Allen aprovecho el primer fin de semana largo como viajar a ver a Hana. Julian decía que si continuaba mostrando amor en cada momento, en poco tiempo su relación se tomaría aburrida pues habría perdido el encanto. Allen no le prestó atención y solo empaco una ropa para dos días. Quería asegurarse de que ella se instalaba en la casa de manera correcta. En los últimos días, habían elegido los muebles y comprado todo en línea.
En la tarde del vuelo, Allen estaba en el avión y alcanzo a ver a una mujer que no le quitaba la mirada de encima por mucho que lo disimulara. No sabía que hacer así que al final, después del despegue, pidió cambiar de asiento.
Por otro lado, Hana discutía con su editor la posibilidad de escribir un segundo libro como secuela. El editor menciono que las ventas nacionales fueron normales en comparación a otros lanzamientos, sin embargo, las ventas internacionales fueron mucho más altas de los esperados y tendrían una cuarta reimpresión. De alguna manera, se sentía feliz.
De regreso a su casa, no podía evitar mirar alrededor por si había algo fuera de lugar, tampoco podía quedarse en silencio mucho tiempo, no dejaba de sentirse intranquila por lo que de mala manera quería distraerse con cualquier cosa. Cuando Allen le llamo diciéndole que llegaría al amanecer, decidió ir a buscarlo. No podía ni dormir algunos días y la compañía de su amado esposo siempre sería bienvenida.
Afortunadamente, su abuelo y el misterioso mensaje no habían vuelto a aparecer. Hana no encontró el número desde el cuál el mensaje extraño fue enviado y Franco tampoco le decía. Si pensaba más en esos asuntos, estaba segura de que enloquecería.
La mañana en que fue por Allen, se abrazaron como si estuvieran grabando una película. Los cálidos brazos de Allen por fin la sostenían. Solo fueron unas semanas pero, se sintió sola al no tenerlo cerca. Él sonreía con naturalidad pero, aún era difícil saber que sentía, se había prometido no mencionarlo y no lo haría. Tomados de la mano, salieron a buscar un lugar para desayunar. Le gustaba volver a ese sitio aunque solo fuera por poco tiempo. Se acostumbró a todo y solo esperaba el momento de volver a vivir con Hana.
En el restaurante, comió mucho para ser solo una mañana incluso Hana se sorprendió. Quería decirle que pronto estaría con él. Al terminar sus alimentos caminaron por los alrededores antes de ir a la casa. Compraron algunas cosas pequeñas aunque ella insistió en que fueran rápido para que el descansará pues parecía no haber dormido mucho.
La casa tenía un muro, al entrar había un pequeño jardín. La fachada era común sin mucho ornamento. Tenía dos ventanas de regular tamaño para el piso de abajo y en el segundo piso había una especie de terraza. Al entrar, había un recibidor y escaleras al segundo piso, a la izquierda estaba la sala de estar y al fondo la cocina. A la derecha está una especie de estudio además en el piso de arriba los dormitorios y baño. También dejaría un pequeño espacio que sirviera como jardín.
— Hana, sé que esto no es lo que prometí pero, vivir aquí juntos será lo mejor que pueda pasar... ¿no estás de acuerdo?
— ¡No digas tonterías! Mientras acomodamos muebles y compramos adornos, este será el hogar que construiste para nosotros. Aquí formaremos nuestra familia así que, ¡emociónate! — le dio un beso y fue a explorar el lugar.
Subía y bajaba recordando cada espacio que había. Se sentía a gusto de poder tener algo que llamarán suyo. Unas horas más tarde, empezaron a llegar los muebles y otras cosas que compraron. Poco a poco, el lugar estaba más habitable y ellos acomodaban como se sintieran cómodos.
Hacia la noche, Hana por fin cedió al cansancio y comenzó a preparar la cena mientras Allen se daba una ducha. Solo debían hacer unos trámites de cambio de dirección y podía presumir su nueva casa.
Ring ring
— ¿Bueno? — Contesto Hana — ¿quién habla? — pregunto pues no reconoció el número.
— ¿Eres la hermosa Hana? Soy Julián — dijo la voz de un hombre — ¿Dónde está Allen?
— ¿Cómo conseguiste mi número? — pregunto.
— Lo dejaste junto a los datos de contacto de emergencia...lo que sea — hizo ruidos raros y continuo — Allen me pidió que le avisará algo, si está ocupado, dime qué me llame pronto, ¿ok? Buenas noches Hana — y colgó.
Después de que salió de bañarse le dijo el mensaje de Julián y Allen comento que su abuela y otra mujer insistían en verlo aunque se ha negado. Hana no podía preocuparse de que algo le pasara pero, tampoco podían vivir con miedo. También le dijo sobre el mensaje de un número desconocido y la visita del abuelo.
Aunque hablarán mucho no llegaron a ninguna solución y al final fueron a dormir. La casa era enorme solo para los dos. Las cosas que había en su paramento las vendieron de segunda mano solo así podría sentirse tranquila.
— ¿Mamá? ¡Mamá! — hablaba Rebeka hasta por los codos.
— ¿Si? Estoy ocupada en este momento — dijo desde su habitación.
— Bueno, quería saber si llego el libro que ordene. ¿No ha llegado correo para mí?
— Pregúntale a Helian. — y continuo trabajando. Si no lo hacía, la echarían de la casa debía colaborar con algo.
Rebeka bajo en la búsqueda de esa persona pero, no la encontró. Sin embargo en la mesa cerca de la entrada había un paquete destinado a ella, lo tomo y subió a su habitación.
Editado: 15.04.2025