50 millones de cosas que odio de ti

CAPÍTULO 7

A L I S O N C A M P B E L L

—Hola —saludó Jackson con una sonrisa confiada, como si no estuviera en una situación incómoda en absoluto.

Me aclaré la garganta al ver la mirada que se estaban intercambiando. Jackson me fulminó, pero yo no pude evitar sonreír de manera encantadora.

—¿Y si nos presentas? —le pedí, sabiendo que me estaba metiendo en algo más grande de lo que imaginaba, pero también queriendo ver cómo reaccionaba. Si iba a ser una víctima de su ego, al menos debía disfrutarlo un poco.

—Cam, ella es Alison —Jackson señaló con un dedo acusador, como si yo fuera la culpable de todo. Luego se giró hacia mí—. Alison, ella es Cam.

—Oh, vamos, Jackson —le animé, disfrutando al máximo el momento mientras nos dábamos falsas miradas asesinas—. En realidad vivo con él.

Cam tosió de forma tan dramática que casi creí que se ahogaría en su propia saliva.

—¿Q-qué? —dijo, sorprendida. Parecía que la bomba había explotado. Jackson me iba a matar por esto, lo sentía en su mirada.

—Ella es hermana de Jacob, entonces vivirá esta temporada con nosotros —Jackson se explicó rápidamente, como si necesitara justificarse. Tuve que parpadear varias veces para procesar toda la información.

Cam parecía haber recobrado la compostura, aunque su mirada ya no era tan inocente. Hubo un destello de algo más calculado en sus ojos.

—Oh, entonces esta es la hermana de Jacob —dijo, con un tono que no me gustó para nada.

—Tiene un nombre —murmuré entre dientes, intentando mantener la calma.

Pero parece que Cam no me escuchó, y lamentablemente, me caía cada vez peor. Ella me miró de arriba a abajo con una sonrisa que, aunque simpática, no era nada agradable.

—Debes venir de una escuela privada, ¿no? —dijo, con una mirada evaluadora.

—¿Por qué lo dices? —respondí, levantando una ceja, un poco confundida por la afirmación.

—Por los zapatos y la bolsa que tienes —aclaró, mirando mis tacones con una expresión de superioridad—. Debe ser difícil estar en esos tacones todo el día.

No fue tanto lo que dijo, sino la forma en que lo dijo. Era como si quisiera despreciarme sin que yo pudiera defenderme.

—Son muy cómodos —respondí, forzando una sonrisa falsa mientras miraba sus zapatos. No pude evitar soltar una sonrisa reprimida—. También deben ser cómodos.

Ella siguió mi mirada y soltó un bufido, pero Jackson ni se dio cuenta de nada. Él seguía mirando a Cam como si fuera la única persona en el mundo.

Jacob apareció de repente y puso su brazo sobre mi hombro, interrumpiendo la tensa situación. Fynn ya había desaparecido en algún lugar.

—Hola, Cam, hoy estás más hermosa que la última vez que nos vimos —saludó Jacob con una sonrisa encantadora. Cam se sonrojó instantáneamente.

—No creo que sea... —respondió, visiblemente avergonzada.

—Claro que lo está —le interrumpió Jackson, como si estuviera defendiendo su afirmación, al ver el rubor en su rostro—. Cam siempre ha sido hermosa.

Con eso, Jackson siguió caminando, y Cam lo siguió como una perrito detrás de su dueño. Era tan obvio.

No pude evitar darle un codazo a mi hermano en el estómago. Él me soltó y dejó escapar una mueca de dolor.

—Te he dicho que no hagas eso, y sigues haciéndolo, Jacob —le regañé, mientras veía su cara aún molesta.

—¡Eso duele! —se indignó—. ¡Siento que va a explotar mi cabeza de la resaca y sigues golpeándome!

—¿Quién te ha dicho que bebas el día antes de entrar a la escuela? —le repliqué, cruzándome de brazos, notando lo cansado que se veía.

—¡Soy tu hermano mayor! —dijo, en tono indignado, mientras caminábamos hacia la puerta de la escuela.

Lo observé, viendo cómo se alejaba de mí.

Admito que la escuela era diferente a las anteriores en las que había estado, y aunque no me sentía completamente a gusto, no estaba tan mal para ser la primera y última vez que pisaba un lugar así. Había algo en el aire, una mezcla de incertidumbre y posibilidad.

Caminé hacia el comedor con mi bandeja de comida, sujetándola con algo más de fuerza de lo necesario. Los estudiantes estaban reunidos, algunos conocidos, otros no. Finalmente, logré encontrar a Jackson, Fynn y Cam, pero algo me detuvo en seco.

Un chico bajito con gafas se acercó, su sonrisa tímida no logró disimular lo nervioso que estaba. Mis ojos se entrecerraron, porque sabía exactamente qué venía.

—Yo... este... yo... —empezó a tartamudear, ajustándose las gafas mientras se veía invadido por la presión de todas las miradas que se dirigían hacia él.

Mi paciencia, que ya estaba al límite, no tardó mucho en ceder. ¿En serio? ¿Enfrentarme a una escena incómoda en público?

—No —dije rápidamente, sin pensarlo mucho, para que el chico no siguiera con su show.

Él levantó la vista, completamente sorprendido por mi respuesta. Las risas se esparcieron por todo el comedor. Yo, por mi parte, no entendía por qué todos se tomaban todo tan en serio.

—P-pero no he dicho nada —se disculpó, sus mejillas se pusieron tan rojas que probablemente podrían haber sido confundidas con tomates.

Las risas aumentaron, pero para ser honesta, ya no me importaba. Era su problema, no el mío.

—Lo siento, no estoy disponible, ni tampoco me interesas —me encogí de hombros, sin ganas de hacer más de una escena. — Ten un buen día y adiós.

Seguí caminando, ignorando la avalancha de murmullos que me rodeaban, y me dirigí hacia donde estaban Jackson, Fynn y Cam. Jackson solo negó con la cabeza, mientras que Fynn tenía una sonrisa burlona pegada a su rostro.

Pero antes de llegar a mi destino, otro chico apareció de la nada, interrumpiendo mis pensamientos. ¿Qué rayos estaba pasando hoy? ¿Era una fiesta de hormonas o qué?

Este nuevo chico parecía ser parte del equipo escolar, llevaba el uniforme con orgullo, como si fuera su carta de presentación.



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Editado: 11.12.2024

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