3. Contigo hasta el fin del mundo

Cap 21 Zion

🌹Capítulo dedicado a Florencia Franchioni, o también conocida como LA ADIVINA DE BOOKNET😉🌹

Siete y treinta minutos de la noche.

Han pasado nueve horas y veinticinco minutos de la última vez que supe algo de Ariadna. No es que lleve la cuenta ni nada, solo estoy un poco preocupado.

La noche ya amenaza con caer y ella continúa sin dar señales de vida. En cualquier otro momento no me preocuparía, o sea, es Ariadna, nunca se sabe lo que hará, aunque no es de las que se desaparece sin avisar; pero hay dos cuestiones que me tiene de los nervios.

En primer lugar, su familia. ¿Y si discutieron? ¿Y si necesita mi ayuda y yo no estoy para dársela? Sé de lo que son capaces esas personas y lo mucho que le afecta todo lo que tiene que ver con ellos a la pelinegra. Tal vez ahora está llorando en algún lugar, sola, sin nadie que la consuele… sin mí y eso me oprime el corazón.

Y en segundo lugar, faltan solo tres días para la boda y temo que haya huido. Mis amigos podrán decir lo que quieran, a mí nadie me quita de la cabeza que ella no está totalmente a bordo en esta relación. Para mí hace mucho tiempo que dejó de ser un simple acuerdo y hay ocasiones en que siento que para ella también, pero hay otras que no tanto. Y últimamente parece demasiado asustadiza.

Hace unos meses tuve una conversación con los chicos en la que les planteé mis dudad. Ellos me animaron conque si Ariadna no quisiera estar aún en este compromiso, ya lo hubiese roto y sí, dada su personalidad, creo que tienen razón. También me aconsejaron decirle más seguido que la quería hasta que se acostumbrara a la idea y eso he hecho.

Cada vez que he tenido oportunidad y a expensas de que su mano se estampe en mi rostro, le he dicho que la quiero y no solo eso, sino que he hecho lo posible para demostrárselo. Lo sorprendente de eso es lo fácil que me resulta.

Aun así, ella no me lo ha dicho. Sé que tiene problemas con los compromisos y he intentado convencerme de que eso es lo que la detiene de expresarlo pues sus besos, sus caricias, me dicen que se siente igual. Aun así tengo miedo de que sus temores hayan sido mayores y haya salido corriendo ante la inminente fecha.

Mi teléfono anuncia la entrada de un mensaje y corro hacia él con la esperanza de que sea de mi prometida, pero no... es mi madre.

Desilusionado y cansado de esa mujer, vuelvo a la cama donde llevo tirado hace ya casi una hora pensando en todo lo que ha sucedido en los últimos meses y en lo que está por suceder. Decido ver qué quiere mi madre pues es capaz de seguir insistiendo y cuando me dispongo abrir el mensaje, algo llama mi atención.

El chat de un número desconocido que no necesito abrir para saber de quién se trata, ya no marca el número veintiuno en verde como la última vez que abrí el WhatsApp indicándome los mensajes sin leer.

Presiono el chat y los últimos nudes de mi cuñada, aparecen. Yo no había visto esto y la última que tuvo mi móvil...

¡Santa jodida madre! ¡Lo vio! ¡Ariadna vio los mensajes!

Me levanto de la cama como un resorte y camino de un lado a otro en la habitación.

¿Y si piensa que la estoy engañando con su hermana y por eso se fue?

No, no puede ser eso, antes de irse esta mañana estaba seria, incluso me atrevería decir que enojada, pero me devolvió el beso sin problemas. Y conozco a Ariadna lo suficiente, si pensara que la engaño, habría explotado y no se hubiese marchado sin más a su casa...

¿Su casa? Ay, demonios... fue a enfrentarse a su hermana y eso definitivamente no es bueno.

¿Y si le pasó algo?

Sin esperar ni un segundo más, cojo mi teléfono y le marco pero luego de varios tonos, me manda a su buzón de voz.

—¡Maldita sea!

Salgo de mi habitación con la esperanza de que sus amigas sepan algo. Voy al cuarto de Kyle y estoy a punto de tocar la puerta cuando un sonido sospechoso de la cama, me detiene. ¿No tenían otro momento para hacerlo?

Decido marcharme, pero no he dado dos pasos cuando me detengo. Ariadna es más importante que esos dos simulando hacer hijitos. Toco la puerta con fuerza.

—Addyson, ¿has escuchado algo de Ariadna?

—¡Lárgate, Zion! —grita mi amigo y de fondo se escucha la risa de su novia.

—Solo necesito saber eso.

—No he sabido nada de ella. ¿Sucede algo?

Me desinflo desilusionado.

—No, ¿cuándo termines podrías bajar a la sala?

No espero respuesta, salgo de ahí para darles privacidad y bajo las escaleras. Hace un rato Maikol y Aby estaban viendo una peli, así que espero encontrarlos en el mismo lugar.

Efectivamente, los dos están acurrucados en el sofá con toda su atención en el televisor.

—Aby, ¿has sabido algo de Ari? —La pelirroja levanta su cabeza y Maikol pausa la película.

—No, ¿por qué?

—¿Sucede algo? —pregunta Addyson tras de mí.

Me volteo para verla completamente vestida, como si segundos antes no estuviese disfrutando a lo grande.

—No era necesario dejarlo a medias. —La rubia se sonroja, pero se recompone rápido.




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