Capítulo 1: Día 1.

Fleur

Se levantó y se durmió como siempre, sola. Su "esposo", como siempre se levantaba temprano y llegaba tarde.

Después de la conciliación con el Diablillo y que les hiciera firmar un contrato, él había tomado su auto y se fue, luego ella tomó el suyo y llegó directo a la casa. Tal vez él no hubiera llegado y dudaba que el contrato diera los frutos que el Diablillo esperaba.

Se bañó y se vistió. Bajo las escaleras y se sentó en el comedor, sola.

—Mi señora, ¿Desea algo más?— le dijo la empleada.

Ella negó y la empleada se retiró después de recoger sus platos y lavarlos.

Cuando llegó a la empresa familiar de moda, se dirigió a su oficina, estando allí se quitó la chaqueta y se sentó en su silla con la vista a la ciudad. El teléfono sonó y contestó.

—Señora Ferguson— era la secretaria—, su esposo ha estado preguntando si ha llegado.

—Dile que aún no, que pase a la peluquería y me demorare.

No quería saber cuáles eran sus planes con respecto al contrato, no por ahora, ya que se acercaba el lanzamiento de la nueva colección.

***

Saúl.

—Señor, ella aún no ha llegado y se demora ya que está en la peluquería.

—Gracias.

Saúl dejó el teléfono en su lugar y pensó. Sabía que no era cierto, ella no iba a la peluquería y menos de mañana.

—No quiere hablar conmigo.— dijo.

—¿Cómo estás tan seguro?— dijo su amigo.

—Porque ella es muy puntual, no le gusta ir muy seguido a una peluquería y menos de mañana.

—Al parecer la conoces.

—No, no uses ese tono conmigo— dijo Saúl—. Sabes que soy una persona que no se le escapa nada.

—Y también una persona muy gruñona, así como ella— juntó sus manos—. ¿Ya ves? Son el uno para el otro.

—No soy gruñón y no estoy para bromas.

—¿Qué piensas hacer entonces, Gruñón? Han hecho un trato y tu los respetas mucho. Aún no entiendo porque aceptaste sin pensarlo.

—No lo sé, Antoni, no lo sé.