3. Contigo hasta el fin del mundo

Cap 14 Ariadna

🌹Capítulo dedicado 

Alicia Farias🌹

 

Zion se ha dormido después de horas conversando acerca de su niñez, de su relación con su hermano, de las pocas anécdotas que recuerda del tiempo que logró disfrutar con él, donde mi favorita es el día en que mi rubiote tropezó con una raíz y Zack, disfrazado de superhéroe, luchó con una espada contra el árbol.

Me habría encantado conocerlo.

Con cuidado, salgo de la cama para no despertarlo. Me recojo el pelo en una coleta alta y con sigilo, cojo su teléfono. No tiene patrón de bloqueo así que me es fácil entrar y busco lo que necesito. “Demonio 1 y Demonio 2”, voy a suponer que el primero es su padre, así que cojo su número y salgo de la habitación.

Soy una persona impulsiva, mi carácter no me permite dejar las cosas en paz y a pesar de que cuando supe lo que ese viejo imbécil le había dicho a su hijo, solo quería ir tras él y partirle la crisma, sabía que mi prioridad era consolar a Zion, qué él me necesitaba tanto como yo lo necesité a él una vez. Y me alegra saber que logré hacerlo sentir mejor; pero ahora ese viejo imbécil me va a escuchar.

Salgo al patio trasero de la casa y, luego de asegurarme de que ninguno de los chicos ande alrededor, marco su número.

—¿Diga?

—Soy Ariadna.

—¿Qué demonios quiere?

—Escuche bien lo que le voy a decir, señor. Estoy cansada de las peleas entre su esposa y yo. Ya sé la basura de padres que son y toda la mierda que le dijo a su hijo ayer, así que solo quiero que sepa una cosa: ustedes no me conocen, puedo hacerle la vida imposible a los dos, esa impoluta imagen que tanto protegen se las puedo hacer añicos en cuestiones de segundos, no les conviene cabrearme.

—¿Quién te crees que eres pa…?

—Soy la futura esposa de su hijo y juro que como me vuelva a mirar las tetas, el culo o lo que sea; es más, como me vuelva a mirar de forma indebida, lo voy a acusar por acoso. De hecho, puedo ser una pobre inmunda, pero tengo muchos amigos y algunos les encantan tirar fotos que pueden capturar a esos ojitos descarriados posados donde no deben. Fotos que pueden salir a la luz como siga comportándose como un imbécil y abriendo la boca para soltar estupideces.

>>Me importa un comino lo que su esposa o usted piense de mí. Si alguien me pagara por lo que piensan las personas sobre mí, sería millonaria. Pero con su hijo y sus sentimientos no vuelva a meterse, sino, sí me va a conocer. Zion no tuvo la culpa de la muerte de su hermano, ese chico adoraba a Zack y recuerde que ustedes solo perdieron un hijo en ese accidente, el otro sigue aquí en espera de que sus progenitores lo vuelvan a mirar con amor, esperando en vano una muestra de cariño que sé que no va a llegar. Así que si no está dispuesto a darle lo que quiere, mejor se mete su lengua en el culo, pero no lo vuelva a lastimar.

>>Por cierto, si hablamos de decepción, Zack si estaría decepcionado de ustedes al ver en lo que se han convertido, al darse cuenta del mundo de apariencias que han construidos y de cómo han alejado a su hermano de sus vidas, de cómo lo maltratan. Porque, señor, el maltrato físico no es el único que existe, hay veces que el maltrato emocional es mucho peor y deja heridas que son imposibles de sanar. Estoy segura de que Zack no está feliz al ver como ustedes hacen como si él nunca hubiera existido; entiendo su dolor, pero ignorar su existencia no los va a hacer sentí mejor.

Hago una pausa para toma aire y me doy cuenta de que al otro lado no se escucha nada. ¿Me colgó? Observo la pantalla del teléfono, pero no, aún está en línea.

Ay, jodida madre, debe estar enojado. Aclaro mi garganta y regreso el teléfono a mi oído.

—Dicho todo esto, espero que cambien, porque sí, es una amenaza y pienso cumplir todo lo que dije con anterioridad.

Y cuelgo.

Respiro profundo par de veces sin poder creer todavía toda mi diatriba. A mi espalda escucho unos aplausos y me volteo. Maikol y Kyle me observan sonriendo.

—¿El señor Bolt? —pregunta Kyle y yo asiento con la cabeza pues no puedo hablar. Siento como si hubiese agotado toda mi reserva de palabras para el día de hoy.

—¿Sabes? Cuando Zion nos contó lo que había sucedido en el almuerzo en el que se conocieron, sentí admiración por ti —comenta Maikol—. Justo ahora te tengo miedo, pero te has convertido en mi ídola.

—Lo mismo digo, eso fue excelente. Me alegro mucho de que Zion te tenga.

—¿De verdad le acabo de decir todo eso a mi suegro? —Los dos asienten—. Lo he amenazado. —Repiten el gesto y yo me río a carcajadas—. ¡Joder, que satisfecha me he quedado! Qué lástima que no haya podido hablar con la bruja tiquismiquis.

—Te entiendo, he sufrido muchos ataques verbales de esos dos durante años solo por ser pobre y huérfano, pero nunca me he atrevido a hablarles de esa forma. Me alegro de que se hayan topado con alguien que esté completamente mal de la cabeza y que les diga las cuatro verdades que se merecen.

—Tomaré lo de mal de la cabeza como un cumplido.

—Totalmente —responde y los tres nos reímos.




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