo amo a otra persona que si me merece, para serte sincera tu ausencia solo fue una gran lección que valió la pena aprender.— Me termine de alejar, pero me detuvo tomándome del antebrazo devolviendo a él, le mire furiosa 

—Estás mintiendo— Comento jalándome a él en segundos sus labios intentaron besar los míos, sin embargo le empujé fuerte al alejarlo le pegué una bofetada furiosa.

—No, no estoy mintiendo.— Brame  viéndole volver a voltear su mirada a mí —No te me vuelvas a acercar… Ya no quiero volver a perder mi tiempo. 

—Papá, con que aquí estas.— La señorita interrumpió acercándose con dos margaritas.

—Permiso.— Dije marchándome.

—Señora, acompáñenos— Su voz me detuvo miré abrazándome del frío que tengo.— Ella quitó su abrigo acercándose. —Abríguese con esto, venga acompáñenos unos minutos.— Disculpe no me presente, me llamo Margaret.— Al escuchar que la señorita tiene mi nombre mire a Martín el cual miraba al suelo entristecido.

—No, gracias, señorita. Ya es hora que vaya a la cama.— Dije volviendo a tomar mi camino, pero me detuve aún estando de espalda. —Martín… Sabes no me quedaré con esto... Te perdono todas las ausencias...— Me alejé escuchando  los murmullos de la señorita Margaret.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.