3. Contigo hasta el fin del mundo

Cap 5 Zion

🌹Capítulo dedicado 

a

Lorena García🌹

 

—¿Vas a salir? —pregunta Maikol cuando llego a la sala. Está acostado en el sofá con el móvil en la mano, últimamente no se separa de él.

No desde que se enteró de que la chica con la que chateaba en Badoo, una aplicación de citas en internet, y Abigail, eran la misma persona.

—Sí, sacaré a Emma al parque. Siento que si continúo mucho más tiempo aquí encerrado, me va a dar un ataque.

El que dijo que ser padre era sencillo, está equivocado, más aún si eres padre soltero. Amo a esta pequeña, en serio, es imposible no enamorarse de ella, pero no tengo tiempo para nada. O estoy en clases, en los entrenamientos o estoy con ella y cierto amiguito ahí abajo me está pidiendo atención desde hace días, atención real.

Sé que cualquiera de mis amigos estaría más que dispuesto a cuidarla una noche para que yo salga a divertirme un rato, de hecho, el sábado pasado, Addy y Kyle se ofrecieron a cuidarla. Ya estaba listo para salir, cuando esta gatita se despertó, fui a ver si necesitaba un cambio de pañal antes de irme, pero cuando esos hermosos ojitos azules me miraron, no puede marcharme. En serio, juraría que me estaba rogando para que me quedara con ella y no me pude resistir. Creo que tengo un ligero problema de apego a esta mocosa.

—¿Vas a salir? —pregunta Kyle entrando a la sala, sacándome de mis pensamientos.

—Sí —me limito a contestar.

—Genial. Por cierto, Maik, ya conseguí las dos entradas para la exposición de arte de ese tipo, Duarte. Quedaron en traérmelas esta tarde.

Una sonrisa gigante ilumina el rostro de nuestro amigo. Pasado mañana es el cumpleaños de Aby y como es fan de ese pintor, él decidió invitarla para luego tener una escapada romántica a unos de los hoteles spa más increíbles del mundo. Aunque esto último no es muy seguro, pues Abigail no parece muy entusiasmada con pasar mucho tiempo con él, menos aún pasar un fin de semana juntos en un hotel. Yo ya le dije que no se preocupara, que si no lograba convencerla, yo lo ayudaba a secuestrarla, pero no está muy convencido con esa idea.

La verdad es que no entiendo por qué, definitivamente esa opción es mucho más divertida y original. No debe ser muy difícil secuestrar a alguien sin hacerle daño, ¿no?

Mi teléfono suena al mismo tiempo que mi nana Aurora, llega con Emma en brazos y mientras ella la acomoda en el cochecito, yo contesto.

—¿Ariadna?

—Acepto tu propuesta. Hagámoslo. —Su voz suena un poco rara, como si estuviese a punto de echarse a llorar, pero sus palabras me hacen tan feliz, que ignoro ese detalle.

—¿En serio? Gracias, gracias, gracias… —Me cuelga. La muy puñetera me cuelga.

Pero no me importa, soy feliz. Emma ya tiene madre. ¡Si! Ignorando al público en la sala hago ese estúpido baile de victoria que aprendí de Kyle cuando teníamos cinco años y me ganó por primera y última vez (debo destacar) al futbol. Doy varios saltitos en el lugar sin separar mis pies del suelo, mientras muevo mis caderas y sacudo mis manos como si tuviera dos maracas.

—¿Cuántos años tienes? —pregunta Kyle intentando parecer horrorizado pero sus ojos me dicen que está divertido.

—No te hagas, el día que tú y Addy se hicieron novios, llegaste a la residencia haciendo el mismo baile ridículo —le recuerdo y mi amigo se sonroja mientras Maikol se carcajea y Aurora ríe por lo bajo.

—¿Y qué sucedió para que estés tan feliz? —pregunta Maikol y yo, con mi sonrisa más grande, guardo mi teléfono en el bolsillo y contesto:

—Ariadna ha aceptado fingir ser mi novia y la madre de Emma. —Los tres adultos en la sala me observan verdaderamente asombrados.

—¿En serio? ¿Cómo? —pregunta Kyle.

—Digamos que es imposible resistirse a esta cara y este cuerpo. —Maikol se ríe.

—Estoy hablando en serio.

—Yo también —digo mientras camino al coche donde duerme plácidamente mi niña, pero en realidad, no tengo ni puta idea de qué la hizo cambiar de opinión.

O sea, cuando se lo propuse me persiguió con una escoba. En serio me asusté, sus ojos decían claramente que no dudaba en golpearme hasta hacerme entrar en razón. Ese día terminé con un golpe en la rodilla por haber golpeado la puñetera maceta y un trauma permanente. Mentiría si digo que esa noche no soñé con una bruja de nariz larga, pelo negro y verruga en la frente volando en una escoba para luego usarla como arma contra mi persona. Desperté sudando.

Y a pesar de que seguí insistiendo, consciente de que en cualquier momento el demonio se le montaba e intentaría matarme nuevamente, nunca pensé que fuera aceptar. Estaba bastante decidida a no hacerlo por eso es que ahora no tengo ni la más remota idea de por qué cambió de opinión.

No obstante, no pienso averiguarlo. Lo que sea que haya hecho que cambiara de opinión, le doy las gracias. Es más, le debo la vida.

Despidiéndome de mis amigos, cojo todo lo necesario para cuidar a Emma por un par de horas y emprendemos nuestro viaje familiar. El parque no está muy lejos, no tengo intensiones de coger el coche, solo quiero caminar un rato, sentarme en un banco y respirar aire fresco. Y media hora después, estoy sentado bajo la sombra de un olmo, tomándome un buen granizado de naranja para aplacar el calor mientras meso a Emma en el cochecito.




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