24 Horas Contigo (segunda parte)

#73 Nuestra Casa

"Ve a buscar información de Hana sobre tener hijos y relacionados, no me importa si es algo pequeño como una consulta, todo debes reportármelo" ordeno el señor Kanronji

— La casa. Nuestra casa. Aquí decidimos pasar nuestras vidas juntos pero, tú te adelantaste, me pregunté tantas veces si fui un buen compañero y si al menos aligere tu carga en el camino...— decía a una vieja foto que guardaba en su oficina, una mujer joven, muy joven que sonreía alegremente.

Tocaron la puerta.

— Adelante — contesto

— Señor, la señora Eileen ha pedido cambiar el color de todo la mansión incluyendo la casa anexada y las construcciones en el jardín

— ¿Qué? — se levantó rápidamente. No la vio en el recibidor pero, se escuchaba ruido en el piso de arriba así que subió inmediatamente.

Varios empleados estaban desocupando la habitación de Hana, sus muebles se irían a la casa anexada, donde vivió algún tiempo junto a Allen; la pintura que tenían lista era de un color rosa palo.

— ¿Qué significa esto? — dijo acercándose.

— Viviré aquí mientras asisto a la universidad y mamá me dijo que podía cambiar lo que quisiera de la habitación que eligiera — contesto Rebeka, sacando del armario y cómoda algunos álbumes que dejo allí la antigua propietaria y lanzando como si fueran basura.

— El color de la casa interior o exterior no se cambia. ¿Dónde está Eileen?

— Mamá fue a comprar muebles nuevos para su alcoba. — contesto Rebeka.

El señor Kanronji salió molesto. Llamo a Eileen para decirle que la casa se quedará de color lavanda y jade green, el cambio en esos colores no era negociable pero, jamás respondió.

A través de su ventana veía como cada una de las cosas que le compro a Hana estaba siendo almacenada en la casa que les presto. También vio cómo llegaron nuevos muebles tipo princesa todo lo contrario a su hija pequeña. Rebeka también instruyó a los empleados sobre cómo lavar sus prendas, que tipo de detergentes usar y lo que pasaría si dañaban alguna.

— Señorita, estás personas están capacitadas para hacer su trabajo de la mejor manera posible, por favor no entorpezca sus deberes. — pidió el mayordomo.

— ¿No cree que es demasiado mayor para continuar como mayordomo? O sea, ni siquiera parece uno pero, ya es viejo como para que siga encargándose de las tareas de su señor — señaló Rebeka y volvió a subir a su habitación.

El mayordomo se negó a ponerla en su lugar, sería un tiempo bastante difícil. Su amo no decía nada. En realidad, no sabía si estaba diciendo o haciendo algo para que la casa no cambie.

Entró sin anunciarse al despacho. El señor Kanronji está de pie junto a la ventana.

— ¿Llegó Helian?

— Aún no. Señor, ¿dejara que una cualquiera cambie la casa que construyó junto a la señora Aurora? Ni siquiera la señora Dalia se atrevió a hacer eso si su consentimiento... ¿No le parece que le da muchas libertades?

— No...Cualquier precio es mínimo con salvar a la empresa de su extinción. — con su mano apunto un montón de documentos acerca de las deudas adquiridas por la compra de buques de carga y contenedores además de otras deudas. — así me muera, voy a salvar la empresa que fundó mi familia.

— Señor, ya no uses la palabra familia. Usted le quitó cualquier significado a ese concepto.

— No te he dado el derecho de hablarme así. Retírate...— le pidió cuando vio a Eileen llegar. Salió a interceptarla.

La mujer cuarentona tenía sobre si misma varias prendas de ropa que la hacían lucir joven y a la moda, quizás un reducción de edad de 5 años, saludo efusivamente a Shinichi que se interpuso en su camino.

— ¿Quién te crees que eres para cambiar mi casa? ¿Solo llevamos dos días de casados y ya haces las cosas a tu antojo?

— Bueno, la casa se ve taciturna. Me gustaría más pintarla de amarillo, es el color del próximo año o quizás gris. Ambos se ven muy elegantes.

— No tienes derecho a hacer eso.

— Ja, ¿qué no lo tengo? — Replico molesta — me case con un vejete que lo único bueno de él es que es el padre de mi Rebeka y tiene dinero. No me importa lo que hagas pero, debes incluirla en tu testamento. Yo cumpliré mi parte del acuerdo haciendo que ganes miles pero, no es gratis...— continuo — la casa se pinta de gris y no se discute.

— Mira mujer, tu solo quieres estatus, si tanto quieres pintar algo gris, entonces te compro una casa. No moveré nada de mi testamento porque nunca reconoceré a Rebeka como mi hija. Dices que es mía pero, ¿qué puedo esperar de una mujer que cada día tiene un amante distinto? — se molestó. Ordeno a todos los empleados que cualquier cambio se discutía con él y debía ser el quién de su aprobación.

Eileen se tuvo que conformar con pintar su dormitorio de color amarillo por lo que dormiría separada de Shinichi. Rebeka pinto el suyo de color rosa palo. Encontró algunas fotos de Hana con sus amigos y las hizo pedazos. Sabía perfectamente que fue desheredada por lo que ya no tenía derecho en esa casa. Los muebles fueron acomodados como ella quiso y la habitación termino con demasiada carga visual que cansaría hasta al más fuerte solo de verla.




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