3. Contigo hasta el fin del mundo

Cap 3 Zion

🌹Capítulo dedicado a 

     Yulier Pozo🌹

 

Sabía que esto no era buena idea. Honestamente, no se me conoce por tener buenas ideas, pero esta es la peor de todas. Debí suponerlo, debí haberme negado, pero bueno, tampoco es que tuviera muchas opciones.

Solo a mi padre se le ocurre admirar las tetas de mi novia, o sea, es de mentira, pero él no lo sabe. Y bueno, Ariadna es Ariadna, no importa qué, ella no se queda callada.

Esto va a ser un desastre.

Tomamos asiento, yo frente a mi madre, cerca de la ventana, y a pesar de que no quiero que Ari y mi padre queden de frente, no lo puedo evitar, pues ella necesita estar en el borde de la mesa para cuidar de su bebé.

Qué raro suena eso.

—¿Cómo dijiste que te llamabas? —pregunta mi padre luego de los minutos más incómodos del mundo.

—Ariadna.

—¿Y Ariadna tiene apellido? —interviene mi madre con el desprecio mancillando su voz.

No voy a defenderla porque cada vez que está con alguien que ella considera inferior, los trata de igual manera, como si no fueran nada, pero hay que destacar que no debe ser fácil mirar a la que tu esposo no ha parado de babearle las tetas.

—Kanz —responde con falsa amabilidad.

—¿Kanz? Como Aurora Kanz. —No se me escapa la ligera tensión en sus hombros al escuchar ese nombre pero sin perder su sonrisa responde:

—Como Ariadna Kanz. —Una sonrisa se extiende en mi rostro. Me cae bien esta chica—. Por cierto, esta hermosura de aquí es Emma, su nieta —presenta a la pequeña pero mi madre, sin siquiera mirar al cochecito, insiste:

—Kanz no es un apellido común. ¿Eres una de las hijas de Aurora? —Un suspiro intenso proveniente de la chica a mi lado me dice que está perdiendo la paciencia. Addyson dijo que ese era uno de sus mayores defectos, lo fácil que se le volaba la cafetera.

De igual forma, a mí también me desespera el interés de mi madre, no lo hace porque quiera conocer de su vida, sino porque Aurora Kanz es una de las mejores diseñadoras de moda del mundo y que estén relacionadas, cambia un poco las cosas en la mente de Camil.

—No, señora. Mi madre es una striper. —Tengo que hacer un esfuerzo enorme para no romper en carcajadas ante la cara de espanto de mi madre. En serio, no tengo ni idea de si Ari está diciendo la verdad, pero de que intenta molestar a mi madre, lo intenta.

—Esa es una broma de mal gusto.

—¿Quién dijo que estoy bromeando? —Se encoje de hombros.

—¿Y tu padre?

—No lo conozco. Mi madre no recuerda con quién se acostó en esa fiesta que se salió de control, así que siempre hemos sido nosotras dos.

—¿Qué estudias? —pregunta mi padre por segunda vez.

—Contabilidad, había pensado ser modelo, a fin de cuentas soy hermosa y tengo un buen culo y las tetas enormes. ¿No está de acuerdo, señor Bolt? —Está de más decir que su voz es puro sarcasmo y que mi madre la quiere matar. Mi padre ni se inmuta—. De todas formas, contabilidad me da más posibilidades de sobrevivir así que abandoné mi sueño de ser modelo.

—Por lo menos tomaste una buena decisión.

—Estoy segura de que Zion hubiese preferido que fuera modelo, señora. Hubiese adorado verme desnuda en las revistas. El exhibicionismo lo excita un poco —susurra esta última parte y en serio, nunca pensé que podría sonrojarme. ¿Exhibicionismo?

—¿Desnuda? —pregunta mi padre con una ceja por el aire.

¿En serio? Si no fuera mi padre y Ari fuera mi novia de verdad, le caería a golpes. Eso es de mal gusto y tiene  su esposa al lado. Mi madre lo fulmina con la mirada.

—¿A que sería una buena idea? —pregunta Ariadna poniendo los codos sobre la mesa y colocando sus senos entre ellos como en su cumpleaños, haciendo que se vean aún más apetecibles.

Creo que nunca he odiado tanto su forma de vestir. Con ese vestido color crema de escote pronunciado no deja mucho a la imaginación.

Mi padre vuelve a centrar la vista en su escote y me doy cuenta de cómo, con el rabillo del ojo, Ari observa a mi madre con una sonrisa. Camil está roja de la rabia, pero es una mujer decente y no formará un escándalo, aun cuando su esposo acepte abiertamente lo mucho que le gustan las tetas de mi novia. Ariadna la está haciendo enojar, está probando su aguante y un extraño sentimiento de admiración crece en mi interior.

Es difícil que mis padres muestren su enojo y Ariadna en quince minutos está haciendo rabiar a mi madre. Eso es admirable, salvo por el hecho de que está quedando como una puta, aunque algo me dice que esa es precisamente su intención y que no le puede importar menos.

Por suerte, la camarera llega interrumpiendo el incómodo momento y permitiéndole a mi madre calmarse. Ari no se cohíbe y pide el plato más caro del menú bajo las miradas desaprobadoras de mis padres. Esta chica es genial.

Cuando la camarera se va, Emma empieza a llorar y Ariadna me mira asustada, por primera vez desde que llegamos, no se ve tan segura. Levanto mis cejas impaciente por lo que hará ahora y luego de tragar duro, se voltea hacia el coche.




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