50 millones de cosas que odio de ti

CAPÍTULO 9

A L I S O N C A M P B E L L

Puede que mi novio me dijera tantas cosas que me quedaría corta, puede que haya pasado dos horas hablando de sus sentimientos y cómo se siente al respecto de la situación de que su novia esté viviendo con tres hombres, mi hermano no cuenta, ¿o si?

Coop no era especialmente el chico posesivo-celoso o eso era lo que me había demostrado en nuestros dos años de relación. Tal vez me gusta porque siempre me ha tratado bien y ha estado para mí cuando más lo necesito y esa simple atracción puede convertirse en algo mucho más que amigos.

Jackson estaba apoyado en el respaldo de la silla con una cerveza. Fui directo a la nevera ignorándolo mientras él me miraba fijamente.

—Que noche —murmuró al ver mi rostro con una mueca.

—¿Y tu novia?—inquirí. Saqué un chocolate y de inmediato me lo lleve a la boca.

—No es mi novia.

—¿Entonces quieres llevartela a la cama y nunca más volver a verla?—mi sonrisa creció —, ya sabía yo que eras ese tipo de chicos.

—¿Siempre has sido así?—inquirió poniendo los ojos en blanco.

—¿Hermosa? ¿linda? ¿especial? Supongo que si.

—Denigrante, intensa, mala hierba —puso una mueca.

Nos miramos fijamente a los ojos como si estuviéramos a punto de sacar una pistola. En este caso mi única opción era lanzarle la chocolatina a la cara.

—Sobrepasas los límites de pesada —dijo y yo solo pude comer un trozo de mi chocolatina lentamente—, ¿no es difícil?

Por mi mueca supo al instante que no sabía a qué se refería.

—¿Sabes que? Olvidalo, mala hierba nunca muere aunque te diga mil veces la pregunta.

—¿Siempre eres así?—está vez pregunté, Jackson solo se me miró esperando a que continuara —, tan mal trato con las chicas.

—Tu no eres una chica —me acusó con un dedo acusador.

Me ofendí. Tal vez si lo hubiera dicho menos descuidado no habría ido directo al ego.

—¿A poco tengo un...?—empecé.

—No —me cortó alarmado —. Nunca dejas que la persona termine de hablar. Como sea, lo que quiero decir es que en el fondo eres una chica, pero una muy pesada, que no merece ser tratada bien por mí.

—Que idiota, no en realidad no eres eso, eres mucho peor —hice una pausa y le di otro mordisco —. Eres un cretino. Jackson cretino.

—¿Tienes deseo de morir?—espetó de golpe, dejó la lata de cerveza de golpe dejando que se derramara y el gas empezaba a subir.

Observe como el gas se derramaba y Jackson sin reaccionar, solo me miraba como si fuese la cosa más fea del mundo.

—¿Te vas a beber la cerveza, cretino?

—Primera advertencia en llamarme de esa forma, princesa —advirtió, sus ojos estaban brillando de la ira.

—Si dejas de decir esa palabra también lo haré —me enderece con toda la seguridad que tenía.

—Trato hecho —accedió y tendió su mano —, ¿pacto?

Mire de reojo con sospecha su mano,—Hecho —le estreche la mano con más fuerza.

Él me apretó aún más y yo hice lo mismo.

—Suéltame —dijo con un tono de advertencia, me dolía pero quería ganar esta batalla.

—Tú suelta —le contradecí y volví apretar.

—Alison —me apretó.

—Jackson —lo devolví.

—Deja de ser un crío.

—Mira quien lo dice —me espetó y volvió apretar haciendo que pusiera una mueca de dolor —, lo dice la niña que tiene una habitación rosa.

—Eso fue del idiota de mi hermano —me defendí y volví apretar —, odio el rosa, es tan repugnante que cada vez que estoy en esa habitación me dan náuseas.

—Entonces vete.

—Lárgate tú, cretino.

—¿En qué habíamos quedado, princesa?

—¡Solo cállate, Jackson!—me solté bruscamente de su mano como pude.

—¿Por qué demonios me gritas?—preguntó con una mueca, en realidad era su cara.

Mal chiste.

—Porque... porque —tartamudeé, Jackson solo mostró su sonrisa arrogante —, porque eres muy odioso.

—¿Ahora soy odioso?—se burló.

Resoplé,—Eres un cretino, odioso, mala leche y... y...

Bueno me había quedado sin palabras para insultarlo, creo que con tres estaba bien.

¿Cierto conciencia?

Maldita loca deja de hablar contigo misma.

¿Verdad? Solo haré lo que diga mi corazón.

—¿Y?—siguió con la sonrisa —, ¿qué tan mala leche soy?

—Una muy cortada.

—Gracias —se apresuró a decir.

—¡No es un cumplido, Jackson!—le espeté. Con un rostro orgulloso empecé a caminar a las escaleras pero antes habló.

—No podemos seguir haciendo esto, Alison —su voz repentinamente preocupada hizo que me detuviera y me girará lentamente.

Me permití verlo de espaldas y vaya que su figura estaba marcada.

Ejem, señorita.

—Oh, ¿has decidido que me vas a pedir perdón por todo lo que me has hecho pasar?—le dije en un tono burlón.

Jackson se giró en la silla dejando su cerveza a un lado, su rostro serio demostraba que estaba hablando de algo importante.

Puse los ojos en blanco sin poderlo evitar.

¡Nunca soy seria en los momentos importantes, okay!

—Que no podemos seguir discutiendo y dejar que insultes a Frodo cada vez que quieres.

—Espera un momento —lo detuve con los ojos muy abiertos —, ¿Quién es Frodo?

—¡Mi perro!—exclamó.

—No hay necesidad de gritar —le puse mala cara por gritarme —. ¿Entonces tu punto es que...?

—Que hagamos un trato de llevarnos bien —me completó con una pequeña sonrisa.

—¿Y porque haría eso?—dije a la defensiva —, no me interesas, no estoy interesada en nada que tenga que ver contigo, Jackson.

Deja vu, gracias Axel.

—Créeme que yo tampoco, pero esto es por mi bienestar emocional. En estos últimos meses hay muchos suicidios de personas que detestan la vida y tú tienes aspecto de hacer que la persona quiera acabar con su miserable existencia con solo verte.

—Creo que vi una ventana por ese lado —le señalé —. Solo tienes que respirar hondo y lanzarte, nadie te va a extrañar.



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Editado: 11.12.2024

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