4. Saga Contigo (especial)

5. Estoy embarazada

23 de julio de 2022. Un año antes de la boda de Aby y Maikol.

ADDYSON:

Son las cinco con veintiocho minutos de la mañana y sigo sin poder dormir, de hecho, creo que solo he logrado embelesarme por unos cuarenta minutos y el resto del tiempo me lo he pasado dándole vueltas a mi cabeza. Preocupándome con asuntos que aún no estoy segura de si se convertirán en buenas noticias… o sea, sí sería bueno, pero no sé si este es el momento correcto.

He dado tantas vueltas en la cama que me sorprende que no haya despertado a Kyle, aunque supongo que está agotado. El pobre, desde que se graduó hace un año no ha parado intentando mantener a flote la empresa que era de su padre y si a eso le sumamos los viajes diarios a Nordella, no tiene tiempo ni fuerza para nada… bueno, hay cosas para las que sí, sino, ahora no estaría en esta situación.

Tengo un mes de retraso y no hay que ser adivina para saber qué puede ser. Es lógico que queremos hijos, pero habíamos acordado esperar a que yo me graduara, algo que sucedió hace solo dos meses y a que nos mudáramos a Nordella pues yo quise terminar la universidad en Milton Black, de hecho, todas quisimos.

Vuelvo a mirar el reloj para darme cuenta de que solo han pasado dos minutos desde la última vez y luego de un suspiro profundo, decido levantarme para hacerme la prueba de embarazo que tengo escondida desde hace dos días sin atreverme a usar.

Con cuidado de no despertar a mi novio, salgo de su agarre, cojo la prueba y mi móvil y me encierro en el baño. Sigo las indicaciones al pie de la letra y los quince minutos de espera se me hacen eternos.

El temporizador del celular suena indicando que llegó la hora y luego de apagarlo, me pongo de pie. Camino de un lado a otro del baño mientras intento controlar los latidos acelerados de mi corazón y los temblores de mis manos. Al ver que no obtendré resultado, respiro profundo y cojo la prueba.

Dos rayitas.

Dos rayitas.

Dos rayitas significan positivo.

Estoy embarazada.

Una mezcla de sentimientos entre preocupación y alegría me invade, porque sí, puede que tenga miedo, pero nada me hace más ilusión que formar mi familia con Kyle, incluso cuando nuestra boda está planeada para dentro de cinco meses. Es algo que ambos queremos y de lo que ya hemos hablado, pero habíamos llegado al acuerdo que aún no era el momento y…

Tengo que hablar con las chicas, ¿o debo decírselo primero a Kyle?
Creo que Kyle debe saberlo primero, ¿no? Tiene derecho, es el padre.

Salgo del baño decidida a hablar con mi adonis, pero al verlo dormir tan tranquilo me da penita despertarlo, así que me acuesto a su lado. Hoy tiene el día libre y se merece descansar. Sin embargo, luego de diez minutos sin poder conciliar el sueño, decido que no puedo esperar.

Enciendo la lamparita de noche y me giro hacia él.

Aparto su cabello con delicadeza de su rostro, acaricio su mejilla, paso mis dedos por sus cejas y me quedo maravillada ante su belleza. Es algo que ni aunque hayan pasado más de dos años desde que estamos juntos, me canso de mirar y por lo que siento en mi interior cuando estamos juntos, dudo que alguna vez me aburra.

Mueve su nariz al sentir mi caricia en ella y luego la restriega contra la almohada supongo porque le ha dado picazón y yo no puedo evitar reír. Deposito un beso en su mejilla.

—Kyle, cariño, despierta.

—Mmmm. —Se remueve en la cama, pero no abre los ojos.

—Cielo, necesito hablar contigo.

—¿Qué hora es? —pregunta casi inteligible.

—Casi las seis.

—Duérmete, Addy.

—Es importante.

Sin molestarse en abrir los ojos, me jala por la cintura y me pega a su cuerpo. Amo su calor, su olor, su confort, amo todo de él así que no dudo en abrazarme a su cuerpo. Deposita un beso en mi cabeza y me aprieta contra él.

—Duerme, pequeña, luego no te puedes levantar.

Me río contra su pecho, en eso tiene razón.

Intento dormir para que él pueda descansar, pero maldita sea, no puedo. Esto tiene que salir sí o sí.

—Kyle. —Pienso que se ha quedado nuevamente dormido, pero al cabo de unos segundos contesta.

—¿Sí?

—Mmmm, estoy embarazada.

No sé qué esperaba que hiciera, pero que me soltara, se girara en la cama hasta encender la lamparita a su lado y se sentara mirándome con los ojos abiertos desorbitados, todo a la velocidad de la luz, definitivamente no entraba en mis pensamientos.

—¿Qué dijiste? —Me incorporo para quedar frente a él.

—Estoy embarazada.

—¿En serio? —Una bonita sonrisa comienza a formarse en su rostro y cualquier tipo de preocupación que albergaba, desaparece.

Asiento con la cabeza y de repente, sus manos acunan mi rostro y me besa con esa capacidad que solo él tiene para prender mi cuerpo en llamas.

—¿Por qué no lo dijiste antes?

—Eso intentaba, pero no te despertabas.



#1144 en Novela romántica

En el texto hay: familia, futuro, amor

Editado: 27.10.2024

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