4. Saga Contigo (especial)

14. ¿Final o nuevo comienzo?

NOTA: Este capítulo se desarrolla el mismo día que el anterior...

25 de enero del 2035

Aaron:

Hoy es el cumpleaños de Emma Bolt Kanz. La chica más insoportable y presumida que existe sobre la faz de la Tierra. Esa rubia de ojos malditamente azules que me llama enano cada vez que le da la bendita gana. Esa que se cree que por ser guapa y popular me puede tratar como si fuera la peste; esa que piensa que por ser tres años mayor que yo, es mejor.

La odio, pero más odio a su novio; ese idiota presumido que se cree guapo, un niño rico de mami y papi, de quince años también, que me mira como si fuera menos que un insecto.

Pero si piensan que me voy a sentir menos, están muy equivocados, porque ella no se ha dado cuenta de que ya no soy tan enano, que en el último año he crecido un poco más y que soy mucho más lindo que el tonto de su novio. Tengo el pelo rubio como mi mamá, los ojos azules de mi papá y mi cara de ángel hace que sea el preferido de todas; eso sí, de ángel solo tengo el rostro y hoy, Emma Bolt, lo sabrá.

Hoy le voy a contar al tío Zion que su niña linda tiene novio desde hace tres meses y no le ha dicho nada; que se besan en las esquinas de la escuela cuando piensan que nadie los ve, pero yo siempre los descubro y no es porque esté siguiendo a esa niña tonta. No, para nada.

Estamos todos reunidos en la casa grande de la abuela en Nordella, lugar donde se celebran todas las fiestas en nuestra familia, es que somos muchos. Al parecer a nuestros padres les dio por reproducirse como conejos como dice Bryan, el novio de la abuela. No sé exactamente qué significa, pero supongo que debe ser cierto.

Bueno, como iba diciendo, estamos en casa de la abuela para celebrar las quince primaveras de mi primita postiza y gracias a Dylan, el hijo del medio de Maik y Aby y mi mejor amigo, le daré un regalo que nunca va a olvidar: la ruptura definitiva con el tiquismiquis de su novio.

—¡Aaron! —grita Dylan mientras corre hacia mí, a pesar de que tiene nueve años, casi diez y yo doce, parecemos de la misma edad y es mi mejor amigo de todo el planeta porque es un niño increíble—. Zona despejada, el tío Zion está solo en la piscina tomando cerveza.

—Gracias, bro.

Sonriendo maliciosamente, seguro del escándalo que se va a formar pues él es súper celoso con su niña linda, salgo al patio por la puerta de la cocina y no tardo en verlo de pie al borde de la piscina. Zion es mi modelo a seguir, pero no se lo digan a mi padre, por favor. Este hombre es guapo, seguro de sí mismo, inteligente, con un humor genial y una mente retorcida horrorosamente increíble. Amo cuando en los cumpleaños del tío Maikol siempre le hace alguna trastada. Es súper divertido y yo aprendo de él.

—Hola, tío.

—Hola, chaval —saluda con una sonrisa—. ¿Quieres? —Me brinda de su cerveza y, luego de mirar a alrededor y asegurarme de que nadie nos ve, doy un sorbo. ¿Ya ven por qué es mi tío preferido?

—Genial —digo cuando la mueca inicial desaparece.

Él me revuelve el pelo haciendo que mechones de ellos caigan en mis ojos. Le encanta hacer eso, de hecho, a todos le encanta, tal vez es porque lo tengo muy largo. Incluso a Emma cuando está de buen humor, le gusta hacerlo.

Los soplo intentando apartarlos, pero al no obtener resultado, los retiro con mis manos.

—Tío, ¿recuerdas cuando me dijiste que cuidara a Emma porque yo era su primo mayor y era mi trabajo?

—Claro que sí, tú eres el hombre en el que confío para ese trabajo. ¿Sucede algo?

—Sí, tiene novio.

Sus ojos se abren enormemente mientras su boca se distorsiona en una mueca. Sí, sin dudas está enojado. Aguántate esta, Emma.

—Y el chico es malo para ella. Es alto, con pelo negro, se hace los pinchos, tiene los ojos carmelitas y no le gusta estudiar… —Bueno, de esto último no estoy muy seguro, pero qué importa—. Tiene pinta de alguien que en un futuro tendrá tatuajes, fumará y tomará cerveza hasta la inconciencia… tú dices que eso es malo. Ah, y le da besos en los labios.

—¿Qué? —chilla y yo creo que no era necesario agregar la última frase. Está rojo y si fuera posible, estoy seguro de que por las orejas le estaría saliendo humo por la rabia, igual que en los muñequitos.

—Y piensa venir a la fiesta esta noche, pero no te preocupes, yo te diré quién es.

—Sí, gracias, Aaron. Ahora, si me disculpas, debo hablar con mi hija.

—Claro, de paso dígale que es mi prima preferida y que por eso la cuido mucho.

—Ok, se lo diré.

Veo al tío alejarse y mi sonrisa es enorme. ¡Sí! Ja, jódete, Emma. Imitando a mi padre y al tío Zion cuando está felices, hago ese bailecito tonto de victoria que tanto avergüenza a Dylan.

—¿Hecho? —pregunta mi amigo de repente.

—Hecho. ¿Quieres nadar un rato?

—Sí, sería genial.

Nos quitamos las camisetas y los chores y nos lanzamos a la piscina para niños, aun no sé nadar muy bien, por eso mamá me tiene prohibido acercarme a la de los grandes, pero no importa, esta me llega a la cintura y ya papá me está enseñando. Pronto seré el mejor nadador del mundo y así podré bucear debajo del agua y pellizcar las piernas flacas de Emma. Soy un niño demonio.



#1144 en Novela romántica

En el texto hay: familia, futuro, amor

Editado: 27.10.2024

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