—¿Se puede saber qué estás haciendo? —me pregunta Drew extrañado al verme colgando un calendario en la pared en mi lado de la habitación, cerca de la ventana.
—Estoy poniendo un calendario, ¿no lo ves? —respondo un poco molesta porque siempre está pendiente de todo lo que hago, pero a decir verdad solo me incomoda un poco.
—Lo siento, solo quería saber por qué lo colgabas.
—Ayer, Diego, el fisioterapeuta, me dio una idea al decirme que tenía un año para cambiar. Cada día que pase marcaré con una cruz el día y en mi bloc de notas anotaré los progresos que haya hecho a lo largo del día. Tenía razón cuando dijo que tendría que aprender del camino.
—Pienso que es una buena manera de ver tus avances y ser consciente de ellos. Es una buena idea —sonríe, pero hoy su sonrisa no está formada por la misma luminosidad que tiene cada día.
—¿Qué te sucede? Pareces triste… —sé que no está bien, lo puedo notar en sus ojos. Me mira y vacila unos segundos antes de hablar. Cuando se atreve a hablar, mira hacia el suelo y no puedo descifrar qué es lo que en el fondo siente.
—Los médicos me han dicho que mañana será el día en el que me harán una prueba con la cual podrán determinar si la operación ha ido según lo esperado.
—Y tú, ¿cómo te encuentras? —le pregunto.
—Por ahora me siento bien, tampoco es que haya tenido más dolores durante todo este tiempo, así que supongo que es un indicador de que por el momento todo va correctamente.
—Pues claro que todo irá bien, pronto te irás a casa y no podrás cotillear sobre mí, que por lo que he visto resulta ser uno de tus pasatiempos favoritos —digo medio bromeando, pero a la vez con un atisbo de seriedad, con la esperanza de que se anime un poco y vuelva a sonreír.
—Siempre nos quedará el móvil —ríe y me alegro de que se encuentre más animado—. ¿Y cómo vas con los brazos? ¿Te duelen?
—Apenas los siento, puede ser que me esforzase, pero nunca me arrepentiré por haber querido ir más allá y esforzarme con todas mis fuerzas, porque sé que, en un tiempo, todo lo que ahora me duele merecerá la pena, y será entonces cuando todo el dolor que llevo a mis espaldas se convertirá en una lucha ganada.
—Esa es la actitud que debes enfrentar, Elise —dice—. ¿Sabes? Cada vez estoy más seguro de que cuando me vaya te echaré de menos. Es verdad que tan solo hace unos días que nos conocemos, pero me gusta estar a tu lado, porque de alguna forma nos ayudamos el uno al otro cuando lo necesitamos —dice con tristeza.
—Yo también te echaré de menos, siento que he tenido la libertad de hablar contigo de muchas cosas personales que me preocupaban y me has ayudado, de verdad —le respondo con total sinceridad.
Después, sonrío y me dirijo al gimnasio. Es mi segundo día y otra vez daré lo mejor de mí.Cuando llego, compruebo el reloj que está en la pared y veo que por primera vez he llegado puntual. Al entrar en el gimnasio, Diego me espera y miro alrededor sin ver a mucha gente, porque es temprano, así que prácticamente puedo decir que tengo todo el gimnasio para mí sola.
—¿Cómo estás? —me pregunta al llegar.
—Estoy bien. Me duelen un poco los brazos, pero ya sabía que pasaría —involuntariamente sonrío.
—¿Preparada para más estiramientos que ayer?
—No lo sé, pero al menos lo intentaré —confieso a la vez que pienso que acabaré aún más cansada, pero ahora nada de eso me importa, solo tengo una cosa en mente y es alcanzar mis objetivos sin mirar nada más.
Lo primero que hago es recordar los estiramientos que me enseñó ayer, bajo su atenta mirada. Me corrige durante algunos ejercicios y sigo adelante con los nuevos estiramientos. Teniendo en cuenta que mi propósito es ganar más musculatura, pronto me doy cuenta de que debo hacer más fuerza y por tanto los estiramientos se vuelven más cansados y pesados además de complicados, pero estar al lado de Diego, sin saber por qué, me alegra un poco y consigo olvidar el esfuerzo que debo llevar a cabo con los estiramientos.
Diego es una compañía silenciosa, desde que lo vi supe que sería alguien con poca tendencia a hablar, y hoy he podido comprobar que si no soy yo quien le pregunta algo él no dice nada, pero aun así puedo decir que me gusta que me esté acompañando en lo que se podría llamar como una nueva experiencia.