4. Saga Contigo (especial)

3. Don musculitos

4 de octubre de 2020

Casi dos meses después de la Fly High 2020 y días antes del diagnóstico de Abigail.
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ARIADNA:

¡Juro por Dios y todos sus santos que como las cosas no se calmen voy a explotar!

Esto es absurdo, hace mucho rato que dejó de divertirme ser el centro de tanta atención. Después de la maldita competencia, somos como unas celebridades, no hay un lugar a donde vayamos sin que nos detengan para pedirnos autógrafos y al principio era genial, me gustaba, pero ya no.

Odio cómo los hombres se acercan a mí con una foto para pedirme un autógrafo, pero lo jodido no es el hecho en sí, sino la puñetera foto, pues no todas son tomadas por la prensa o en la competencia. No, las hay donde estoy de compras, caminando por la calle, tomado un helado, riendo de cualquier tontería, incluso sentada en el porche de la casa.

¡Me siento acosada, maldita sea! Y solo pensar lo que esos idiotas pueden estar haciendo en las noches con esa foto, me da escalofríos. He intentado no pensar en eso, en serio, pero hace un rato cuando un imbécil par de años menor que yo, se me acercó y me dijo: “Hola, preciosa, ¿podrías tirarte una foto conmigo?”, acepté sin pensar pues ya lo había hecho antes, ¿pero saben qué me dijo de agradecimiento?

“Esa blusa te queda de escándalo”.

En serio, sentí mi sangre hervir y subir a mi cabeza. La blusa en cuestión es un pulóver negro de mangas largas, pero es de esos tipo mayita clara que hace que toda la piel se vea y la copa de los senos es de cuero. En serio, es provocativa, pero no se me veía nada fuera de lo normal y solo por sus palabras me sentí desnuda.

Por un momento pensé que iba a tener que cambiar mi forma de vestir pues no solo tengo que aguantar al imbécil de mi suegro babeando en el lugar equivocado, sino también a los pervertidos de la calle, pero no, me gusta cómo visto y no lo voy a cambiar por un par de idiotas, así que encabronada como el demonio, cogí su celular, lo estrellé contra el piso y le clavé mi tacón de aguja varias veces ante la mirada estupefacta de ese degenerado.

Sabía que el celular no serviría para nada más luego de mi arranque de ira, pero para prevenir que alguien fuera lo suficiente bueno y lo arreglara, lo recogí y lo guardé en mi bolso, saqué trescientos dólares de mi monedero y se los tiré en el rostro.

No dije nada, simplemente me marché y por suerte él se metió la lengua en el culo, sino, mi próximo ataque iba a ser a sus pelotas.

Una vez en el portal de la casa, paso mis mano por mi rostro y respiro profundo varias veces intentando calmarme, no quiero que Zion sepa de este incidente, no hay necesidad de preocuparlo por gusto, ya tiene bastante con la jodida insistencia de sus padres para apresurar el matrimonio.

Después de la competencia se habían calmado un poco, pero ya volvieron a la batalla con las fuerzas renovadas.
Abro la puerta dispuesta a ir a la habitación a darme una ducha bien relajante, pero me detengo al ver a Aby acostada en el sofá con una mano sobre su pecho y la otra cubriendo su rostro. Últimamente la noto muy decaída, ella dice que se debe a que está liberando todo el estrés acumulado en los meses que estuvimos entrenando para la competencia y a lo mucho que se ha exigido en ese tiempo. La verdad es que la entiendo y estoy orgullosa de ella. A pesar de su condición, logró competir, algo que se propuso desde que fue declarada en remisión completa hace un año.

Camino hacia ella y toco su brazo, ella lo separa y me observa agotada.

—¿Estabas dormida? Lo siento mucho.

—Nah, no te preocupes, estaba leyendo, —Apunta al libro sobre su estómago—, pero me ardían los ojos y decidí descansarlos.

—Sube mejor a tu cuarto, ahí estarás más cómoda.

—Sí, creo que eso haré. —Se sienta en el sofá, se estira y luego de ponerse sus chancletas, se levanta con el libro en la mano.

—¿Hay alguien más en la casa?

—Zion acaba de llegar, creo que estaba haciendo ejercicios.

Asiento con la cabeza y camino hacia las escaleras. Zion va al gimnasio en las tardes, dice que ya no lo hace con tanta frecuencia como cuando vivía en Nordella pues no dispone del mismo tiempo libre, pero que para mantener su cuerpazo necesita ir de vez en cuando.

Yo estoy totalmente de acuerdo con él. Sonrío maliciosa, ahora que lo pienso, si Zion está aquí tal vez pueda quitarme el estrés de una mejor forma.

Entro a nuestra habitación y no lo veo por ningún lado, tal vez está con Emma. Suelto el bolso sobre la cama y los tacones en una esquina. Antes de ir a buscarlo, decido entrar al baño a hacer pis. La puerta está entreabierta, pero antes de abrirla completamente, su voz llama mi atención.

—¡Joder, qué bueno estoy!

Con el ceño fruncido ante tan extraño y estúpido comentario, empujo sigilosamente la puerta y tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano, antinatural y de todas las formas que existan para describir algo imposible, para no romper en carcajadas.

Zion en calzoncillos, una vista exquisita debo destacar, frente al espejo de cuerpo entero, vacilándose. Observa su perfil derecho, contrae los músculos de su brazo y de su pierna haciendo que se marquen aún más y sonríe.



#1144 en Novela romántica

En el texto hay: familia, futuro, amor

Editado: 27.10.2024

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