🌹Capítulo dedicado a Vividvillamar🌹
Capítulo 2 de 3.
El sartén golpea la lámpara encima de la chimenea haciéndola añicos, pero lo realmente alarmante es el grito desgarrador que sale de su pecho.
Los últimos minutos han sido una pesadilla. Desde la habitación escuché cada uno de los insultos que le profesaban y juro que pude sentir como con cada palabra su corazón se hacía añicos. Tuve que hacer un esfuerzo enorme para no interferir y empeorar las cosas como ella me pidió, pero cuando sentí ese golpe seco, supe inmediatamente de qué se trataba y ya no podía mantenerme al margen. La habían golpeado y no lo iba a permitir.
Siempre he pensado que mi familia era una mierda, pero la de ella está a otro nivel. Si bien mis padres no me profesan ningún tipo de amor, por lo menos no me menosprecian de esa forma.
El ruido del cristal roto me sobresalta sacándome de mis pensamientos, ha lanzado la botella contra el piso. Corro hacia ella antes de que pueda hacerse daño y la sujeto por detrás.
—¡No! ¡Suéltame! ¡Suéltame, Zion! —grita encolerizada.
Intenta zafarse de mi agarre, patalea, me pellizca, grita pero la sujeto con fuerza sin hacerle daño. Necesita sacar todo ese enojo, pero no puedo permitir que se lastime.
—¡Que me sueltes, joder!
Muerde mi brazo con fuerza haciendo que la libere, pero con mi otra mano, logro sujetarla y volver a pegar su espalda contra mi pecho.
—Tranquila, Ari, tranquila.
Sus movimientos son bruscos, desesperados y la verdad es que no sé de dónde saca tanta fuerza. Grita y grita sin parar, pero no sé cómo detenerla; se va a desgarrar las cuerdas vocales y eso me asusta.
—Ariadna, detente. Te vas a lastimar. —Intento hacerla entrar en razón pero no lo consigo.
Lágrimas corren por sus ojos descontroladas bañando mis brazos, la presiono más contra mí y la elevo del suelo. Lanza patadas en el aire y a duras penas la llevo a la habitación. La acuesto en la cama, pero intenta levantarse. Luchando contra sus brazos, me siento a horcajadas sobre ella y los sujeto por encima de su cabeza, pero antes me aruña el rostro. Mierda.
—Ariadna, escúchame, tienes que tranquilizarte. —Se retuerce debajo de mí y ya no sé qué hacer, está completamente fuera de sí—. ¡ARIADNA!
Sus ojos abiertos de par en par se encuentran con los mío, la lucha se detiene y en su lugar un llanto torrencial, descontrolado, señal del dolor en su alma, se desata. Con cuidado me acuesto a su lado y la acerco a mi cuerpo para que llore tranquila en la seguridad de mis brazos.
—Lo... lo sien...to —murmura entrecortada unos minutos después.
—Shh, no te preocupes. Todo está bien, ya todo está bien.
—Dios qué... qué vergüenza. No debiste presenciar eso —dice sorbiéndose la nariz.
—No seas tonta, has visto a mis padres en su peor momento, los tuyos no me asustan. Por cierto, odio a tu hermana.
—Te acompaño en el sentimiento. —Se ríe y yo suspiro aliviado.
—¿Te das cuenta? Estamos hechos el uno para el otro. Así que hagamos algo... tú me proteges de mi familia, yo te protejo de la tuya, porque puedes estar segura de algo: no voy a permitir que te vuelvan a tratar así.
—Gracias —susurra para luego acomodarse entre mis brazos.
Suspiro ante lo bien que se siente tenerla así y dejo que poco a poco el sueño nos alcance.
A partir de ahí nuestra vida se convierte en una locura total dada la reacción mediática que provoca la competencia. Tal y como predije hicimos historia, nos convertimos en unos íconos del patinaje artístico y recibimos propuestas de todo tipo, incluso para ser modelos.
El patinaje mixto como se le llamó a la nueva modalidad comenzó a practicarse como un nuevo deporte. La empresa del papá de Kyle, de la cual tomará el mando en unos meses, se está encargando de producir en serie los patines mágicos y personas de todas las edades, asisten diariamente al estadio Andersson a aprender el nuevo deporte.
Por otro lado, el padre de mi amigo fue enjuiciado el dieciocho de septiembre y declarado culpable. Rabioso, amenazó con matar a su hijo y a todos los que lo ayudaron hasta que Addyson lo golpeó fracturándose una mano. Lo siento mucho por mi amiga pues lloró bastante por el dolor que le ocasionó su osadía, pero debo decir que estoy orgulloso de ella. Todos lo estamos.
Gracias a Dios, entre tanta locura, nuestros padres nos han dejado en paz. Aun quieren que pongamos fecha para la boda, pero por lo menos no nos llaman a diario como en un momento pensé que sucedería. Eso sí, las familias Bolt y Kanz se reunieron en una cena sin consultarlo con nosotros y debo decir que fue bastante bien, por lo menos no se mataron los unos a los otros. Se ve que las apariencias y el provecho que pueden sacar de este matrimonio, es mucho más grande que cualquier otra cosa.
Pero hay algo que me preocupa y que no he querido mencionarle a Ariadna. De alguna forma su hermana consiguió mi número y no deja de dar la lata intentando seducirme. No miento, hace unos días, cansado de soportar sus mensajes indecentes, la bloqué... me mandó una foto desnuda desde otro celular. Estoy pensando seriamente en cambiar mi número.