🌹Capítulo dedicado
a
Morch🌹
Decir que no me enojé con mis padres sería una de las más grandes mentiras de mi vida. Me enojé y mucho, no solo eso; me sentí decepcionado, frustrado, pues por mucho que me empeñe en recordar los buenos tiempos, necesito acabar de aceptar que ya no son las mismas personas.
Ahora son fríos, manipuladores, personas a las que solo les importa el dinero, la fama, la buena vida y están dispuestos a mantenerla a cualquier costo, incluso si eso significa sacrificar la felicidad de su único hijo.
Han pasado dos días de ese encuentro y aun no logro quitarme el mal sabor de la boca. También me siento mal por Ariadna, esa chica me está ayudando para que mi relación con ellos no empeore y mi vida no me explote en la cara, pero, en consecuencia, está recibiendo un trato que no se merece. Me alegro enormemente de que tenga una personalidad tan desenfadada, que no le tenga miedo a nada y que actúe con la cabeza en alto sin dejarse pisotear por nadie, pero sé que en el fondo esta situación debe afectarle. Nadie es inmune a tantos insultos.
Suspiro al pensar en ella.
Ariadna tiene un raro efecto en mí. Nunca me he divertido tanto con una mujer como con ella; es que tiene una algo que no puedes evitar querer estar cerca de ella y eso me desconcierta.
En cuanto a atracción está demás decir que existe y mucho; mentiría si dijera que no me muero por tenerla en mi cama, sobre mí, debajo, en el baño, la cocina o donde sea que pueda hacerla mía. Es como un imán que me atrae sin contemplaciones y no entiendo por qué se resiste pues cada vez que estamos cerca, la tensión entre nosotros es asfixiante, su piel se eriza cuando la toco y su respiración se hace irregular provocando que todo mi cuerpo despierte.
Ella me desea, lo sé, pero sigue huyendo de mí. No tengo ni idea de la razón, aunque supongo que no quiere mezclar las cosas; tenemos una especie de acuerdo e intimar podría ponerlo todo incómodo. Pero es solo una suposición y si es así, una parte de mí agradece que sea lo suficiente sensata pues por mucho que la desee, necesito más su ayuda con mi familia.
Por otro lado está la comodidad que siento cuando estoy con ella, como si la conociera de toda la vida, al punto en el que casi le cuento sobre mi hermano. No es que sea un secreto ni nada por el estilo, pero es una herida que, si bien han pasado muchos años, aún no consigue sanar.
—Hola —murmura Aurora, mi nana, desde la puerta.
Estoy acostado en mi cama, con las manos sobre la cabeza mientras divago sobre mi situación actual aprovechando que Emma está dormida. Me incorporo un poco y le sonrío.
—Hola.
—¿Estás bien? No tienes buena cara.
—Solo un poco cansado, los entrenamientos están intensos y, bueno, puede que un poco estresado también.
—Deberías salir a divertirte un poco.
—Nah, no te preocupes, aquí estoy bien.
—No seas ridículo, cariño. Siempre has sido un chico de fiesta y hace mucho que no sales a divertirte. Pasas todo tu tiempo libre con Emma, es algo bueno, pero al mismo tiempo te consume. Necesitas un momento para ti. Sal un rato, yo la cuido.
Divertirme, hace tanto tiempo que no salgo de fiesta, que se siente raro solo de pensarlo. Además, tendría que ir solo, Kyle está con Addy en su burbuja de amor y Maikol se llevó a Aby a Nordella para ver la exposición de arte de Duarte.
Suspiro profundo, supongo que puedo llamar a la chica de los bombones o a esa con la que estuve el otro día. Aunque supongo que también puedo ir a ver a Ariadna, ella debe estar sola en la residencia y por tanto aburrida. Además, puede ayudarme a armar la sorpresita que quiero hacerle a Maikol, esa chica tiene la mente tan retorcida como yo, tal vez más.
—Ok, nana. Supongo que tienes razón.
Me levanto de la cama, le doy un beso a esa mujer que tanto quiero y entro al baño. Me doy una ducha rápida pues si algo he aprendido con mis años de picaflor es que siempre debo estar limpio y delicioso si voy a visitar a una mujer. Nunca se sabe lo que puede pasar.
Decido ponerme algo cómodo: un pantalón de deporte, unas zapatillas Nike y un desmangado negro con gordo. Cojo el celular, la billetera y las llaves del coche para luego mirarme en el espejo de cuerpo entero. Buena elección, me veo sexy como el demonio y mis brazos lucen espectaculares al aire. Sin dudas Ariadna lo tendrá difícil para resistirse a mis encantos.
Voy al cuarto de la nana, donde Emma se quedó dormida y luego de depositar un beso suave en su hermosa cabecita, salgo de la casa, no sin antes robarme una de las botellas de vino que Kyle guarda para ocasiones especiales y a pesar de que tiene una buena temperatura, cojo una bosa para enfriarla pues para cuando llegue a la residencia, ya se habrá calentado un poco.
En el camino compro queso, aceitunas y chocolate para acompañar con la bebida y diez minutos más tarde, llego a la residencia. El portero me mira con mala cara, pero le dejo un billete de veinte dólares y se hace el que no me ve.
Toco el timbre par de veces y no contesta. Vuelvo tocar y nada, creo que debí llamar antes de venir. Golpeo la puerta más fuerte de lo necesario para sí está en el baño la escuche y ya cuando estoy por coger el celular para llamarla, la puerta se abre.