(4) El Ángel Rebelde [pausado]

⭐Capítulo 5: aceptación.

Jael salió de su lugar en la torre, a su alrededor todos los otros Ángeles hacían lo mismo, decidió seguirlos, imitarlos lo mejor posible, todos se mostraban igual, serenos, calmados, en silencio, de alguna forma un poco tiesos, monótonos, sin mirar a nadie, sin mencionar palabra, uno a uno se iba acercando a la enorme escalera de espiral y comenzaban a descender en un perfecto orden que se podría creer que lo habían ensayado durante tanto tiempo que habían logrado una perfecta sincronización. Jael bajaba los escalones rodeada de aquella silenciosa compañía sin atreverse a hacer un solo movimiento distinto al que el resto hacía, no porque no quisiera, sino porque era como si de pronto todos fueran a señalarla si realizaba algo diferente, acusarla como si hubiera cometido la más malvada de las fechorías.

El silencio retumbaba en las paredes y la incomodidad en ella crecía, seguía su camino como los otros, pero no podía dejar de preguntarse qué ocurriría si decidiera no seguir descendiendo, si de pronto se quedara allí de pie a mitad de lo que parecía ser el camino para salir de la torre. A punto estuvo de hacerlo, hasta que una voz en su cabeza se lo impidió y le sugirió luchar contra su propia curiosidad por más imposible que le resultara, debía encontrar el modo de estar serena. Jael daba firmes órdenes a sus piernas para que dejaran de inquietarse, le pidió a sus brazos que se mantuvieran firmes sin movimiento alguno mientras andaba, suplicó a su cuello que se quedara en una sola dirección y rogó a sus ojos para que enfocaran solo hacia adelante. No fue tarea fácil, pero logro doblegarse, pudo poner un freno a su desbordante curiosidad y con sorpresa y alivio se dio cuenta de que había llegado al pie de la torre. Debía seguir avanzando, frente a ella se alzaba un puente, todos los Ángeles caminaban sobre él y ella al parecer no tenía opción. El puente era ancho, lo suficiente para que caminaran varios Ángeles unos al lado del otro sin tener el peligro de caerse a pesar de que el puente no tenía bordes, el suelo era de cristal transparente, podía verse el Lago Negro y también las bases que lo sostenían que no eran más que unas enormes rocas de cristal, si uno se les quedaba viendo mucho daba la desagradable sensación de que se iba a caer del puente. Jael caminaba y caminaba, no se cansaba pero estaba impaciente, el puente parecía ser bastante largo porque por más que avanzaba no se veía a donde conducía.

Cuando el camino por el puente comenzó a volverse descendente y una enorme torre cilíndrica apareció a la vista creyó que la parte difícil había acabado, pero la caminata continuó por un largo tiempo y observar el lugar de destino mientras que se llega hasta él con aquella velocidad no hacía otra cosa que desesperarla más.

Cuando al fin llegaron a la entrada de El Centro Jael observó dicimulando su asombro como las enormes puertas eran de roca transparente y dentro de ellas corría con gran velocidad agua cristalina que de alguna forma reflejaba todo lo que pasaba, pudo ver claramente su reflejo y el de los otros Ángeles al entrar.

El asenso a una escalera de espiral adherida a la pared interior dio inicio, escalón tras escalón Jael iba ascendiendo mientras admiraba con gran disimulo las hermosas rosas de cristal de diferentes tamaños que adornaban el borde de la barandilla de la escalera.

Continuó subiendo los escalones hasta que se detuvo, más porque el Ángel delante de ella lo hizo que porque lo había decidido de ese modo, podría asegurar de que se encontraba en el exacto lugar donde había estado el día anterior.

Cuando todo el lugar estuvo lleno de Ángeles de pies como estatuas y sin expresión alguna la ceremonia dio comienzo.

El Primer Ángel, Kam, comenzó a hablar, justo frente a él se encontraba un esfera mediana de luz brillante que flotaba dando la impresión de ser el objeto más liviano que pueda existir, estaba acompañado de los Vigilantes: Rai, Lab y Zam.

—Un nuevo día ha iniciado—, comenzó a decir Kam—, a trabajar irán, todos se dedicarán a sus obligaciones, ese es nuestro propósito, cuidar de Hogar, conservarlo magnífico para cuando regrese Azmon. Seremos recompensados, esa es la Sagrada promesa. Estamos aquí reunidos y celebramos un día más de existencia divina. Cada día que pasa es un día más cerca que estamos de reencontrarnos con Azmon. Debemos estar preparados para ese día, sabemos que cuando ese momento llegue será el mayor de nuestra existencia. Comenzaré... —dijo e hizo una breve pausa sin ninguna emoción en su voz— con la primera historia: «Antes del principio existieron unos seres cuyo nombre está prohibido pronunciar. Estos seres se rebelaron contra Azmon, quisieron ser iguales a él. Pero eso es imposible, no existe, ni existirá otro como Azmon. Hoy se les conoce como Rebeldes Alados, hace mucho que fueron castigados y están condenados a un martirio eterno, su estado nos recuerda que el precio por rebelarse en contra de quien nos lo ha dado todo es alto. No querrán que los Rebeldes Alados interrumpan la paz de Hogar, por este motivo continuemos todos en armonía haciendo lo que nos corresponde y no más, mantengámonos iguales y estemos a salvo de todo peligro que asecha a quienes se rebelen puesto que el precio que hay que pagar no querrá hacerlo ninguno. Quien quiera rebelarse deberá enfrentarlos, será vencido puesto que no hay forma de derrotar a esas criaturas y será arrojado al Lago Rojo, un lugar lleno de Ángeles que no pueden moverse, no pueden hablar, solo flotan en la lava ardiente, sienten el dolor de su rebeldía. Acá no sabemos lo que es el dolor, gracias a Azmon estamos libres de ello, pero les aseguro que el dolor no lo quieren. Los Ángeles que son arrojados al Lago Rojo no pueden quejarse, es imposible que emitan un sonido o que hagan una mueca de desagrado, lo único que pueden mover son sus ojos y estos reflejan la intensidad del insoportable dolor que sufren y no pueden salir de allí jamás. Estoy seguro que ninguno lo quiere, así que permanezcamos, esperemos a Azmon y hagamos lo que hacemos sin más...»



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En el texto hay: angeles, amor, fantasa

Editado: 17.08.2022

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