🌹Capítulo dedicado a Ita Asiri🌹
Odio los exámenes sorpresas...
Odio a esa vieja bruja del demonio por ponerlos tan difícil.
Y me odio a mí por tener la cabeza en todos lados menos en la universidad. Solo espero haber hecho algo mínimamente decente para al menos aprobar y no tener que escuchar sus reproches en la próxima clase.
Suspiro profundo mientras salgo del coche, por fin he llegado a casa. Pongo la alarma y camino hacia la entrada pensando en que solo quiero ver a Ari y hacerle el amor para quitarme el estrés. Es excelente en eso.
Con una sonrisa abro la puerta, pero se me borra de inmediato al ver el rictus preocupado de mis amigos en medio de la sala. Sus cabezas se giran hacia mí y se ponen de pie al mismo tiempo que cierro la puerta.
—¿Y esas caras? ¿Sucede algo? —pregunto con el ceño fruncido y Kyle da un paso al frente.
—¿Estás listo para enfrentar la fiera en tu habitación?
¿La fiera? Espera... ¿Ariadna?
—Yo no he hecho nada, lo juro —respondo alarmado.
Estos idiotas tienen la mala manía de pensar que cada vez que Ariadna parece león enjaulado, yo tengo la culpa.
—Tú no... Eilyn sí.
—¿Eilyn? —chillo. ¿Qué tiene que ver esa mujer?
—La misma que viste y calza. Hace un rato, cuando Addy y yo llegamos a casa, nos encontramos con las dos discutiendo y por la cara de Ariadna, estaba a punto de usar la cabeza de tu ex como pelota y su muleta como bate.
—Muy chistoso, pero si mal no recuerdo, es tu ex también. —No sé por qué respondo tal cosa cuando sé de sobra que eso no es lo importante.
—Y por eso Addyson casi se une a la fiesta con la otra muleta. —Se encoje de hombros.
—¿Están hablando en serio? —pregunto porque no me sorprende que Ariadna estuviera en pie de guerra, pero, ¿qué carajos hacía Eilyn aquí?
—Totalmente —interviene Maikol—. Aby y yo llegamos segundos después, justo a tiempo de impedir la masacre y mientras Eilyn se marchó roja de la rabia, nosotros nos quedamos con la fiera que maldecía a Dios y a todos sus santos.
Ruedo los ojos, qué exagerados.
—¿Qué hacía Eilyn aquí?
—Quería a Emma.
—¿Qué? —No puedo haber escuchado bien. ¿Quería a mi hija? Está loca.
—Quería recuperar a su hija...
—Qué hija ni qué nada, Emma es hija de Ariadna.
—Estamos totalmente de acuerdo. Eilyn no tanto.
Frustrado, paso mis manos por mi rostro. ¿Por qué las cosas en vez de mejorar solo empeoran? Eilyn va a ser un problema más, es una niña mimada y caprichosa acostumbrada a que le den todos los gustos, pero está loca si piensa que permitiré que se lleve a Emma.
—Me voy al matadero —murmuro ganándome una sonrisa tensa de mis amigos. Ya se me quitaron las ganas de ver a Ariadna; ahora solo me gustaría tomarme unas cervezas con los chicos y entre más lejos de ella, mejor.
Subo las escaleras y una vez en la puerta de nuestra habitación, respiro hondo par de veces y abro.
—Hola —murmuro al verla peinando su cabello húmedo frente a la cómoda.
—Hola.
Continúa con su labor y yo reúno valor para acercarme, no es que le tenga miedo, pero su carácter es explosivo y lo último que quiero es pelear. Atravieso la habitación como si no estuviera nervioso y le doy un beso en la sien.
—Mmm, huele bien —murmuro contra su cabello y vuelvo a besarla—. ¿No me vas a dar la bienvenida?
Sus ojos se encuentran con los míos a través del espejo y yo espero paciente su reacción.
—Tu ex es muy bonita.
Me apoyo en la cómoda con los brazos cruzados y ella levanta su mirada hasta conectarla con la mía. Luce enojada, pero no encolerizada. Eso es un buen avance, a lo mejor ha tenido tiempo suficiente para calmarse.
—Para ser una ex primero tendría que haber sido novia. Eilyn solo es una chica con la que me acosté en una fiesta, nada más.
—Es la madre de Emma.
—Error, tú eres la madre de Emma.
—Ella no piensa igual.
Conozco lo suficiente a esta chica como para saber que aunque intenta aparentar estar bien, ser fuerte, por dentro tiene miedo. El ligero temblor de su labio inferior me lo confirma.
—Ari, —Me arrodillo hasta quedar a su altura—, me importa una mierda lo que Eilyn piense. Tú eres la madre de mi hija y eso no lo va a cambiar nadie.
—¿Lo juras?
—Lo juro... no importa lo que tenga que hacer, Eilyn no podrá acercarse a nuestra hija. ¿De acuerdo?
Asiente con la cabeza y un ligero brillo en sus ojos me da a entender los deseos de llorar que tiene.
—Si esa mujer intenta hacerse la payasa —comenta poniéndose de pie—, juro por Dios que me las va a pagar. Emma en mi hija, no puede venir un año después y reclamar un puesto que le queda gigante. Si lo intenta, le voy a dar la zurra de su vida.