4. Saga Contigo (especial)

13. Celos

25 de enero de 2035:

ZION:

¡Me cago en la hora que se me ocurrió venir antes!

Es el primer pensamiento que llega a mi mente cuando observo la escena ante mí al bajar las escaleras, luego se me pasa cuando me acuerdo de que es el cumpleaños de mi hija y que no tenía forma de alargar mi presencia al igual que han hecho mis dos mejores amigos que se deshicieron de sus crías desde anoche.

Suspiro profundo armándome de valor para enfrentar la locura que me espera.

Estoy en la casa de Amelie, que gracias a su tamaño, se presta para hacer buenas fiestas y bueno, esta noche estaremos celebrando las quince primaveras de mi hermosa Emma… Eso, si la casa no se cae antes por culpa de todos estos revoltosos.

Siéntense, queridas amigas, que les contaré lo que mis ojos están viendo.

Empecemos por mis hermosas princesas: Emma, sentada en el extremo derecho del sofá de tres plazas, con la cabeza descansando en el espaldar, mientras Luciana peina su largo cabello pues mi rubia de ojos azules es inteligente y se aprovecha de su hermana por ser la homenajeada.

Sabrina está sen… no… no está sentada… tiene la espalda apoyada donde deberían estar sus nalgas, las piernas por encima del espaldar del sillón y la cabeza colgando mientras escribe algo en su móvil. ¿No le da dolor de cabeza? No… esa no es la pregunta… ¿No debería estar de niñera? Tiene veinte años, esa es su tarea hoy.

Kaitlyn, la hija menor de Kyle y Hope, dos hermosas niñas de ocho y siete años respectivamente, juegan tranquilamente con sus muñecas en una esquina y de vez en cuando empujan a Zack lejos de ellas por coger los vestidos de sus barbies con las manos embarradas de algo carmelita que rezo para que sea chocolate o algo que no manche porque las bonitas cortinas blancas con estampados violetas en las ventanas, tienen las lindas manos de mi hijo estampadas por todos lados. Mi Zack de seis años es un torbellino idéntico a la madre, bueno, a mí también.

Dándole una mirada más detallada a la obra de arte en las cortinas, me percato de algunas manitos más pequeñas así que busco al pequeño Daniel de tres años, el más pequeño de todos y el que completó la familia Torres cuando ya no se lo esperaban y me lo encuentro imitando los movimientos de su hermano que está muy entretenido en un combate cuerpo a cuerpo con Aaron en uno de esos juegos de realidad virtual muy famosos en la actualidad y por los que yo habría pagado una gran fortuna para tener durante mi niñez.

Por eso no se sorprendan si les digo que de vez en cuando, Kyle, Maikol y yo, jugamos un poco.

Sin embargo, las cosas no terminan ahí Shanira, Fifón, Patty y Shishito, cuatro perritos Pomerania que adoptamos hace unos meses, están perfectamente sentados cerca de las niñas y sus muñecas, pero no se dejen engañar por las caritas angelicales de esas criaturas pues cuando los cuatro se juntan así, es porque el desastre se va a desatar.

Se supone que serían solo tres, uno para cada familia, idea por supuesto encabezada por Zack en primer lugar, Kaitlyn y Hope, pero una vez en la perrera, Daniel quiso uno para él y el ver la renuencia de Aby que alegaba que con uno era suficiente, formó la pataleta de su vida y como resultado salió victorioso con el pequeño Shishito… sí nombre ridículo…

La primera vez que lo dijo yo entendí bichito, pero Maikol dice que no, que decía Shishito porque le gustaba el nombre o no sé qué pendejada y bueno, al final se le quedó.

Patty es la de Hope, Fifón que tiene el pelaje más oscuro que el resto es el de Zack y Shanira con su bonito lazo rojo en la cabeza es la de Kay.

¿Recuerdan cuando dije que los cuatro perros tranquilos en un mismo lugar es sinónimo de desastre?

Bueno, creo que en esos momentos, elaboran el plan maestro para dominar el mundo y lo confirmo cuando FIfón y Shishito se acercan a Zack que observa algo ensimismado por la ventana que da a la alberca y lamen sus manos. Mi niño se sorprende tanto que da dos pasos hacia atrás, machuca la cabeza de una de las muñecas de Hope que al verlo chilla como solo ella sabe. Kay se tapa los oídos, pero el mini musculitos, como le dice Addyson, con el pie adolorido por haber pisoteado el juguete, da dos saltos hacia atrás, se enreda con Kaitlyn y rueda por encima de su cabeza.

Sus manos se mueven en el aire intentando sujetarse de algo, pero es el suelo quien lo recibe cayendo demasiado cerca de Sabrina, quien del susto se le cae el teléfono golpeando su nariz, intenta levantarse, pero no reúne la suficiente fuerza y se va de nuevo para atrás, levanta sus pies para nivelarse y estos caen con el resto del cuerpo.

De puro milagro la brujita no se desnuca, pero al caer al suelo, golpea a Daniel, quien se va contra Dylan, Aaron lo coge por una mano evitando que se estrelle contra el televisor pantalla plana gigante de su abuela, sin embargo lo jala tan fuerte que los dos caen sobre el regazo de Emma.

La cabeza de Aaron golpea contra la de mi hija que grita su nombre con tantas fuerzas que trae a mi cabeza esa vieja película de las ardillas, cuando el padre siempre terminaba gritando: ¡Aaaaalvin!

Emma lo empuja y tanto él como Dylan terminan en el piso. La única que sale inmune de todo ese desparpajo es Luciana que al ver cómo todo se desarrolla como si fuera en cámara lenta, da dos pasos hacia atrás y levanta sus manos en son de paz mientras sus bonitos ojos verdes parecen querer salirse de sus cuencas.



#1049 en Novela romántica

En el texto hay: familia, futuro, amor

Editado: 27.10.2024

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