7 de marzo del 2023
ADDYSON:
Cierro los ojos mientras el placer recorre todo mi cuerpo erizando en mi piel. Me concentro en las sensaciones, la calma, el éxtasis, el alivio. Un sonidito complacido sale desde el fondo de mi garganta ganándose una risita de mi esposo, pero no me avergüenzo, claro que no, solo quiero disfrutar.
Este hombre es un Dios con sus manos, sus dedos largos y fuertes contra las plantas de mis pies mientras me hacen el masaje de la vida, es una maravilla.
Después de los seis meses de embarazo, mi cuerpo ha cambiado totalmente y quien más se lo ha sentido han sido mis pies que viven día sí y día también, hinchados y ahora que la fecha de parto la tengo encima, es peor; pero como tengo el mejor marido del mundo, cada vez que lo necesito, me los masajea.
Estamos tirados en el inmenso sofá de la casa a la que nos mudamos después de nuestra boda, esa en la que viví con mi madre y que me trae tan bellos recuerdos.
A pesar del trabajo, Kyle se ha tomado unos días libres pues ya casi es hora de que este pequeño mocoso venga al mundo y no me quiere dejar sola ni un momento. Y mientras recibo tan buen tratamiento, esperamos a mi padre que… sorpresa, sorpresa… va a presentarnos a su novia.
Según tengo entendido, llevan saliendo como dos meses, pero no ha querido decirme hasta saber que las cosas funcionan entre ellos y al parecer así es, porque anoche me llamó para anunciar que era momento de presentármela.
Así que pueden imaginarse mis nervios. Estoy tan feliz por él… ya era hora de que reiniciara su vida. Mi padre es un hombre joven, de muy buen ver y se merece ser feliz al lado de una mujer.
—¿De verdad crees que sea mi madre? —pregunta Kyle de repente.
Llevamos unos días con esa hipótesis. Increíblemente, Amelie y mi padre se han llevado bien desde el principio, son muy grandes amigos y no soy la única que piensa así, las chicas también. Y debo decir, que me haría muy feliz si fuera ella.
—Un noventa y ocho por ciento. Tú los has visto… ¡Ay, Dios, sí, ahí, cariño, por favor! —Una estruendosa carcajada sale de su interior.
—Por Dios, Addy, no hagas eso, pequeña. No tienes idea de las ganas que tengo de hacerte el amor, si dices esas cosas, solo lo empeoras.
—Lo siento —murmuro avergonzada con el calor acumulándose en mis mejillas.
Desde hace una semana Kyle decidió que no deberíamos volver a tener sexo por temor a que le pase algo al bebé a pesar de que el médico dijo que no teníamos problemas, no obstante, eso no significa que no tengamos acción en las noches.
—Cómo te decía… tu mamá y mi papá se llevan muy bien, hay química entre ellos. Estoy convencida de que están juntos.
—Bueno, creo que eso sería genial.
—Totalmente de acuerdo, cariño.
El sonido de un coche deteniéndose me anuncia que ya han llegado, así que con la ayuda de Kyle, me siento.
—Yo abriré.
—Déjalo, papá tiene la llave.
El timbre suena y yo les grito que pasen, no tengo deseos de levantarme de aquí y no se vale que Kyle vea a la parejita feliz primero que yo; pero cuando mi padre entra de la mano con su novia, realmente agradezco haberme quedado sentada, sino me habría caído de culo por la sorpresa.
¡Santa jodida madre!
Siento como la sangre se escurre de mi rostro y mi corazón se me sube a la garganta mientras intercalo la mirada entre los dos.
Miro a Kyle que los observa con la misma incredulidad que yo, pero es que hay que entenderme. ¿Quién se imaginaría que mi padre, mi increíble y bondadoso padre, tendría como novia a Camil, la madre de Zion?
Nadie. Absolutamente nadie podría habérselo imaginado.
—Dime que es una broma. —Es lo primero que sale de mi boca y la sonrisa nerviosa de mi padre se borra. Camil mira hacia el suelo y…
¿Camil?
¿En serio?
O sea, la mujer ha cambiado mucho en el último año, pero no puedo olvidar todo el daño que le hizo a mi amiga, todo lo que hizo sufrir a Zion y, ¿ahora está de novia de mi padre?
—Addyson… —Levanto mi mano interrumpiendo sus palabras y con ayuda de Kyle, me pongo de pie.
—¿Camil, papá? ¡Yo pensaba que estabas saliendo con Amelie!
—¿Con Amelie? —pregunta como si no entendiera como pude tener semejante pensamiento.
—¡Ustedes se llevan súper bien!
—Solo somos amigos, mariposita.
—No, si ya veo… ¿Pero Camil? —Vuelvo a preguntar, pero es que aún no me lo creo.
—Addyson —advierte—. Estás siendo muy grosera.
Respiro profundo, tiene razón.
—Lo siento, Camil, es solo que no consigo entender cómo dos personas tan… diferentes… están juntas.
—No te preocupes, Addyson, entiendo que no te lo esperabas, pero Andrés es… —Con una sonrisa bobalicona mira a mi padre y él se la devuelve. ¡Ay, Dios, Zion será mi hermanastro!—. Es fenomenal.