Después de varias horas y múltiples paradas cortas, nos turnábamos entre Drake y yo al volante. Solo pensaba en llegar a la frontera y ver a mi amigo Dylan, separarme de esta pesadilla y poner a salvo a Líria y la pequeña Meredith.
— Hey, chicos, después de llegar a la mitad del puente estaremos en la frontera —anunció Drake.
Al escuchar esto, la mirada de Líria cambió. Después de haber presenciado atroces panoramas desde DownGreen, lo sucedido en la gasolinera y al pasar por RiverSide, era normal que al oír la palabra "FRONTERA" sonriera. Al fin y al cabo, ese lugar era nuestra última esperanza.
A medida que avanzábamos, el agotamiento recaía sobre nuestros cuerpos y se reflejaba en nuestros rostros.
— Estamos llegando, Marshall. Prepárate para el recibimiento. Estamos salvados... ¿Pero qué? ¿Qué sucede aquí?
Al igual que Drake, mis ojos se llenaron de asombro. ¿Qué estaba pasando? La frontera, esa esperanza que teníamos, estaba vacía. ¿Acaso Dylan me mintió? No creo; Dylan es mi amigo de infancia, pero en esta "frontera" no hay nada, solo autos amontonados. La desgracia se veía en el puente colgante.
— Líria, ¿estás bien?
— Marshall, no ves tu alrededor. No hay nada que no hayamos visto durante el camino. Ya no sé qué pensar.
Las lágrimas de Líria afloraban una vez más y el sentido de culpa esta vez me poseía. Cuando de repente escuché:
— Marshall, debemos pensar en alternativas. Aquí no hay nada, ni una persona, ni un militar, nada.
Debíamos hacer algo, pero en estas circunstancias, ¿qué hacer? ¿Cómo actuar? Líria salió diciendo:
— Marshall, apúrate. No quiero que esas "cosas" lleguen aquí y nos embosquen.
Si tan solo me dejaran pensar, pero comprendía su inquietud. Antes de que pudiera decir algo, una de esas "cosas" impactó el auto.
— ¡Demonios, Marshall! ¡Céntrate!
De repente, tras tantos golpes en la ventanilla de Drake, este rompió el cristal. Cuando parecía que iba a disparar su escopeta, la cabeza de aquella "cosa" saltó directo a los pies de Drake. Impactados, miramos al ejecutor y, para nuestra sorpresa, era un joven.
No pasaron ni diez segundos y este nos invitó a bajar.
— ¿Piensan quedarse ahí? ¡Bajen de ese auto y síganme! ¡Hey, Lita! Encontré un grupo. Avisa a los demás en la guarida y dile a Ralf que tenga comida para perro.
— ¿Qué? ¿Quién era ese sujeto? ¿Acaso era un militar? Dudaba, pues se veía muy joven. ¿Y quién es Lita? ¿Cuartel? ¿Existía más gente? Tanto Drake como Líria y la pequeña Meredith me miraron en espera de una respuesta. En vista de que no teníamos opciones, asentí con la cabeza y salimos del auto. Drake me miró y me preguntó:
— Marshall, ¿confías en él?
— Drake, no tenemos más opciones. Además, él mencionó algo sobre una "guarida" y parece que hay más personas.
En eso, Líria también interrumpió.
— Marshall, ¿estás seguro de lo que haces? Meredith está asustada y, aunque está tranquila, no quiero que vuelva a ver a esas cosas.
No podía asegurar nada, pero debía mantener la calma entre nosotros. El joven, mientras caminaba, hablaba por un walkie-talkie.
— Ralf, encontré sobrevivientes: dos hombres, una mujer, una niña y un perro... No, no, no, Ralf, parece que ninguno está mordido.
El sujeto giró su cabeza, nos miró y nos preguntó:
— No tengan miedo. En breve nos reuniremos con Lita y iremos a "La Colmena", así llamamos a nuestro refugio. Me llamo Maverick, soy un "merodeador".
— ¿Merodeador? ¿Quién es esta gente? Aunque parece joven, se muestra relajado en medio de esta situación. Al avanzar, una chica de aspecto asiático alcanzó nuestro grupo. Maverick volvió a interrumpir mis pensamientos.
— Hey, Lita, ¿alguna señal de vida?
— No, Maverick. Solo basura y unos cuantos Divoks de nivel 2.
— Bueno, esos Divoks no se cansan. He encontrado a este grupo varados en un auto, siendo atacados por un Divok de nivel 1.
— ¿Divoks? ¿Acaso se referirán a esas "cosas"? Tal parece que esta gente sabe más que nosotros. Entonces Lita miró a Meredith y le dijo:
— Pero qué niña más preciosa. Ten un caramelo.
Meredith comía el caramelo tímidamente mientras Lita le limpiaba la cara. Maverick nos habló nuevamente.
— Se ven con hambre. Avancemos, de lo contrario esos Divoks nos darán alcance y será un problema.
Avanzamos y, tras un rato, llegamos frente a una casa con portones fortificados manualmente. Las paredes junto a los portones tenían pinchos y vallas electrificadas. Pero, ¿cómo es que tenían luz eléctrica? Al igual que yo, tanto Líria como Drake se fijaron en todo. En la parte de arriba había un hombre aparentemente vigilando el área. Maverick se detuvo y gritó.
— ¡Vamos, Red! Abre este portón. Traigo sobrevivientes. Además, Ralf ya sabe del asunto, ¡aprésurate!
Mirándonos, nos dijo:
— Chicos, este es Red, el vigía. Pasa todo el día ahí. Él nos avisa de cualquier movimiento anormal afuera. Procuren no tocar las vallas, porque están electrificadas.
Al terminar, el portón se abrió. Lo primero que vimos fue una piscina larga y una especie de casa con varias plantas. Lo extraño era que la casa no tenía luz. ¿Por qué? Bueno, todos entramos y nos quedamos parados frente a la piscina. Por un momento, me sentí protegido y en el rostro de Líria y Meredith se veía una sonrisa confortable. En cuanto a Drake, aún se le notaba desconfiado. La frontera no existía, pero en su lugar llegamos a un lugar llamado "La Colmena".