(4) El Ángel Rebelde [pausado]

⭐ Capítulo 6: ¿Fiel o Rebelde?

Todas las noches luego de que sonara la canción y las Luces se durmieran Jael descendía de la Torre y corría para cruzar el Lago Negro hasta el Límite de Hogar detrás del Muro, estaba segura de que nadie la veía porque no había visto ni escuchado algún tipo de señal ni encontrado con otro Ángel. Se había convertido en una rutina desde la primera noche de su existencia y aunque el recorrido le parecía infinito a pesar de ir con velocidad no le afectaba en lo más mínimo repetirlo, incluso cada vez lo hacía con más ganas, estar en la Gruta era muchísimo mejor que Hogar, allí podía ser ella sin ningún tipo de límite. En su mente siempre estaban Doya y los Rebeldes Cautivos, esperando impacientemente para reencontrarse con ellos al terminar la jornada.

Una noche corría detrás del Muro hacia el punto exacto donde comenzaba a adentrarse en el bosque y tuvo que frenar de forma drástica al observar algo diferente, a poco estuvo de caerse, pero logró recuperar la compostura al instante. Comenzó a caminar igual de lento que lo hacía durante el día en Hogar, imitó el mismo comportamiento que tenía durante el día solo que esta vez sentía un miedo gigantesco, no sabía si continuar o marcharse con la misma velocidad con la que había llegado hasta allí, puede que tal vez un poco más rápido. Un Ángel venía caminando hacia ella ¿la habían descubierto? Era una posibilidad de que fuera algún otro Ángel que hubiera descubierto la Gruta, un Ángel que acabara de despertar como lo hizo ella ¿sería posible? Jael dejó de avanzar por un minúsculo instante, pensando, dudando en que hacer, casi al momento reanudó la marcha, era claro que ya la habían visto y fuera lo que fuera aquello que venía se movía con tal lentitud que no representaba peligro alguno.

Transcurrió un tiempo para que pudiera ver mejor a quien se acercaba, la oscuridad no ayudaba, pero no tenía dudas de que se trataba de un Ángel con túnica. Cuando estuvo más cerca notó que llevaba con él una especie de saco colgado en su hombro, un detalle que no había visto en los otros en el Centro que era cuando los veía, siempre estaba rodeada de Ángeles con vestido. Comenzó a sentir la urgente necesidad de preguntarle muchas cosas, eran tantas que no podía ordenar las ideas, pero al ver disimuladamente su expresión no cabía dudas de que ese Ángel era un Fiel, como todos los demás en Hogar, así que no dijo nada, no realizó preguntas, se mantuvo tan serena como cualquier otro día en Hogar, hacerse pasar por Fiel era cosa de todos los días. Jael siguió su camino de largo, él no le había dicho nada, ¿o acaso él también estaba disimulando como ella por miedo a ser descubierto por un Fiel?

—No puede ser —dijo para sí misma—, se veía como todos los otros… casi —añadió dándose la vuelta para mirarlo.

 

Se quedó un rato observándolo, deseando con todas sus fuerzas que él se diera la vuelta y notara que ella lo veía, así él también podría dejar de fingir y podrían hablar con libertar, ella lo llevaría a la Gruta si acaso él no la había encontrado aún. Cuando las Luces despertaran de nuevo, sabría que allí en algún lugar había alguien como ella, alguien con las mismas preguntas, con las mismas ganas de conversar que aunque por razones obvias tendrían que estar separados mientras que las Luces alumbraban el cielo ella no se sentiría sola y él tampoco. 

 



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En el texto hay: angeles, amor, fantasa

Editado: 17.08.2022

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