20 A los 58

Capítulo XXVI- Libre

“El que ha superado sus miedos será verdaderamente libre” - Aristóteles.

A veces la vida es dura, pero todos tenemos la capacidad para avanzar.

El tiempo pone todo en su lugar por más difícil que sea, solo tenemos que vivir confiando en nosotros y por su puesto el apoyo en la familia es la mejor armadura para avanzar.

Luche contra las tormentas con la frente en alto paso tiempo y me había convertido en una guerra herida por el pasado, al detenerme por el descanso que merecía creí ya era tarde para volver a empezar acepte la realidad para seguir, los sentimientos crecieron de una manera inigualable mostrándome que con el amor podría avanzar aunque el miedo y la duda me acobardaban, me di cuenta de que nada es más fuerte que yo y que en la jaula en que me encontraba nadie más que yo podría abrirla, así que me atreví a volar y al sentir la libertad y descubrí que no quiero volver a estar encerrada otra vez. 

No tengas miedo a sentir y querer vivir ahora lo que el pasado o el destino no te permitió y si necesitas apoyo entonces mírate al espejo en el encontraras lo que realmente necesitas y te darás cuenta de que tienes lo suficiente para avanzar “Vida” así que vive para luchar con todo lo que te impide volar a lo que más deseas. Y aunque es difícil ser grande cuando te sientes pequeña, lo importante es intentarlo hasta que funcione, tú puedes mover la montaña más grande si te lo propones…

—Abuela, mamá… Ahora que lo pienso creo que exagere con lo del Titanic.

—No empieces Angélica.— Me molesté mientras que Ana se ríe bajando del crucero.

—Ay mamá tampoco te amargues, solo bromea.

—Lo bueno es que ya no volveré a ver a mami vomitando a menos que este esperando un hermanito.—Empece a reír.

—¡Angélica!— Ana le iba a pellizcar hasta que vimos a Héctor acercarse con unos grandes algodones de azúcar.

—Es la neta mami… Ya finjamos ser normal Héctor se acerca— Mascullo con caras raras Dios esta niña sin duda es lo más tormentoso y divino que Dios puedo enviarnos.

Héctor extendió a cada una un algodón agradecimos.

—Abuela, quiero tomarles foto.

Se aleja emocionada,  Ana se colocó al lado de Héctor estando sonrientes, Angélica hizo seña para tirar la foto.

—Bien ahora una más romántica a ver mamá aléjate ¿si?

—Debiste ir al punto desde el inicio Angélica— Ana se alejó dándole una mordida a su algodón. 

Héctor me miro con esa sonrisa divina, acercándose aún más para terminar con un lindo beso que repetiría cada segundo de mi vida.

 

¡Gracias!

Quiero agradecer de corazón el apoyo que recibí con esta historia, siendo sincera no pensé que esta historia llegara a tener tantas lindas personas atentas a cada actualización y eso me hace tan feliz leer cada comentario y saber que alguien se siente identificado me llena de alegría.

 

Un beso gigante y un montón de bendiciones.

Grupo en Facebook: Lectores de Claudia Calzado.
 

Historia basada en la vida real.

Historia registrada en Safe Creative : 2007214813394

Escrita por Claudia Calzado.

 




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