El silencio de la noche fue abruptamente interrumpido por el sonido del Walkie. La voz de Red resonó con urgencia, y mi corazón se aceleró al escuchar sus palabras.
-"Marshall, ¿Chicos? Alguien que me escuche... Se aproxima una horda de Divoks, repito, se aproxima una horda de Divoks. Aparentemente, uno de ellos los lidera."
Me incorporé de un salto, el miedo y la confusión invadiendo mi mente. ¿Cómo era posible que una horda se acercara a nosotros? ¿Qué los había atraído hacia aquí? Sin perder tiempo, corrí hacia donde estaba Red, encontrándolo con unos prismáticos en mano y a Milo a su lado, ladrando nerviosamente.
-"¿Qué ves?"- pregunté, tomando los prismáticos que me ofreció.
Al mirar a través de ellos, mi estómago se hundió. Una horda de Divoks avanzaba a paso veloz, sus ojos brillando con una ferocidad aterradora.
-"¡Debemos evacuar!"- exclamé, devolviendo los prismáticos a Red. -"Prepáralo todo. No podemos quedarnos aquí."
Entré rápidamente al refugio y encontré a Líria y los demás. Sus miradas perdidas reflejaban la desesperación.
-"¡Chicos, tenemos que irnos ahora!"- grité, tratando de infundir un poco de orden en el caos.
Shawn y Tracy estaban equipando armamento, mientras Maverick y yo ayudábamos a Derek a moverse.
-"¿Dónde está Meredith?"- preguntó Lita, su voz temblando.
-"Líria y Lita se encargarán de ella,"- aseguré, viendo cómo se apresuraban a recoger víveres. -"No hay tiempo que perder."
De repente, un estruendo de disparos resonó en el exterior, seguido de un lamento desgarrador: la voz de Red. El miedo se apoderó de mí.
-"¡Milo!"- llamé, y el perro se acercó, ladrando con furia. Asomándome a la ventana, vi que los Divoks ya estaban aquí, y el pánico se instaló en mi pecho.
-"La única manera de escapar es en el auto,"- dije, tratando de mantener la calma. -"Shawn y Tracy lo han mejorado. Es nuestra mejor opción."
-"Maverick y yo haremos tiempo,"- continué, mirando a mi amigo. -"Cuando estén en el auto, no hagan ruido y den alguna señal para que podamos ir hacia ustedes."
Los demás asintieron, y con un último vistazo, se alejaron lentamente. Milo se quedó junto a mí, a pesar de que intenté que se fuera con el grupo.
-"Vamos, Milo,"- murmuré, pero él permaneció firme, como si supiera que necesitaba estar a mi lado.
Con la baja de Red pesando en nuestro corazón y los nervios a flor de piel, nos dispusimos a enfrentar a los Divoks. Estábamos en la entrada principal, frente a la piscina, esperando la llegada de la horda.
El tiempo parecía alargarse mientras la sangre y partes cercenadas caían a nuestro alrededor. La lucha era feroz, y el sonido de los gritos y disparos llenaba el aire.
De repente, vi a Ralf, el líder de los Divoks, acercándose. Su imponente figura me hizo temblar.
-"¡Marshall!"- gritó Maverick, preocupado por mí. -"¡Cuidado!"
Pero ya era demasiado tarde. Ralf se lanzó hacia mí, y la batalla comenzó. Cada golpe que recibía era más fuerte que el anterior, y pronto me di cuenta de que estaba en clara desventaja.
-"¡No puedo!"- grité, sintiendo cómo la fuerza se escapaba de mi cuerpo. Maverick intentó ayudarme, pero era en vano; Ralf era un oponente formidable.
Con cada golpe, la oscuridad comenzaba a nublar mi visión. Sentí el impacto de un puño en mi cara y otro en mi estómago, y antes de darme cuenta, me desvanecí en el suelo, mirando cómo Ralf se acercaba a Maverick.
-"¡Maverick, corre!"- grité, aunque mi voz apenas era un susurro.
La esperanza se desvanecía, y la desesperación se apoderaba de mí. Sabía que si Ralf llegaba a él, no habría forma de escapar. La imagen de mis amigos luchando por sobrevivir se desdibujaba, y todo lo que podía hacer era esperar que encontraran una salida.
Maverick, viendo mi estado, se lanzó hacia Ralf con una determinación feroz.
-"¡No te lo llevarás!"- gritó, mientras intentaba golpear al Divok. Pero Ralf lo esquivó con facilidad, y con un movimiento rápido, lo empujó hacia el lado.
-"¡Marshall, despierta!"- escuché la voz de Maverick, aunque estaba lejos y distorsionada.
A mi alrededor, el caos continuaba. Líria y Lita luchaban con valentía, tratando de contener a los Divoks que se abalanzaban sobre nosotros.
-"¡No podemos dejar que nos atrapen!"- gritó Líria, mientras disparaba a un Divok que se acercaba demasiado.
-"¡Vamos, chicos! ¡Es hora de pelear!"- exclamó Lita, su voz llena de coraje.
Mientras la lucha continuaba, un rayo de claridad atravesó mi mente. A pesar de mi estado, sabía que debía ayudar. Con un esfuerzo monumental, me levanté del suelo, tambaleándome mientras intentaba encontrar mi arma.
-"¡Maverick!"- grité, intentando llamar su atención.
Él se volvió hacia mí, su rostro lleno de preocupación y determinación.
-"¡Marshall, no te levantes!"- dijo, pero yo no podía rendirme.
Con un último empujón, logré levantarme y apuntar mi arma hacia Ralf. Con la adrenalina corriendo por mis venas, disparé. La bala impactó en el hombro del Divok, y por un momento, se detuvo, sorprendido.
-"¡Ahora!"- grité, y todos los que quedaban en pie se lanzaron hacia adelante, aprovechando la oportunidad.
Con la horda de Divoks aturdida por el ataque, comenzamos a retroceder hacia el auto. Milo ladraba furiosamente, guiándonos hacia la salida.
-"¡Rápido, al auto!"- grité, mientras todos corrían hacia el vehículo.
Shawn y Tracy estaban listos, el motor rugiendo mientras nos acercábamos.
-"¡Vamos, vamos!"- gritó Tracy, su voz llena de ansiedad.
Finalmente, logramos meternos todos en el auto, y Tracy pisó el acelerador. El vehículo se lanzó hacia adelante, dejando atrás el horror y la devastación.
Mientras nos alejábamos, miré por el retrovisor y vi a Ralf, aún furioso, pero incapaz de alcanzarnos. La sensación de alivio se mezclaba con el miedo, sabiendo que la batalla aún no había terminado.