(4) El Ángel Rebelde [pausado]

⭐ Capítulo 4: el primer regreso.

Jael caminó sin detenerse en la espesa negrura confiando en que en algún momento vislumbraría la entrada de la gruta, el momento había acabado demasiado de prisa, no quería regresar, quería quedarse para siempre allí o al menos hasta que conociera otro lugar nuevo. Su mente daba vueltas, se preguntaba tantas cosas que no podía poner en orden las ideas, afortunadamente sus piernas trabajaban de forma mecánica para sacarla de allí.

Cuando Jael vio el bosque frente a ella no dudó en adentrarse en él, no tenía más opción por el momento así que por qué dudarlo. Daba pasos lentos guiada por un extraño instinto, trataba de hacer el menor ruido posible, no era fácil porque al recordar que debía de estar en absoluto silencio comenzó a temer de ser descubierta y sus piernas amenazaban con flaquear con cada paso. Detestaba alejarse, quería saber más, más de Doya, hablar con los Rebeldes Cautivos, regresar a Hogar le causaba una especie de dolor interno, aunque Hogar era al parecer lo bastante grande ella se sentía atrapada, una sensación que le desagradaba excesivamente.

Hizo un esfuerzo por dejar de pensar, se concentró en sus piernas, en cada paso que daban, y aunque el camino le parecía eterno se enfocaba en que en algún momento debía de llegar. "Los están vigilando, solo debes venir acá en las noches para estar segura" había dicho Doya, le resultaba imposible calmar su mente, revivía el momento en aquella Gruta una y otra vez ¿De verdad tendría que esperar tanto tiempo para volver? "Mucho lo que debes de saber" se repetía en su mente a cada instante, era desesperante, casi doloroso saber que tenía que esperar la próxima canción para saber más.

De pronto como si se hubiera encontrado en un trance se dio cuenta de que caminaba siguiendo el camino de la alta pared del laberinto, había logrado regresar a Hogar, sonrió aliviada a pesar de que no quería estar allí, sonrió porque no la habían descubierto. La noche había sido emocionante hasta ahora, pero ya no había nada más por hacer, tenía que regresar a la torre y esperar el tiempo que fuera necesario para que las Luces despertaran. Se obligó dirigirse en aquella dirección, daba pasos furiosos, pero poco a poco fue caminando con más naturalidad, no podía hacer nada más, era inútil quejarse, solo debía esperar.

Una vez en la Torre Jael se sentó en el suelo cubierto de humo, había estado lo que consideraba un tiempo excesivo de pie frente a la ventana y quiso cambiar de postura. Jugaba con la falda de su largo y hermoso vestido blanco sin olvidarse de levantar la mirada a cada instante para revisar si las luces despertaban, pero nada ocurría allá afuera, no había ni un solo Ángel caminando, nada ni nadie, solo la oscuridad y el silencio que hasta hace un momento la había llamado con intensidad para guiarla al Límite.

Las Luces no despertaron hasta el sonido de la trompeta, fue el mismo sonido que había percibido el día anterior. Se puso de pie al mismo tiempo que algunas Luces despertaban para comenzar un lento ascenso para alumbrar el cielo, por fin un día nuevo había comenzado.

 

***********

Recuerda comentar, votar o ambas (si te está gustando). Me ayuda un montón. 

 



#11039 en Fantasía
#4385 en Personajes sobrenaturales
#6439 en Thriller
#2512 en Suspenso

En el texto hay: angeles, amor, fantasa

Editado: 17.08.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.